Un equipo de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) ha publicado un estudio que estima que las colonias de aves marinas pueden reunir anualmente hasta 100 toneladas de materiales tóxicos a través de sus excrementos.
Concretamente, podrían depositar cerca de 40 toneladas de cadmio, más de 35 de mercurio y 27 toneladas de plomo. Una cantidad que, según el equipo de trabajo, representa una magnitud «relevante» por su capacidad de influencia en los ciclos geoquímicos del planeta.
El coordinador de la Rede de Estacións Biolóxicas da USC e investigador del Centro Interdisciplinar de Investigación en Tecnologías Ambientales (Cretus), Xosé Lois Otero Pérez, ha destacado la relevancia de los resultados obtenidos, puesto que estos procesos «aumentan drásticamente» las concentraciones de nutrientes y elementos tóxicos en suelos, agua, plantas y atmósfera.
Además, los resultados de este estudio han aproximado que las aves que más contribuyen a esta acumulación de tóxicos son el arao común, ciertas especies de cuervo marino, el pingüino o el alcatraz.
Así, debido a la alta concentración de aves marinas y de mayor tamaño, como es el caso de los pingüinos, la Antártida y los archipiélagos cercanos contienen el 80% de la cantidad total de los metales tóxicos depositados en el mundo.
EL EQUIPO DE TRABAJO
El proyecto, liderado por investigadores del Departamento de Edafoloxía e Química Agrícola da Estación de Bioloxía Mariña da Graña, que pertenece a la Rede de Estación Biolóxicas da USC-Rebusc, ha sido publicado este viernes en la revista Scientific Reports, del grupo Nature.
A lo largo del estudio, el equipo ha tenido en cuenta tanto trabajos previos como la información de organizaciones internacionales como BirdLife International, según la cual estiman que la población total de aves marinas en el mundo está alrededor de los mil millones.