Representantes de la hostelería de Galicia reconocen que el nuevo protocolo para bares, restaurantes y cafeterías, que acaba de superar su primer fin de semana en vigor, todavía genera «dudas» en el sector, que «tampoco está entusiasmado» con las medidas porque «no facilita el trabajo».
El plan de ‘hostelería segura’ que se implantó el pasado miércoles permite, como principal novedad, la apertura de los locales en toda Galicia con independencia de la situación epidemiológica de cada municipio. Ahora, los establecimientos se dividen en dos tipos –más un tercero, de seguridad, que activan las autoridades sanitarias si se agrava la situación epidemiológica– en función de las medidas que cumplan.
Así, los locales de tipo uno tienen las siguientes condiciones y requisitos: interior al 50%, exterior al 75% de aforo; distancia de 1,5 metros entre mesas, exposición pública de aforos, medidor de CO2 con notificaciones como máximo cada 4 horas; mascarillas quirúrgicas para el personal; y dos horas de formación de protocolos covid para el personal.
Mientras tanto, los locales del tipo dos, con mayores exigencias, pueden abrir al 75% el interior y al 100% las terrazas, pero deben contar con un medidor de CO2 que haga anotaciones constantes. También disponen de mascarillas FFP2 para el personal que lo requiera, ofrecen a sus trabajadores pruebas diagnósticas cada siete u ocho días y los restaurantes hace un registro de clientes. En esta tipología, además, las barras de los bares pueden emplearse de forma individual o con un máximo de dos personas por grupo siempre que sean convivientes; y la distancia de 1,5 metros debe ser no solo entre mesas, sino también clientes.
«La impresión es de que seguimos haciendo vida normal, entre comillas», asegura el presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra (Feprohos), César Ballesteros, quien explica, tras el primer fin de semana en vigor del protocolo, que su organización recibe «muchas llamadas» de asociados «consultando dudas».
El sector todavía se está «adaptando poco a poco» a unas directrices «tampoco está entusiasmado», advierte Ballesteros, consultado por Europa Press. Y es que estas normas «obligan a tener unos procedimientos a mayores» que antes no había, como la formación de los trabajadores y la realización de pruebas, a pesar de que la pandemia «está a la baja».
En este sentido, el presidente de la federación de Pontevedra pone de ejemplo a la Comunidad de Madrid, donde «se están haciendo aperturas sin ningún tipo de limitaciones».
«NO IMPLICA UN AUMENTO REAL DE CLIENTES»
Por parte de la Asociación Hostelería Compostela, uno de sus directivos, Avelino Martínez, critica que el protocolo «ni facilita más aforos» ni «facilita el trabajo»: «No implica un aumento real del número de clientes que cogen en el local».
Según afirma, «la mayoría» de los establecimientos, «a pesar de poder utilizar la barra», pueden atender ahora a «menos comensales» debido a las exigencias de distancia. Eso sí, Martínez, que regenta el restaurante O Dezaseis en Santiago, reconoce que sí facilitó «pequeños detalles» como la ampliación a ocho personas de máximo por mesa.
«La capacidad real del local no me varió, pero sí tengo un mayor aprovechamiento del espacio y ahora estamos más cerca de poder alcanzar el 50 por ciento real», explica.
Con todo, el directivo de la Asociación Hostelería Compostela considera que se debería seguir avanzando en la relajación de medidas, «sobre todo con el nivel de vacunación que hay». También Martínez se fija en Madrid y lamenta que «cada autonomía tiene sus restricciones», porque hay responsables de locales que «están teniendo enfrentamientos» con algunos clientes que llegan a Galicia desde otras comunidades con medidas más laxas.
UN PLAN «MENOS MALO»
Frente a las ciertas críticas al plan de ‘hostelería segura’ que entró en vigor la semana pasada, el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Ourense, Ovidio Fernández, destaca que se trata de un sistema «más viable» y «menos malo», aunque sí reconoce que trabajar con él «no es excesivamente satisfactorio».
«¿Son las medidas un poco más exigentes? Sí, en el aspecto sanitario sí lo son, pero tenemos que comprender que lo que queremos es que la epidemia nos abandone y nos deje trabajar», explica a Europa Press.
Ovidio Fernández apuesta por que el sector vaya «escalando posiciones» hacia la normalidad, aunque admite que, mientras continúe la pandemia, «seguirá habiendo un problema de salud» y unas directrices que no todos los empresarios acogerán «con el mismo grado de satisfacción».
CERTIFICADO COVID
Otro de los asuntos que ocupa a los hosteleros es la posible reimplantación del certificado covid para acceder a los locales, una vez el Tribunal Supremo ratificó la obligatoriedad de esta medida a pesar de la negativa del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).
Al respecto, el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería e Turismo de Lugo (APEHL), Cheché Real, vuelve a apremiar a la Xunta a que lo implante: «Desde un principio apostamos por el certificado covid, porque es lo más sencillo en estos momentos».
«Es una cuestión de sentido común», subraya, al tiempo que acusa al TSXG de «sentenciar contra criterios científicos, médicos y contra los criterios de los epidemiólogos». «Estaba viendo lo de Canarias –la erupción del volcán en La Palma– y estaba pensando que sería surrealista si también para desalojar a la gente hay que pedirle permiso al Supremo», apostilla.
Real insiste en que el certificado covid es más «práctico» ahora que «más del 80 por ciento de la gente está vacunada». «No sé lo que decidirá finalmente la Xunta, pero esto ya se está implantando en todas las comunidades autónomas y en el mundo. Prácticamente toda Europa trabaja ya con el certificado covid», concluye.
UN «REVULSIVO» PARA EL OCIO NOCTURNO
Sobre esta misma medida, que será estudiada de nuevo por el comité clínico de Sanidade, el presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra considera que sería «el revulsivo que necesita el ocio nocturno» para poder abrir, porque garantiza que quienes entran en los locales «no estén contagiados o es muy difícil que estén contagiados».
Eso sí, César Ballesteros aboga por que, si se implanta, el ocio nocturno no debería tener «ningún inconveniente» en operar «sin limitaciones» ni de horarios ni de aforos.
Por parte de la Asociación Hostelería Compostela, Avelino Martínez también aboga por implantar el certificado covid para que los negocios –también restaurantes– se puedan certificar como «sitios seguros» y tiendan «casi a una total normalidad». Y, aunque se muestra a favor, advierte que «no todo el mundo tiene la predisposición» a enseñarlo, por lo que genera en el personal «una situación poco agradable».
Asimismo, el presidente de la federación ourensana, Ovidio Fernández, valora que la implantación de esta herramienta generaría «un grado de confianza muy grande» para que la gente entre en los negocios, sobre todo en el ocio nocturno. Y es que, durante el poco tiempo que operó en agosto, estuvo «funcionando muy bien».
Así, tras la resolución del Supremo, confía en que «la voluntad de la Administración» sea volver a implantarlo pronto.