Galicia, como el resto del Estado, estrena este martes los nuevos límites de velocidad en zonas urbanas, que se reducen con carácter general a un máximo de 30 kilómetros por hora que, incluso, pueden ser rebajados en determinadas por los ayuntamientos a 20 kilómetros por hora.

Ese es el caso del campus universitario de Santiago de Compostela, donde a partir de este martes los vehículos no podrán circular a más de 20 kilómetros hora. Precisamente ese ha sido el lugar elegido para presentar estos cambios en las velocidades, que nacen con el objetivo de reducir la siniestralidad y la mortalidad en las zonas urbanas.

Y es que, según ha explicado la jefa provincial de la DGT en la provincia de A Coruña, Victoria Gómez Dobarro, entre el 60 y el 65 por ciento de los fallecidos en zonas urbanas a lo largo de los últimos años fueron por atropellos, unos siniestros en los que la velocidad es un factor clave en las consecuencias para la víctima.

Así, los estudios de la Dirección General de Tráfico apuntan a que la probabilidad de que un atropello tenga como resultado la muerte del peatón en impactos a 50 kilómetros por hora se sitúa en el 90 por ciento, mientras que en velocidades por debajo de los 30 kilómetros por hora, la posibilidad desciende al 10 por ciento.

«Esta es una razón más que suficiente para implantar estas limitaciones», ha incidido Gómez Dobarro, acompañada en Santiago por la subdelegada del Gobierno en A Coruña, Pilar López-Rioboo, y el concejal de Movilidad y Seguridad Ciudadana, Gonzalo Muíños.

El edil compostelano ha recordado que a lo largo de los últimos años los gobiernos municipales de la capital gallega han ido implantando distintas medidas para reducir la velocidad de circulación en las calles de la zona urbana de Santiago, que desde el año 2014 no registra fallecidos por atropello en los límites de la ciudad.

La última de estas acciones, que entra en funcionamiento junto con los nuevos límites de circulación instaurados por la DGT en consonancia con las demandas de la Federación Española de Municipios y Provincias, es la reducción a 20 km/h de la velocidad máxima en el Campus Vida, una zona «de paseo, con muchos estudiantes, guarderías e instalaciones», según ha explicado Muíños, quien ha añadido que llevar esta limitación a zonas escolares se encuentra también en fase de estudio.

En este sentido, el concejal ha señalado que el objetivo es mantener la ciudad sin accidentes mortales por atropellos y que, para ello, se ponen sobre la mesa medidas como la instalación de pasos elevados o los «radares educativos» que, según Muíños, «dan buen resultado» y que, en defenitiva, persiguen que los vecinos que usan el coche lo hagan a menor velocidad.

«LABOR PEDAGÓGICA»

«No sólo hay que concienciar, hay que convencer», resume la responsable de la DGT en A Coruña, que ha puesto énfasis en que, además de las medidas punitivas (desde 100 euros de multa a 600 euros y seis puntos del carné), también es preciso que los ayuntamientos desarrollen una «labor pedagógica» entre sus vecinos para fomentar espacios más seguros para los usuarios vulnerables, como peatones o ciclistas.

«Está constatado con estudios técnicos que (bajar la velocidad) disminuye las víctimas mortales», ha remarcado la subdelegada del Gobierno en la provincia coruñesa, que ha recordado que el nuevo código de velocidades surge de una petición de la FEMP para bajar los límites en zonas urbanas.