El embarazo es para muchas mujeres una de las experiencias más importantes de su vida, pero también uno de los momentos más duros y «angustiosos» a los que probablemente se vayan a enfrentar, como así lo recuerdan las matronas consultadas. Por eso, durante toda la pandemia las embarazadas han mostrado su preocupación por no poder estar acompañadas en pruebas como las ecografías, algunos de los momentos clave en el embarazo para conocer la buena evolución.
En enero de 2021 se consolidó en el Diario Oficial de Galicia su derecho a estar acompañadas, pero las gestantes que acudían diariamente al Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) han visto cercenado este derecho en base a la «arbitrariedad», como han denunciado en distintos foros, ya que no en todos los casos recibían el acompañamiento de sus parejas, pese a que eran sus convivientes –y las limitaciones de reunión o permanencia con personas en ningún caso se ha restringido para los convivientes durante la pandemia en ningún ámbito–.
Esta situación llevó a que, con el DOG en la mano, varias embarazadas presentasen quejas por escrito en el Hospital Clínico e incluso recurrieron a la Valedora do Pobo, que intercedió en este caso. La Gerencia del área se escuda en la existencia de unas obras de acondicionamiento que, cuatro meses después de la entrada en vigor del DOG que avala el acompañamiento, permitirá, desde el lunes, que las gestantes acudan siempre acompañadas.
«Las embarazadas, pese a ser un grupo especialmente vulnerable, han sido las grandes olvidadas de esta crisis sanitaria, se han sentido solas», ha afirmado María Porto, responsable del grupo de Facebook ‘Embarazadas Galicia’, «una comunidad creada para que estas mujeres tengan un sitio en el que desahogarse y compartir experiencias».
Esta incertidumbre se ha extendido a todos los aspectos que conlleva un embarazo –también en cuanto a la educación maternal–, pero ha repercutido sobre todo en la atención en consulta y en lo que respecta a la presencia de acompañantes en las ecografías.
DENUNCIAS EN EL CHUS
Muchas gestantes han denunciado que, en casos concretos como el del Hospital Clínico de Santiago (CHUS), no se les ha permitido pasar acompañadas a las ecografías, a pesar de normativas oficiales y recomendaciones que así lo permitían, lo cual la gerencia ha justificado «por obras de acondicionamiento de las salas para la protección ante la covid-19».
«Entiendo que hay que defenderse de la covid-19, que entraña unos riesgos, pero durante todo el embarazo he tenido la sensación de que se han excusado en la pandemia para muchas cosas», ha indicado una de las gestantes. Una afirmación en la que han coincidido varias mujeres consultadas por Europa Press.
«Me quedé embarazada a finales de 2019 y, en cuanto empezó todo esto, prohibieron a mi marido entrar conmigo a las ecografías. Entró a la primera, y no volvió a pasar hasta que le detectaron al feto una anomalía. Con un embarazo de riesgo, estuve yendo al hospital todos los meses, después cada 15 días, sola», ha explicado esta mujer atendida en el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña.
«Lo peor», tanto para ella como para su marido, era la arbitrariedad. «Cada ginecólogo hacía un poco lo que quería. Mientras mi marido protestaba porque no le dejaban pasar, veíamos como en la sala de al lado sí entraba la pareja».
EL DOG PERMITE ACOMPAÑANTE
La prohibición «aleatoria» de acudir acompañada a las ecografías ha sido la tónica habitual durante toda la pandemia, incluso, según han confirmado algunas gestantes, tras la publicación del DOG del 26 de enero de 2021 en el que se autorizaba «la presencia por usuario/a en el caso de menores, mayores dependientes o mujeres gestantes».
«Una compañera de trabajo me preguntó si era normal que no dejasen pasar a su pareja a las ecografías, a lo que yo contesté que ella ya no debería tener ese problema porque ya se había publicado el DOG, no como en mi caso, que acudí sola a todas. Me dijo que aún apelando a la orden, había tenido que entrar sola», comenta otra gestante, esta vez del Clínico de Santiago.
«Yo lo viví sola. Cuando empezó todo esto me quedaban las últimas consultas y no dejaron pasar a mi acompañante nunca», corrobora otra mujer que dio a luz en abril de 2020 en el hospital do Salnés. «Lo peor era la incertidumbre. Los protocolos iban cambiando día a día, según el médico que te tocase, y no nos decían nada», insiste.
El Hospital Clínico de Santiago, por su parte, ha achacado dicha «aleatoriedad» a las diferencias entre instalaciones y a las obras que en ellas se han estado realizando para garantizar la máxima comodidad y seguridad de los pacientes. «Las obras de acondicionamiento finalizarán este fin de semana. A partir de ese momento, todos los acompañantes podrán entrar a las consultas y ecografías», ha confirmado fuentes del CHUS a Europa Press.
«De manera centralizada el Sergas publica unas recomendaciones que, al final, no dejan de ser eso, recomendaciones. Cada área sanitaria las aplica a su manera, según lo que ellos consideran conveniente», señala la presidenta de AGAM y matrona en el hospital do Salnés, Isabel Abel. «Ahora mismo no habría motivo para prohibir la presencia de acompañantes, pero en muchos sitios siguen sin dejarles, y no sabemos los motivos».
«RESTRICCIONES POR SEGURIDAD»
Desde AGAM animan a todas las gestantes que se hayan enfrentado a una situación así a reclamar ante el Sergas y el Valedor do Pobo. En el área sanitaria de Santiago, una embarazada de 17 semanas sí interpuso quejas. «Tras interponer sendas reclamaciones, recibí dos cartas ‘tipo’ en las que me decían que aceptaban la reclamación y que investigarían el caso», indicó.
Tan solo una semana después, esta mujer volvió a reclamar al hospital que su marido no pudiese acompañarla en las pruebas que le realizan al feto para detectar posibles enfermedades o malformaciones. «Volví a recibir la misma carta tipo», señala.
La Valedora do Pobo ha confirmado que investigan las denuncias presentadas por las embarazadas y ha remitido la respuesta oficial ofrecida por la Consellería de Sanidade, que achaca «las prohibiciones puntuales en centros concretos» a problemas con las medidas de seguridad sanitarias, como el aforo y el espacio interpersonal.
Con todo, esta situación ha provocado que cada vez más mujeres opten por acudir a ginecólogos privados, donde los acompañantes sí han podido entrar en todas las consultas, han explicado. Además, según indica Abel, también ha repercutido en el llamado ‘turismo obstétrico’, es decir, ser asistida en el hospital cuya atención prefiera la gestante, y no en el que le tocaría por residencia.