El uso de canales fluviales como desagües para actividades mineras tiene ejemplos en las minas de Touro, San Finx y la de As Pontes, aunque serían muchas más por toda Galicia, según denuncian ecologistas y algunos partidos políticos. De esas prácticas, muchas veces al margen de las diferentes legislaciones, hubo consecuencias como vertidos descontrolados de minerales pesados y otros productos en las aguas de los ríos, dejando como resultado aguas contaminadas y con riesgos directos tanto para la fauna y flora como para las personas. El último ejemplo fue la “ coloración” del agua en el río Eume que obligó al Ayuntamiento de Pontedeume prohibir el consumo de agua de la traída ante posibles riesgos para la salud. Nada más se supo la noticia, las actuaciones oficiales no tardaron en aparecer, pero la pregunta es si servirán para algo y por lo menos, a medio plazo.
LA “ESCOMBRERA”
“El río Eume ha sido una escombrera de residuos durante los cuarenta años de actividad en la mina de As Pontes” dice Fins Eirexas de Adega. El lugar a donde iban a parar presuntamente todos los lodos y desechos de la mina y de la térmica de As Pontes, era el embalse del Eume. Durante décadas el fondo de esta presa se fue colmando con lodos procedentes de la actividad extractiva de lignito pardo, considerado uno de los tipos de carbón con menor poder calorífico.
“Durante todo este tiempo Endesa tuvo bloqueado el desagüe del embalse del Eume, ni lo abrían para mantener el caudal ecológico necesario” señala Xosé Manuel Sardiña, concejal en Cabanas de la plataforma Somos Cabanas. “Existen dos sentencias que obligaban a abrir el embalse, pero cuando la Fiscalía comenzó a investigar, Endesa dijo que abrirlo era un riesgo muy alto”.
“En el resto de embalses del Estado se hace una limpieza de los fondos cada diez años, sobre el caso que hablamos no se ha hecho nunca” destaca Eirexas. La liberación de agua se producía por el canal de suministro para la planta hidroeléctrica, pues ese era el principal aprovechamiento de la reserva de agua, generar electricidad. Finalmente, el embalse fue acopiando lodos que llegaron a crear un “lecho de río seco”, una superficie compuesta de materiales pesados y restos de la quema de lignito. “La empresa fue informada que podía haber materiales peligrosos” dice Eirexas.
¿LA XUNTA SABÍA ALGO?
“La Xunta conocía los riesgos” insiste Eirexas. La cuestión es que en 2011 Endesa quería eliminar los lodos que aterraban el embalse. Para eso pretendía sustituir las válvulas de apertura para soltar por el lecho del río parte de los lodazales acumulados. No obstante, fue en ese momento cuando se avisó del riesgo que corrían tanto el río como el estuario del mismo. Un vertido, aunque fuera mínimo, podría dañar el ecosistema marino, paralizando la actividad marisquera y pesquera en la zona.
Xosé Manuel Sardiña denuncia también que durante diez semanas de 2020, el nivel del Eume estuvo muy por debajo de lo que sería su promedio. Esto, según el concejal cabanés, trajo la expulsión de gases con efecto invernadero mientras Endesa realizaba pruebas en el área para un posible vaciamiento del embalse. “Ese proceso de pruebas no estuvo controlado por la Xunta” quien tiene las competencias en medio ambiente.
Adega denuncia una doble vara de medir desde la Xunta sobre aplicaciones de protocolos medioambientales. Consideran que el gobierno gallego trata con prevendas a las multinacionales y la otras empresas les aplica todo el peso de la legislación actual.
CONSECUENCIAS
El 10 de octubre el Ayuntamiento de Pontedeume prohíbe consumir agua de la planta potabilizadora. Casi que inmediatamente, la Xunta anuncia una inversión de 1´5 millones de euros para la actualización de dicha planta. “En 24 horas teníamos agua apta para el consumo” declara Bernardo Fernández, alcalde de Pontedeume. Esto no impidió que Pontedeume estuviera diez días sin poder consumir agua de su traída. La situación se normalizó el pasado día 20 de octubre.
“Lo que pedimos es que analicen los lodos depositados en el embalse” insiste Fernández, quien también muestra su preocupación ante las consecuencias negativas para los bancos marisqueros y las personas. “Pedimos que Endesa aclare si está retirando lodos o no, porque el problema va a seguir en el río y no sabemos hasta cuando”. De esta manera, el Ayuntamiento presentó sendas denuncias ante la Consellería de Medio Ambiente y el Ministerio de Transición Ecológica.
Otra consecuencia fue que los ayuntamientos próximos al embalse, no querían hacer traída de agua desde la presa del Eume. Todos temían los posibles daños que podría causar el consumo de ese agua. Así, el Ayuntamiento de A Capela, por ejemplo, tuvo que suministrar agua a sus vecinos desde el río Belelle, mediante un sistema de bombeo.
La cuestión para muchos y muchas es llevar adelante la retirada de los lodos del embalse. Una tarea que es deber de Endesa, según Adega. El desconocimiento del volumen de materiales depositados puede estar frenando a Endesa para acometer los trabajos de limpieza. La Xunta podría retirar parte, pero el deber sería de la empresa “por tener la licencia para usar el río”. De momento, el embalse sigue con materiales acumulados durante cuatro décadas.