«Bailar una canción mental de la cual no sabemos el ritmo, ni los cambios y es de velocidad variable». Eso es lo que hacen los artistas en tiempos de pandemia o, al menos, lo que sienten los componentes de Sangre de Muérdago, la banda de folk oscuro fundada por el gallego Pablo Ursusson, desde hace años afincado en Alemania.
En una entrevista con Europa Press, Ursusson (es el nombre artístico de Pablo Caamiña) habla sobre su último álbum, ‘Xuntas’, que es el quinto largo de una discografía que empezó con el homónimo ‘Sangre de muérdago’ (2011) y continuó con ‘Deixádeme Morrer no Bosque’ (2013), ‘O Camiño das Mans Valeiras’ (2015) y ‘Noite’ (2018).
Con él a la guitarra y la zanfona, Asia Kindred al arpa céltica, Georg Börner al niquel arpa y Erik Heimansberg con la flauta travesera y la percusión, el grupo añadió recientemente a Hanna Werth a la viola.
‘Xuntas’ está disponible en la red desde noviembre (puede escucharse en su sitio en la plataforma Bandcamp), pero la banda lamenta que «todo está bastante raro ahí fuera», incluida la recepción de los discos. «Está teniendo una llegada muy accidental pues los retrasos en fábrica son ridículamente largos», explica el cantante y líder del grupo. Precisamente, recibieron el material esta misma semana.
Los efectos del coronavirus implican también ausencia de fechas para volver a los escenarios. El estallido de la covid les pilló en la carretera, justo de camino hacia España y Galicia, pero tuvieron que cancelar multitud de conciertos en marzo del año pasado.
PENSANDO EN EL OTOÑO
Ahora «no hay muchos planes», cuenta Ursusson. «Aparte de un par de conciertos no tenemos nada atado, y en cualquier momento llegan cancelaciones. Ahora mismo seguimos trabajando en otras cosas que no sean el directo y estamos hablando sobre el otoño de cara a tocar más, pero todo es impredecible al fin y al cabo», señala.
De ahí que, en su habitual tono, pausado y reflexivo, el exintegrante de bandas como Ekkaia señala que, en el actual contexto, «un día te alegras por estar lejos de los escenarios por una temporada y al día siguiente te frustras por la misma razón». «Un día escribes una pieza y piensas que es hermosa y al día siguiente piensas que no vale para nada», añade.
Así, sin conciertos a la vista prácticamente, puesto que «en Alemania está toda parado en ese aspecto desde marzo de 2020», Sangre de Muérdago ha hecho en estos meses un ‘streaming’ desde casa de Ursusson, «pero eso ha sido todo».
«A mi me cuesta bastante mantener la presencia de la banda en las redes activa. Lo hago, pero es un esfuerzo adicional. Los conciertos online me parecen de maravilla, pero me lo parecen siempre que sea un complemento y no un sustituto de los conciertos en directo», destaca.
LAS CANCIONES
‘Xuntas’ es un compendio de canciones nacidas antes de la crisis pero que funcionan para combatirla. Cada tema tiene su historia, las cuales relata el libro que acompaña al disco. Así, ‘Cadeliña’ la escribió Pablo Ursusson para su perra Pippi, que murió de cáncer el último día de 2019. Ese año viajaron a Galicia y pasaron dos meses de aventuras. «Fue durante ese tiempo cuando la escribí», recuerda.
La canción que da nombre al disco es un vals que habla «de unidad, de amor al prójimo sin distinción de raza, especie, reino o clase, y de muestras de amor que todo el mundo disfruta tanto al recibir».
‘Unha das peores cousas que escoitei no 2019 foi: «Pedir perdón é un acto de debilidade’ es la tercera pista del álbum, que continúa con ‘Canción de berce’, una nana que habla «de sensaciones intangibles», de instintos y de «cómo confiar en ellos». «De cómo seguir mirando al mundo a través de los ojos del niño que todxs llevamos dentro», apunta.
‘Lonxanía’ es una canción sobre lxs que viven lejos de su tierra «en un exilio involuntario o forzado por la necesidad», una pieza «para todxs lxs inmigrantes y refugiadxs que sueñan con su casa desde la distancia».
A continuación, ‘María Soliña’ es un corto interludio en memoria de todas las mujeres que fueron acusadas y castigadas por brujería a lo largo de la historia, mientras que ‘Coma un bico’ canta a «la belleza en el mundo y en cada unx», una «proyección visual a través de la música y la poesía».
También hay espacio para los clásicos con ‘Foliada de Tenorio’, interpretación para la que Sangre de Muérdago se inspiró en el arreglo de Milladoiro, «para después llevarla un poquito más allá».
‘De néboa e choiva’ es una canción «para todas las mujeres que han sufrido abuso de cualquier tipo, y por extensión también una canción para cualquiera que sufre traumas producidos por otras personas o la sociedad en sí».
Una de las más llamativas es ‘Heavy Mental’, una muiñeira instrumental «inspirada por tiempos duros a nivel emocional», y el disco acaba con ‘Outra nana para os insomnes’. «Si con las otras canciones no fue suficiente, cerramos con una nana tocada íntegramente con una caja musical de 30 notas», explica el líder del grupo. «Un último abrazo que perdure en el tiempo», concluye.