Galicia vivió durante la pasada madrugada la primera noche de fin de semana con los establecimientos de ocio nocturno reabiertos después de casi un año. Así, según los datos recabados por Europa Press, más allá de la identificación de botellones, principalmente en A Coruña y Vigo, el mayor problema se dio a las puertas de los establecimientos a la hora del cierre, con aglomeraciones que motivaron la intervención de los agentes de la Policía Local.
En todo caso, muchos de los negocios de la hostelería nocturna mantuvieron la verja bajada en la segunda noche en la que podían reabrir sus puertas, la primera en fin de semana. Así lo apunta el presidente de Galicia de Noite y propietario de la sala herculina Pelícano, Luis Diz, que, no obstante, extrae un balance positivo de la primera noche.
«La gente tiene miedo a que si abren, la semana que viene tengan que cerrar. Quieren ser conservadores», ha manifestado Diz, en declaraciones a Europa Press este sábado, en las que ha resaltado que el empeoramiento de los datos epidemiológicos de estos días se debe a los «desfases» de las pasadas semanas «por aglomeraciones en las calles».
La normalidad, más allá de intervenciones puntuales para disolver botellones, marcó la madrugada en la práctica totalidad de la geografía gallega. Con todo, A Coruña fue la triste protagonista de la noche tras la muerte de un joven de 24 años fallecido, presuntamente, a manos de un grupo de personas que le propinó una paliza. El caso está siendo investigado.
Asimismo, los efectivos de la Policía Local de A Coruña tuvieron que intervenir en siete ocasiones para disolver concentraciones registradas a las puertas de los establecimientos nocturnos tras su cierre.
Este mismo problema se dio también en Vigo y en Santiago. En la capital gallega, según fuentes municipales, la noche transcurrió sin incidentes destacables más allá de la concentración disuelta por la policía municipal a la salida de una discoteca del Ensanche.
En Vigo, el mayor problema se produjo en la plaza de la Estrella, donde efectivos de la Policía Local y la Nacional tuvieron que desalojar a un grupo de personas que realizaba botellón.
Sobre la situación en la ciudad olívica se pronunció el vicepresidente primero de la Xunta, Alfonso Rueda, durante un acto celebrado precisamente en la urbe viguesa. Allí, resaltó que «se evitaron muchos» botellones y que otros «tuvieron que ser disueltos».
En este sentido, ha aprovechado para recalcar el mensaje de que los botellones en la vía pública están prohibidos y la gente que participa en ellos se expone a multas de entre 200 y 300 euros.
«La mejor forma de protegernos todos es que se disfrute de un ocio ordenado y responsable», ha incidido el ‘dos’ de la Xunta, que ha advertido que estas concentraciones «son una fuente de contagios» que suponen un «grave problema», como, dice, evidencia lo ocurrido con el macrobrote de Mallorca.
CACEROLADA EN PONTEVEDRA
La excepción a la recuperación de la vida nocturna en ciudades y pueblos gallegos es el área de influencia de Pontevedra y otros municipios en los que las restricciones por la situación sanitaria son más elevadas.
En la capital pontevedresa recibieron el cierre de los establecimientos nocturnos a las 00,00 horas con una cacerolada para expresar su malestar con una medida que llegó «con solo 24 horas de antelación».
Así lo ha manifestado, en declaraciones a Europa Press este sábado, el propietario del club The Groove House, Carlos Sierra, que decidió convocar a sus clientes por redes sociales para que apoyasen al sector en sus reivindicaciones.
Pasada la madrugada, agentes de la Guardia Civil recorrieron los locales para informar de las nuevas medidas en vigor con la advertencia de que, a partir de la noche del sabádo, comenzarán a formular denuncias que, en el caso de no seguir las restricciones, podrían derivar en la clausura del negocio.