La Federación de Farmacias de Galicia (Fefga) considera «inviable» el decreto para la preparación y entrega de sistemas personalizados de dosificación en las boticas. Entre otros aspectos, incide en que «no se puede conseguir la trazabilidad del medicamento, ni asumir las exigencias de espacio, ni los costes para su implantación».
Así lo ha señalado en un comunicado de prensa tras analizar el proyecto de decreto para la preparación y entrega de sistemas personalizados de dosificación en las oficinas de farmacia de Galicia. «Si bien podemos compartir lo positivo del proyecto, entendemos que el planteamiento no es el adecuado», añade la Fefga.
Al respecto, las farmacias gallegas apuntan «varias cuestiones que pueden hacer inviable el proyecto», lo que determinará que la mayor parte de las boticas gallegas, sostiene, «no puedan llevarlo a la práctica, aunque pudieran tener interés en ello».
Consideran que «no se lograría la pretendida trazabilidad de los medicamentos porque los sistemas personalizados de dosificación (SPD) no permite conocer el lote concreto al que pertenece el medicamento dispensado», lo que, añade, «impedirá al paciente medio, en caso de alerta sanitaria, tener conocimiento directo de qué medicamento se trata».
«En cuanto a los requisitos de espacio, equipamiento y flujos de trabajo, entendemos que la pretendida configuración espacial del decreto proyectado excede de la normativa de aplicación», ha indicado la Fefga.
Asimismo, la Fefga apela a «replantearse este aspecto», ya que «la oficina media de farmacia que quisiese plantearse la preparación y entrega de medicamentos mediante SPD no podría cumplir con los requisitos de división del espacio por zonas (zona de atención farmacéutica, zona de almacenamiento de medicamentos para SPD, zona de preparación de SPD, zona de archivo de documentación)».
Por ello, considera que estas exigencias «pueden implicar dejar sin servicio efectivo muchas zonas donde las farmacias, por razones de imposibilidad material, no puedan cumplir con estas divisiones de espacio». «Todos los ciudadanos de estas zonas quedarían desatendidos al menos en cuanto al sistema a implantar, porque las farmacias, aunque quisieran, no tienen posibilidad real de acomodarse a una norma excesivamente rigorista», abunda.
Así, considera que el objetivo de cargar todo el medicamento que se dispense a un paciente en una caja individual «va a dificultar el sistema hasta el punto de hacerlo inasumible». «Porque no se tiene en cuenta las posibilidades reales de los distintos tamaños de farmacias y las complejidades técnicas de los sistemas de dispensación robotizados», agrega.
FORMACIÓN
Además, considera que el personal farmacéutico «está ya absolutamente capacitado» para implementar este sistema «sin necesidad de tener que recibir una formación específica» como se requiere en el documento.
«En definitiva, la formación prevista para obtener una nueva acreditación supone un obstáculo más a la instauración de este sistema y no sirve realmente para da mayor seguridad y garantías a los usuarios de los SPD», lamenta la Fefga.
Sobre el coste resaltan que resulta «inviable la asunción personal de los diferentes titulares de oficina de farmacia» y, del mismo modo, «no parece posible que se sufrague a través de los colegios», matiza, pues ello «conllevaría que finalmente sean los propios farmacéuticos titulares quienes asuman el coste de un servicio que a todas luces es público», apostilla.
En conclusión, para la Fefga «la norma a aprobar deberá contemplar el coste del servicio, la forma en que pueda costearse y el impacto económico que tendrá en las farmacias de calle la imposibilidad de cumplimiento de la norma, en muchos casos».
Finalmente, demanda que «se proceda a replantearse la totalidad del proyecto para ajustarlo a las verdaderas necesidades y posibilidades de todos los que voluntariamente quisieran implantar los SPD» y, añade, «subsidiariamente sirvan para que con anterioridad a la aprobación del decreto se modifiquen los aspectos mencionados para hacer más viable dicha implantación».