El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha advertido este miércoles en la presentación de la exposición ‘Unha Galicia mellor: 40 anos do Estatuto de Autonomía de Galicia’, que los gallegos «siguen vigilantes, con argumentos y razones, ante las posibles asimetrías autonómicas».
El líder del Ejecutivo gallego ha estado acompañado por el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Ángel Santalices; y por el alcalde de Santiago de Compostela, Xosé Sánchez Bugallo; así como por comisarios de la muestra. Entre otras personalidades, ha destacado expresamente la presencia en el acto y la contribución de Camilo Nogueira y Víctor Manuel Vázquez Portomeñe.
La muestra, que puede visitarse en el Museo do Pobo Galego –en el Convento de Santo Domingo de Bonaval–, recorre los 40 años de vida del Estatuto y expone en 21 paneles –cedidos por diferentes instituciones como el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC)–, los avances de la comunidad gallega en aspectos tan diferentes como economía, cultura e infraestructuras, entre otros, mediante carteles, datos y estadísticas, desde la publicación en el BOE del documento autonómico, tal día como hoy –28 de abril– de 1981.
«Unos dicen que es pequeño, otros que es peligroso y amplio, pero la exposición demuestra que el Estatuto cambió Galicia completamente, material y anímicamente. Es un arma que nos permitió competir, y, en muchas ocasiones, ganar», ha reivindicado el presidente la Xunta, para lo que ha citado algunos de los hechos incluidos en la exposición.
«No hay un solo dato que nos deje indiferente. Hace 40 años Galicia era una de las comunidades más pobres de España, y ahora cuenta con un PIB per cápita que supera el 93% de la media estatal y una renta media que llega al 91%, además de pasar de disponer de 86 kilómetros de autovías a 1.398 kilómetros, o haber duplicado el número de hospitales, de 14 a 28», ha explicado Feijóo.
«RESPUESTA SIN CONFLICTOS NI SOBERBIA»
En palabras del presidente, el Estatuto es «un punto de encuentro, un motor de avance y, en definitiva, una historia de éxito» de todos los gallegos. «Cabemos todos. Los que pretenden romper con todo y rechazan lo conseguido, ese es un camino que lleva al fracaso», ha recalcado Núñez Feijóo.
El líder del Ejecutivo ha hecho hincapié, además, en que es «perfectamente posible vivir en armonía, respetando lo que se hizo antes, siendo conscientes del pasado» para así «mejorar» el futuro. «Los momentos difíciles que atravesamos no invalidan la fuerza del Estatuto, sino que refuerzan su valía.
Ante las asimetrías autonómicas, mal llamadas «federales», basadas en privilegios, el pueblo gallego respondió con serenidad», ha insistido el presidente, que ha destacado además la energía de una sociedad que «recuperó su identidad sin conflictos» y «sin mostrar menosprecio y soberbia hacia otros territorios».
El Estatuto, «el arma jurídica más potente de Galicia», según la ha definido el propio Feijóo, «no es un instrumento mágico, sino algo real» que el presidente ha achacado, en parte, a la «cabezonería» de la sociedad gallega que tuvo que luchar por dejar atrás los tópicos de que «Galicia significaba atraso».
Núñez Feijóo también ha agradecido a todos los políticos, pensadores y demás impulsores tanto del Estatuto de 1981 como del anteproyecto para la autonomía de Galicia de 1936 –el Estatuto dos 16–, que consiguiesen «darle voz, armar y organizar, las inquietudes de un pueblo», más allá de pensamientos políticos y personales.
En este punto han coincidido todos los presentes, que han agradecido y valorado que «personas de muy diferentes ideologías priorizasen el interés general de Galicia y encontrasen puntos de acuerdo con los que reivindicar el país».
Vázquez Portomeñe ha calificado de «privilegio» recordar algunos de los momentos «inolvidables del devenir del país» y «retransmitírselo a los que vienen detrás», pese a ser «un camino largo y dificultoso». Además, el político gallego ha reivindicado algunos de los momentos clave en la aprobación del texto, como fue el proyecto por la autonomía liderado por los alcaldes gallegos justo antes de la Guerra Civil y cuyo espíritu «está en el Estatuto actual, se quiera o no se quiera».
«NO DEBE HABER DOS ESPAÑAS»
El alcalde de Santiago ha destacado «los momentos de dificultad», como el denominado ‘café para todos’ –«que se intentó implantar entre 1977 y 1979»–, a los que se enfrentó el pueblo gallego, y como éste respondió «movilizándose por sus derechos». Unas libertades conseguidas tras el proceso de transición democrática de 1978, sobre cuyas críticas el regidor compostelano ha invitado a reflexionar.
«Son dos países completamente distintos, solo hay que ver dónde estábamos en aquellos años y dónde estamos ahora. Exposiciones como estas nos muestran unos avances que son innegables», ha afirmado el regidor compostelano.
El presidente del Parlamento gallego se ha pronunciado también a este respecto, calificando el proceso como «ejemplar». «Pasamos de un centralismo total a una de las mayores autonomías de Europa, con una armonía en Galicia que no se ha producido ni se produce en otros territorios», ha subrayado Santalices.
«No debemos recordar las vicisitudes pasadas y olvidadas», ha instado Portomeñe, que respecto al clima actual sobre la transición de 1978, ha pedido recuperar el espíritu de «concordia» que caracterizó a la transición y al propio Estatuto. «En aquel momento entendimos que debíamos basarnos en el consenso, y no echar en cara la historia; no pisar a media España con la otra media. No debe haber dos Españas, debe haber sólo una, la de la concordia», ha explicado el político gallego.
REIVINDICACIÓN DE LA HISTORIA PROPIA
El presidente de la Cámara gallega también ha agradecido a los comisarios la reivindicación de los orígenes de la autonomía gallega con una exposición, «más necesaria que nunca, dado el manto de niebla que se ha extendido sobre las nuevas generaciones, que desconocen todos los acontecimientos que tuvieron lugar en esos años, así como el éxito de la transición y la autonomía».
Un triunfo que, según ha remarcado Santalices, fue posible gracias a personajes con un «enorme talento y talante negociador, así como unas marcadas convicciones democráticas al servicio de Galicia».
«Los galleguistas que soñaban con el Estatuto buscaban modelos fuera a los que parecerse, y ahora Galicia es nuestro propio modelo, tanto para nosotros como para otros países con las mismas aspiraciones», ha indicado el presidente gallego, un modelo que «los gallegos del siglo XXI vigilan para poder seguir siendo protagonistas de sí mismos», tal y como han convenido todos los asistentes.