El rey Felipe VI tiene desde este martes sellada su credencial de peregrino del Camino de Santiago, que ha recibido en el cuartel de la Guardia Civil en la localidad luguesa de Sarria, punto de partida para cubrir la distancia mínima que se necesita para obtener la ‘Compostela’, acreditación de atestigua la realización de la Ruta Jacobea.
Más de un siglo después, un monarca español ha regresado a Sarria. Felipe VI ha conocido este martes la localidad que sus bisabuelos Alfonso XIII y Victoria Eugenia visitaron en 1912 con motivo de su desplazamiento a Ferrol para asistir a la botadura del acorazado ‘España’.
El motivo de la visita de su majestad ha sido conocer el cuartel de la Guardia Civil en Sarria, donde ha sido guiado por una muestra de los equipos y herramientas que forman parte del dispositivo especial de vigilancia que desplega el Instituto Armado en los Caminos de Santiago, que este año celebran el segundo año Xacobeo tras la prórroga concedida por la Santa Sede.
Felipe VI aterrizó en helicóptero a la hora prevista, las 11,00 horas de la mañana, para dirigirse al puesto de la Guardia Civil, donde aguardaban su llegada centenares de personas, muchos de ellos niños y adolescentes, además de autoridades como el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; la directora de la Benemérita, María Gámez, y el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones.
Recibido con vítores y aplausos, el monarca, vestido con el traje del Ejército de Tierra, se ha detenido durante más de diez minutos a saludar a los congregados a las puertas del cuartel sarriano, en torno al que se habilitó un importante dispositivo de seguridad. Antes de ingresar en las instalaciones, el rey firmó autógrafos y recogió algunos regalos de manos de los grupos de escolares presentes en la localidad luguesa.
Ya en el recinto, Felipe VI pasó revista a un grupo de agentes, acto protocolario que se cerró con el himno de España. Esto dio paso a la visita al puesto de la Benemérita, iniciado con un encuentro entre las autoridades y los mandos del cuartel. Mientras esto ocurría, la lluvia hizo acto de presencia en Sarria, lo que no desanimó a centenares de personas para aguantar hasta el final y despedir al monarca.
VIGILANCIA EN EL CAMINO
Ya con el resto de autoridades sumadas a la comitiva, como el vicepresidente primero de la Xunta, Alfonso Rueda; el presidente del Parlamento gallego, Miguel Ángel Santalices, el alcalde de Sarria, Claudio Garrido, o el presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé; el rey ha sido guiado por una muestra de los elementos que forman parte del dispositivo especial de vigilancia que la Guardia Civil lleva a cabo en los Caminos de Santiago.
Así, ha podido conocer las motos, elementos disuasorios o los equipos tecnológicos –como drones o herramientas de última generación del equipo contra los delitos informáticos– que la Guardia Civil emplea para velar por la seguridad de los caminantes que realizan las Rutas Jacobeas.
Además, Felipe VI, quien desde 2018 ostenta la distinción de primer embajador vitalicio del Camino de Santiago, recibió una credencial de peregrino en la que fue impuesto un sello conmemorativo con la fecha de este 26 de abril, además de otro cuño que, a partir de ahora, será el que se estampe a los caminantes que acudan a los cuarteles de la Guardia Civil.
El colofón al recorrido por la exposición ha sido el saludo del monarca a varios agentes, con los que ha mantenido una breve conversación telemática desde una carpa instalada en el interior de la casa cuartel.
Cumplidas las dos horas de la visita, en torno a las 13,15 horas, Felipe VI abandonó las instalaciones, donde todavía aguardaban centenares de personas para despedir al segundo monarca que visita Sarria en 110 años.