Los sindicatos Comisiones Obreras y UGT han recogido firmas este miércoles en la Praza da Peregrina de Pontevedra para denunciar el «abandono» del servicio postal público ante el «desmantelamiento» de Correos.
La iniciativa, que incluye el reparto de octavillas y la celebración de asambleas explicativas, se enmarca en una campaña para «salvar» este servicio «del desguace y el abandono».
Según han denunciado, Correos ha visto recortada su financiación un 50% en los últimos años lo que se refleja en el cierre de oficinas, centros de reparto, supresión de puestos en el ámbito rural o recorte de los horarios de atención a la ciudadanía, que han repercutido en la «pérdida de calidad y regularidad del reparto a domicilio».
Además, los sindicatos han señalado que Correos ha incrementado las tarifas postales «de forma desproporcionada y continuada los últimos años», lo que afecta especialmente a productos postales públicos del servicio universal, que sufren las pequeñas y medianas empresas, los comercios y sobre todo las capas de la sociedad con menos recursos económicos.
CC.OO. y UGT han incidido especialmente en el recorte de más de 7.000 puestos de trabajo en tres años y advierten del objetivo de recortar otros 8.000 más y llegar a casi 20.000 puestos precarios a tiempo parcial (un 40% del total de la plantilla) antes de 2025.
Estos sindicatos han anunciado movilizaciones durante el mes de mayo con la vista puesta en una huelga convocada para los días 1, 2 y 3 de junio en la que reclamarán al Gobierno la «paralización del plan de desmantelamiento antes de que sea irreversible».
Los sindicatos convocantes ya están organizando un operativo con autobuses para viajar a Madrid en la primera jornada de la huelga con la intención de concentrarse frente al Congreso.
El secretario provincial de CC.OO. Correos, Eusebio Cousillas, responsabiliza de esta situación al presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, que tras cuatro años desde su llegada ha implementado un modelo logístico que «se ha demostrado totalmente fracasado» y ha generado «el mayor agujero económico de la historia de Correos, una ruptura total del diálogo social que nunca había existido y unos niveles de desánimo y frustración de la plantilla sin parangón».