El atrio de la Catedral de Lugo, patrimonio de la humanidad, apareció este jueves con unos pequeños agujeros en las losas del suelo que sirvieron para colocar cartelería, vallas y otro material para el arranque de la vuelta ciclista ‘O Gran Camiño’, que patrocinan varias administraciones públicas.
El deán de la Catedral, Mario Vázquez, avanza a Europa Press que el Obispado estudia reclamar los daños hechos en este espacio privado que, si bien está abierto al público, fue invadido para esta prueba sin que «ninguna institución» pidiese permiso ni comunicase «nada».
Los responsables de la Catedral se encontraron el jueves por la mañana con todo montado sin tener conocimiento de ello. En ese momento, se les preguntó a los responsables del montaje si tenían autorización y «dijeron que no». De hecho, el deán recuerda que lo habitual es que se presente una solicitud por escrito para que el Obispado permita el empleo de este espacio «con condiciones».
Posteriormente, una vez realizados los agujeros –al parecer, con un taladro– «pidieron perdón». «Pero el daño ya está hecho», señala el deán. Hasta el momento, lo que han hecho ha sido levantar acta de lo ocurrido y hacer fotos, para posteriormente evaluar si reclaman daños ante las administraciones competentes.
«No queremos conflicto con nadie, pero hay que proteger el patrimonio y para eso estamos trabajando con las instituciones», subraya Vázquez, quien recuerda, precisamente, que el suelo del atrio de la Catedral de Lugo fue restaurado el año pasado.
Fuentes de la Xunta consultadas por Europa Press confirman que el Obispado ya se puso en contacto con la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural para comunicarle lo ocurrido. Posteriormente, la Administración autonómica prevé abrir «diligencias informativas».
El atrio de la Basílica de Lugo sirvió como escenario de arranque de la carrera ciclista ‘O Gran Camiño’. El evento está patrocinado por la Xunta y el Xacobeo, además de otras empresas e instituciones, entre ellas las cuatro diputaciones provinciales gallegas. También cuenta con la colaboración del Gobierno de España y, en el caso de la salida, del Ayuntamiento de Lugo.