Un primer avance de un estudio realizado por los investigadores adscritos al grupo de Macroeconomía y Salud de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidade de A Coruña (UDC) Bruno Casal y Berta Rivera ha constatado un aumento del consumo de drogas en periodos de incremento del desempleo.
En concreto, los investigadores analizan el impacto de la crisis derivada de la pandemia en el consumo de drogas en los países del ámbito de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según ha detallado la universidad. Así, se busca prever la evolución del consumo ligado a la recesión asociada a la crisis actual para diseñar y poner en marcha actuaciones en el ámbito de la salud con el objetivo de minimizar su impacto.
De este modo, los investigadores analizan si aumenta el consumo de sustancias estupefacientes durante un periodo de recesión económica debido a aspectos asociados al estrés vinculado a la situación y a cambios en la utilidad del tiempo o si se reduce debido a la disminución de la renta disponible. El estudio contempla las drogas ilegales, la edad de los potenciales consumidores y el consumo asociado a cada tipo de sustancia.
Un primer avance del trabajo que se lleva a cabo señala que en periodos de crisis se incrementan los patrones de consumo más intensos y las sobredosis entre los mayores de 35 años, lo que puede relacionarse con el consumo de opioides, en especial la inyección de heroína o de varias drogas. Mientras, entre los menores de 35 años se observa un aumento significativo del consumo de cannabis.
Por tanto, se detecta un aumento del consumo de cocaína y cannabis entre la franja de mayor edad y la población más joven, respectivamente, durante las recesiones. El mayor incremento en el consumo de drogas se observa entre los adolescentes y los adultos jóvenes, en la franja comprendida entre los 15 y los 34 años. Asimismo, se ha detectado un mayor impacto de la recesión en el consumo de drogas de consumidores habituales que en el de los ocasionales.
Adicionalmente, los investigadores han comprobado que en periodos de dificultades económicas se incrementan las personas dispuestas a producir, traficar o vender drogas ilícitas, lo que aumenta en las posibilidades de acceso a las mismas.