El grupo ‘Novos Medios’ de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) ha publicado un estudio sobre la cobertura mediática del crimen de Samuel Luiz que refleja como el debate público de este caso estuvo dominado por la desinformación y la participación de actores no periodísticos, lo que provocó «la difusión de contenidos falsos, engañosos y sesgados».
Un equipo investigador de la facultad de Ciencias da Comunicación ha analizado la conversación pública en las redes sociales y el papel de los ‘fact-checkers’ después del asesinato de Samuel Luiz, un caso con una gran repercusión en la sociedad en general.
La «rápida» repercusión general que adoptó este «evento de carácter local» fue lo que motivó a los investigadores a comprender, explicar y responder a esta realidad próxima que se ha visto atravesada por un fenómeno global, «la desinformación».
Los profesores de la USC y autores del artículo ‘Misinformation on trial: Media coverage of a murder, public conversation and fact-checking’, Jorge Vázquez, María Cruz Negreira y Xosé López, han explicado que este «clima de desinformación» se produjo como consecuencia de «tratarse de un crimen de odio», la «politización del caso» y la intervención de «diferentes actores notables».
Unos «actores no periodísticos», como pueden ser figuras políticas, el círculo de la víctima o colectivos, que tuvieron una «gran influencia» en el debate público producido durante los siguientes días en las redes sociales, «tendiendo a la simplificación del discurso».
MÁS DE 750.000 TUITS
En primer lugar, los investigadores analizaron la cobertura de este dramático evento y de los avances de la investigación durante el secreto de sumario, en un medio local y uno estatal, comparando sus encuadres informativos.
En el segundo paso de la investigación se abordó la conversación en Twitter, en la que analizaron y visualizaron en gráficos «algo más de 750.000 tuits». De esta forma ahondaron en los mensajes más difundidos para identificar las líneas discursivas y constatar la polarización, «muy evidente cuando hay una posición político-ideológica», aseguran los investigadores.
El tercer paso consistió en el estudio del rol de los verificadores en el debate público, además de identificar y caracterizar los desórdenes informativos. El artículo demuestra que se encontraron evidencias de «falso contexto, contenido engañoso y manipulado, así como la intervención de medios partidistas».
Las conclusiones del grupo ‘Novos Medios’ demuestran que este casoi ejemplifica la «compleja interrelación» entre diferentes actores, en un contexto en el que hasta los «eventos más trágicos» generan «marcos interpretativos de la realidad en un clima polarizado».