Luis Fraga, exsenador del PP y sobrino del fundador del fundador del partido Manuel Fraga, ha reconocido este lunes que recibió dos pagos de 3.000 y 6.000 euros que aparecen en los conocidos como ‘papeles de Bárcenas’, pero los ha atribuido a «compensación de gastos electorales» de un dinero que él adelantó en campañas en las que se presentó como candidato al Senado.
Así lo ha dicho en su declaración como testigo en el juicio que celebra la Audiencia Nacional por el presunto pago de la reforma de la sede nacional del PP con dinero de la caja ‘b’. A preguntas del fiscal Anticorrupción Antonio Romeral, Fraga ha explicado que estas entregas de dinero no tenían como objetivo en ningún caso «irse de vacaciones» ni eran «sobresueldos», sino que se trataba de cantidades que había puesto de su «bolsillo».
De hecho, ha apuntado que es algo «muy normal» en un partido y que ya había hecho uso de este sistema durante su etapa como responsable del Departamento de españoles residentes en el extranjero y que el dinero se lo devolvía el cajero del partido.
No obstante, ha apuntado que en las dos ocasiones en las que aparecen en la contabilidad paralela del partido no entregó ningún recibo y ha asegurado que el entonces tesorero Álvaro Lapuerta y el gerente Luis Bárcenas le entregaron lo que él había calculado que se había gastado, aunque seguramente habría sido «mucho más».
Así, preguntado si le sorprendió que Bárcenas anotara en una «libreta» estas entregas, ha respondido que no, porque es una persona «muy metódica», al igual que tampoco le llamó la atención que se lo dieran en billetes, ya que se trata de dinero «legal». En cualquier caso ha dicho que ese detalle es lo de menos, «como si lo ponen en un pergamino, en un manuscrito de valor incalculable del siglo VIII o en papel de váter».
LOS ‘PAPELES DE SOTO’
De este modo, Fraga ha defendido que el extesorero del PP Luis Bárcenas, a quien le une amistad y comparte afición por el alpinismo, es una persona muy «metódica» y tiene todo apuntado por lo que le «merece toda la credibilidad».
Tanto, ha dicho, que el extesorero incluso ha llevado las cuentas de todos los libros que se ha leído estando en prisión, denominando estas anotaciones como los «Papeles de Soto». Según ha explicado Fraga, son «cinco o seis hojas manuscritas» en las que aparecen «personas más importantes», en alusión a autores como Homero, Virgilio, Shakespeare o Conrad.
El exsenador del PP ha esquivado la mayoría de las preguntas hechas por las acusaciones y defensas, diciendo que no tiene conocimiento de la contabilidad del partido porque le «aburren» los temas económicos o argumentando que la memoria «no es un desván donde podamos dejar una lavadora de los años 50» o «periódicos viejos».
De este modo, también ha descartado saber cómo se nutrían las cuentas en Suiza de Bárcenas, con quien ha compartido negocios. Se ha limitado a definir al extesorero como un «genio de la bolsa» o un «hombre de negocios» y a repetir que él no ha visto ni «los papeles de Génova –en referencia a la caja ‘b’ del PP–, ni los de Suiza, ni los de Kuala Lumpur. Solo me ha enseñado los de Soto que son los que me interesa».
Con todo ello, preguntado por el abogado del PP, Jesús Santos, si sabe por qué Bárcenas se encuentra en prisión cumpliendo una condena de 29 años de prisión por la primera época de la trama Gürtel, Fraga ha afirmado que el extesorero es un «chivo expiatorio» y atribuye la culpa de que se esté celebrando un juicio por la presunta caja ‘b’ al «sistema que da demasiado poder a los poderes políticos».
«Mientras eso no cambie seguiremos teniendo fenómenos como éste», ha añadido, apuntando que en España no ocurre como en Estados Unidos donde los candidatos reciben donativos que quedan reflejados en un registro público. «El sistema de financiación de los partidos políticos es inadecuado y tenemos un sistema en el que los partidos tienen demasiado poder (…) Y no tenemos el contrapeso de un Parlamento fuerte», ha indicado el exsenador.
AYUDA PARA DIFUNDIR LA AMPLIACIÓN DE CAPITAL EN LIBERTAD DIGITAL
Otro de los testigos en la séptima sesión del juicio que celebra la Audiencia Nacional ha sido el expresidente de Libertad Digital, Alberto Recarte, quien ha explicado que en 2004 se reunió con el exsecretario general del PP Ángel Acebes, con el expresidente del Gobierno José María Aznar y con la expresidenta de la Comunidad de Madrid y exlíder de los ‘populares’ madrileños Esperanza Aguirre para pedirles que difundieran que el grupo de comunicación afrontaría una ampliación de capital y buscaban gente para comprar acciones.
Según ha dicho, los encuentros tenían como objetivo exponerles el proyecto «ideológico» de Libertad Digital y buscar empresarios o potenciales inversores con «ideología liberal conservadora» para que adquirieran participaciones y así no tener que depender de los créditos bancarios.
En este sentido, Recarte ha precisado que tampoco querían depender del partido, sino que acudieron a la formación política porque compartían ideología. «El objetivo era tener fondos propios, no estar endeudados con nadie», ha apostillado.
Con todo ello, ha asegurado que no conocía la identidad de las personas que suscribieron acciones, ni siquiera la del extesorero del PP Álvaro Lapuerta, quien le llamó para negociar su venta; y que jamás adquirió ningún compromiso con el PP.
Así se lo hizo saber a Bárcenas cuando le llamó requiriendo que Libertad Digital recomprara las acciones que un grupo de personas habían adquirido previamente, ha recordado.
SUPUESTOS DONANTES
En la sesión de este lunes también estaba previsto que comparecieran como testigos dos empresarios que aparecen como donante en los denominados ‘papeles de Bárcenas’. Uno de ellos, Adolfo Sánchez García, miembro de la Asociación Catalana de Constructores de Obras Públicas y presidente de la Fundación Española de la Tartamudez, no ha podido declarar por causa de la covid-19.
La otra empresaria es Pilar Pulido, si bien la testigo que ha declarado, ha apuntado que Bárcenas debía estar refiriéndose a otra persona porque ella era administrativa de varias empresas que se presentaban a licitaciones del Ministerio de Medio Ambiente o Fomento, pero no tenía ninguna relación con «grandes personalidades».
Para apuntalar esta afirmación, por un lado, Pulido ha dicho que sus jefes eran personas que tenían «bastante manía a la gente del PP» e instaba a votar a «socialistas o al Partido Comunista» porque eran los que «les daban trabajo». Por otro, que el sector al que se dedicaba era «muy machista», ya que todas las relaciones con la Administración se encargaban a ingenieros de caminos y en ningún caso a una administrativa y mujer.
Aún así, ha apuntado que uno de los ingenieros que trabajaba para la empresa trató de reunirse con el director general de Medio Ambiente y que no le recibieron en el Ministerio porque no tenía la «categoría» para mantener un encuentro.