Distintas entidades promotoras de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente han vuelto a convocar a la sociedad para que este miércoles exprese su preocupación por la «lacra de la precariedad laboral» y por la mejora de las condiciones de trabajo de distintos colectivos afectados, como los inmigrantes, las trabajadoras del hogar o los de algunos servicios esenciales.
La sede de Cáritas en Santiago ha servido de escenario este martes para presentar las actividades con motivo de la Jornada Mundial del Trabajo Decente, que se celebrará este 7 de octubre. Será una conmemoración diferente, dado que la pandemia de covid-19 no permitirá realizar la manifestación que otros años ha tenido lugar en Compostela, ni actos masivos.
Sin embargo, los convocantes animan a toda la sociedad, de forma individual o grupal, a que realice actos para «mantener viva la conciencia de la necesidad de un trabajo decente». Entre estas iniciativas, proponen la descarga desde su web –www.iglesiaporeltrabajodecente.org– de un dorsal con el que ‘moverse por el trabajo decente’, haciendo kilómetros en beneficio de esta causa y difundiéndolo a través de las redes sociales.
ALTAS TASAS DE PRECARIEDAD
La intención, como en años anteriores, es concienciar a los ciudadanos de la situación que viven las personas afectadas por la precariedad laboral, así como «luchar para la erradicación de esta lacra» que «caracteriza el actual sistema de relaciones laborales». «La realidad en la que nos encontramos está visibilizando las consecuncias de un modelo productivo incapaz de generar empleo con alto valor añadido y marcado por altas tasas de precariedad laboral», recoge su manifiesto.
Esta situación, destacan, se ha hecho más patente a raíz de la covid-19, tanto en las condiciones de trabajos esenciales como en colectivos que han quedado fuera de los sistemas de protección social, como es el caso de las personas sin papeles que realizan trabajos irregulares.
«Demasiados empleos considerados esenciales mantienen condiciones laborales tan precarias que, algunas veces, rozan la vulneración de derechos y muchas la imposibilidad de sostenimiento de la vida», destacan los convocantes.
Entre sus reclamaciones está el apostar por «un nuevo sistema productivo» capaz de «generar empleos de alto valor añadido» y que «ponga a la persona en el centro»; así como lograr «el reconocimiento social y laboral de los empleos esenciales» para que sus condiciones sean «dignas».
Del mismo modo, los convocantes exigen reconocer el derecho a la protección social «sin que esté supeditado a la vida laboral» y garantizar que el ingreso mínimo vital «sea una realidad para las personas que lo necesitan, dotando a las instituciones de los recursos necesarios para su gestión».
Finalmente, buscan asegurar la percepción del subsidio extraordinario a las trabajadoras del hogar, que se reconozca su derecho a la prestación por desempleo al igual que el resto de personas trabajadoras.