Los tres miembros electivos del Consello de Contas –Anxo Ramón Calvo Silvosa, a propuesta del BNG; y José Antonio Redondo López (que cumple seis años en el cargo) Tomás Pérez Vidal, a propuesta del PPdeG– han jurado sus cargos tras ser designados por el Parlamento de Galicia el pasado mes de noviembre.
Lo hacen con la misión, en palabras del jefe del Legislativo autonómico, Miguel Santalices, de llevar a cabo un «esfuerzo didáctico» para dar a conocer a los ciudadanos que la gestión política «está sometida a una fiscalización doble», por un lado la intervención previa y, por otro, la posterior por parte del Consello de Contas y el Tribunal de Cuentas –en función del ámbito competencial, este último estatal–.
Con esto, ha dicho Santalices, ha pedido que el Consello se «esfuerce a dar a conocer este trabajo, para que la ciudadanía sea consciente de que sus impuestos están en buenas manos, se gestionan con rigor y conforme a la ley, sin atajos de ningún tipo, como debe de ser», ha concluido el presidente del Parlamento autonómico, en un acto en el que ha estado el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.
Asimismo, ha recordado que todos los miembros que acaban de ser elegidos «asumen la obligación de velar por el interés general, con independencia de la militancia previa», puesto que «por encima de una y otra sigla, está el interés general de Galicia» y «con ese objetivo acaban de ser investidos».
En su intervención, Calvo Silvosa ha manifestado el «gran honor» de asumir esta «gran responsabilidad» con el Parlamento y, por ende, la sociedad gallega, y ha afirmado que toda su «actuación siempre irá» destinada a «la mejora de los poderes públicos». «Trabajaré a destajo como órgano de control, con total independencia», ha dicho, para que los informes de fiscalización «sigan siendo elementos útiles», más allá del cumplimento meramente «formal» de las obligaciones.
Pérez Vidal ha expresado la «emoción» por pasar a formar parte de esta institución creada al abrigo del Estatuto de Autonomía, unos inicios de la Galicia autonómica de la que él formó parte, presidiendo incluso la institución que ahora lo ha elegido, y de la que fue miembro cuatro legislaturas.
«Si la emoción es grande, el compromiso ha de ser mayor», ha proclamado, antes de comprometer todo su «trabajo y esfuerzo» con esta institución. «Siempre es un honor servir a Galicia», ha remarcado.
Por su parte, Redondo ha destacado sus más de seis años como conselleiro maior del órgano fiscalizador, ha sentido el «orgullo» de que, en estos «tiempos tan complejos» los parlamentarios se hayan puesto de acuerdo, demostrando que «no es tan difícil cuando debe primar el interés general».
Además, ha destacado los retos conseguidos, como la aprobación de la declaración institución de compromiso ético, la apertura de un canal de denuncias y la aprobación del plan de riesgos de gestión, entre otras actuaciones en los últimos años.