Investigadores de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) trabajan con un tecnología propia en el desarrollo de una vacuna contra la COVID-19 que, según el científico que lidera el proyecto, José Martínez Costas, será «fácil de producir» y «muy barata».
Este proyecto cuenta con apoyo de la línea destinada a combatir y paliar los efectos de la pandemia del programa de micromecenazgo ‘Sumo Valor’ de la universidad, según han detallado fuentes del mismo, y se encuentra liderado por José Martínez Costas desde el Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares (CiQus).
En concreto, el equipo trabaja en el desarrollo de una vacuna contra el SARS-CoV-2 desde el pasado año, para lo que emplea una tecnología propia basada en la utilización de microesferas cargadas con las proteínas adecuadas para cada caso. De este modo, consiguió dos versiones del preparado y detectó que una de ellas era mucho más potente tras realizar pruebas en el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA-INIA) de Madrid, con el que coopera.
Próximamente, se llevarán a cabo los ensayos de seguridad, eficacia y respuesta a anticuerpos en ratones en el centro de investigación alemán Helmholtz. Si los resultados son positivos, se efectuarán pruebas con macacos en el Centro de Investigación Biomédica sobre los Primates (BPRC) de los Países Bajos y se iniciará la tramitación para comenzar los ensayos clínicos en humanos.
TECNOLOGÍA PROPIA
El doctor Martínez Costas ha detallado que existen sistemas limitados en el desarrollo de vacunas a nivel mundial con pequeños aspectos que cambian de unos a otros, pero el equipo de la USC emplea una tecnología propia que ha sido patentada.
«Podemos programar que células de cualquier tipo construyan microesferas de proteína y carguen dentro de ellas cualquier proteína que nos interese, en este caso un antígeno de coronavirus», ha asegurado el investigador, quien ha precisado que estos pequeños globos disponen de «capacidad para estimular el sistema inmune».
Asimismo, ha recalcado que la principal ventaja de la vacuna en la que trabaja «radica en que no se prevé que tenga efectos secundarios adversos» dado que está compuesta solo por proteína y es «más completa que las que ya se aplican». «Nosotros usamos tres proteínas diferentes, es decir, que la vacuna está diseñada para hacer frente a varias proteínas del SARS-CoV-2 y contra varios tipos de respuesta de anticuerpos».
También ha apuntado que «será muy fácil de producir, muy barata y muy estable», así como que podrá conservarse a temperatura ambiente «sin que se alteren sus propiedades».
Tras destacar que «cuantas más maneras haya de atacar al virus, más esperanzador será el futuro», el científico ha asegurado que los resultados de otros laboratorios no influyen en el trabajo del centro de la USC dado este utiliza una metodología diferente. Precisamente, esta tecnología desarrolla cuenta con diversas aplicaciones para vacunas y el tratamiento del cáncer.
FINANCIACIÓN DEL PROYECTO
Este es uno de los diez proyectos financiados a nivel nacional por el Instituto de Salud Carlos III para obtener una vacuna contra el coronavirus. También ha recibido apoyo de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), el Banco Santander, el CSIC y la Comisión Europea.
Además, ha obtenido financiación privada entre la que se incluye una contribución de la empresa Urovesa, y la plataforma de micromecenazgo ‘Sumo Valor’, que corresponde a la Vicerrectoría de Planificación, Tecnologías y Sostenibilidad de la USC y cuenta con colaboración del Consejo Social. Así, empresas y particulares pueden realizar donaciones de cantidades monetarias o bienes por valores de hasta 3.000 euros mediante el portal web de la universidad.