La seca del embalse de Belesar ha dejado a la vista las ruinas del viejo pueblo de Portomarín, que fue sepultado por la presa en la década de los sesenta del pasado siglo aunque muchas de las edificaciones fueron trasladadas a la actual ubicación.
El alcalde de este municipio, Pablo Rivas, ha constatado que «el viejo Portomarín está al descubierto por el bajo caudal que trae el embalse de Belesar, que está muy bajo».
Tan bajo de agua está que aunque «en verano el caudal es siempre bajo», el alcalde de Portomarín ha advertido de que se llevan «ya un par de años en que esta bajada del caudal es muy considerble».
Rivas ha apelado al «impacto negativo» de este escenario y ha puesto el acento en los problemas con que se pueden topar «con actividades que se desarrollan en el embalse».
También considera contraproducente esta situación «a nivel ecológico, que puede ser muy perjudicial para el Río Miño, y en cuanto a actividades en el río y el impacto económico para el ayuntamiento».
El alcalde de Portomarín ha puntualizado que «el suministro de agua» en el municipio está «garantizado». «Porque no tenemos la captación del embalse, pero en otros puntos del río sí que podría verse afectado ese suministro», ha concluido Pablo Rivas.