La Consellería de Medio Ambiente ha dado luz verde al informe de impacto ambiental de un proyecto experimental para el cultivo en batea de vieiras, zamburiñas y voandeira en la ría de Arousa (Pontevedra). A partir del segundo año de vida, prevé una producción anual de entre 16,6 y 18,5 toneladas.
Este proyecto, impulsado por la empresa Monroa SL, se llevará a cabo en dos singulares bateas de estructura articulada de polietileno en O Grove, en una zona dedicada, principalmente, al cultivo de mejillón.
De tal forma, estas bateas especiales cuentan unas argollas con un sistema de jaulas metálicas. Por un lado, habrá una batea con jaulas con bandejas de cultivo ensambladas para el prengorde de semilla con capacidad de ocho o 12 unidades. La otra batea será en la que se realice el engorde final.
El sistema de cultivo que se prevé probar usará linternas –con malla de monofilamento– para la captación de semilla en el medio natural. En caso de ser necesario, no se descarta el abastecimiento de semilla en criaderos autorizados.
La producción que se obtenga de vieira se comercializará previa depuración y evisceración en una planta autorizada.
SIN IMPACTO SIGNIFICATIVO
El hecho de que estas bateas se encuentren en Red Natura, debido a que está en los límites de una Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA), provoca una serie de recomendaciones a tener en cuenta, si bien el expediente concluye que «no son previsibles efectos significativos sobre el medio ambiente».
A este respecto, la Dirección General de la Costa y el Mar –dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica– llama la atención sobre la necesidad de que se incluya una evaluación de los posibles efectos en el cambio climático.
En este sentido, la Dirección General de Biodiversidad avisa de que este cultivo de pectínidos, «tal y como reconoce el promotor, puede ocasionar afecciones a aves marinas que utilizan la ZEPA, pero también puede tener efectos sobre los cetáceos y tortugas marinas que atraviesan sus aguas».
Esas posibles afecciones para la fauna pasan por: la posible introducción de materia orgánica al medio marino, con un incremento de la turbidez del agua; la atracción de animales en busca de alimento; el tránsito de embarcaciones que incrementan el riesgo de colisión con cetáceos y tortugas; así como la contaminación marina por los residuos generados. Con todo, este organismo descarta una «afección negativa significativa sobre los valores naturales».
Sobre este extremo, la Dirección Xeral de Pesca apunta que «no existirán vertidos ni residuos orgánicos significativos al medio marino derivadas de la actividad».
Entre otras condiciones que marcan las administraciones, se fija una revisión periódica de las bateas, controles de la calidad del agua y hacer labores periódicas de limpieza.
Por todo ello, la directora xeral de Calidade Ambiental, María Sagrario Pérez, resuelve aprobar el informe del impacto ambiental simplificado.