El Sindicato de Enfermería (Satse) ha reivindicado, con motivo del Día Mundial de la Salud, que el gasto sanitario público se aumente en lo que queda de legislatura hasta el 10 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) para poder reforzar el Sistema Nacional de Salud (SNS) con «los recursos humanos y medios suficientes que garanticen una atención sanitaria segura y de calidad en circunstancias normales, y también cuando se produce una crisis sanitaria como la actual de COVID-19».
«Dado que, después de años de recortes indiscriminados, seguimos teniendo un gasto sanitario público que ni siquiera llega al 7 por ciento del PIB, consideramos vital que vaya incrementándose de manera paulatina hasta alcanzar el 10 por ciento en 2023 y, de esta manera, igualarnos con lo que ya destinan otros países de nuestro entorno desde hace muchos años», señalan en un comunicado.
La organización sindical recalca que la «cada vez menor» financiación pública del sistema sanitario le ha llevado a «una situación de grave deterioro estructural, que se ha evidenciado sin paliativos a la hora de enfrentarse a la pandemia al no disponer de los recursos humanos y medios necesarios para atender y cuidar a las personas afectadas por el virus y al conjunto de pacientes y ciudadanía con otras enfermedades o problemas de salud».
En lo que respecta a los enfermeros y fisioterapeutas, SATSE incide en que parte del incremento del gasto sanitario público «debe destinarse a reforzar las actuales plantillas de estos profesionales en los distintos servicios de salud y, de esta manera, ir resolviendo de manera progresiva el déficit histórico y estructural que sufre nuestro país y que lo sitúa a la cola de Europa».
Asimismo, el Sindicato de Enfermería señala que ha de establecerse una mayor financiación pública para «acabar con la precariedad laboral y temporalidad estructural que sufre el personal sanitario, especialmente los enfermeros y fisioterapeutas, con porcentajes que llegan hasta el 40 por ciento total de las plantillas en algunas comunidades autónomas, lo cual es absolutamente inaceptable».
«La principal lección que nos debe dejar la pandemia de COVID-19 es que necesitamos una sanidad pública fuerte y debidamente financiada para afrontar cualquier situación que ponga en riesgo, ya sea de manera colectiva o individual, la salud y calidad de vida de todos y todas, lo cual a fecha de hoy continúa sin resolverse. Seguimos con un sistema sanitario que evidencia importantes déficits que le hacen vulnerable, incluso, en situaciones de cierta normalidad», concluyen desde la organización sindical.