La Asociación Sectorial Forestal Gallega (Asefoga) ha informado este martes en Ourense de las medidas de adaptación al cambio climático del sector apícola gallego derivadas del proyecto ‘Apicambio’ llevado a cabo en las comunidades autónomas de Galicia y Extremadura con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica.
‘Apicambio’ tiene como objetivo principal «levantar la mirada de los problemas inmediatos de la apicultura y centrarse en la problemática que está suponiendo ya, sin tener que esperar al futuro, el cambio climático», ha explicado el secretario general de Asefoga, Jacobo Feijóo. El trabajo, realizado a partir de una serie de entrevistas a profesionales de la apicultura, recoge en sus conclusiones medidas de adaptación y de mitigación frente al cambio climático.
A modo de introducción, Jacobo Feijóo ha querido destacar que «Ourense cuenta con casi un tercio de los apicultores profesionales de toda Galicia, lo que supone unos 1.000 profesionales censados y alrededor de 70.000 colmenas con una producción muy variable en función de los factores climáticos».
El cambio climático afecta a la apicultura, según ha explicado el apicultor ourensano Xurxo Domínguez. «Un 60% de los apicultores encuestados ya percibe el problema del cambio climático como algo actual y un 95% considera que va a ser un problema grave», ha resaltado.
Asimismo, ha incidido en los problemática a la que se enfrentan los apicultores. «Percibimos el desplazamiento de estaciones, la irregularidad de las lluvias, sequías, desfase de las floraciones y, nos enfrentamos al nuevo problema de la velutina», ha señalado. Lo cual va a derivar en «menos comida para las abejas, menor cantidad de polen, va a contribuir a la debilitación de la colmena y va a aumentar la incidencia de enfermedades».
En base a todos estos datos, han ideado una serie de medidas de adaptación para el sector apícola contra el cambio climático que deben ser implementadas por las administraciones y las organizaciones apícolas y, por otro lado, por los profesionales del sector.
En cuanto a lo que atañe a las administraciones y organizaciones apícolas ha enumerado iniciativas que debieran llevarse a cabo, tales como «preservar el patrimonio genético, incidir en la formación de los apicultores, aportar incentivos fiscales para la apicultura, y promocionar la miel y fomentar su consumo desde edades tempranas, sin olvidarse de la importancia de las subvenciones».
ACCIONES
También se han referido a las medidas que deben implantar los apicultores y, de un modo especial los profesionales. Entre ellas, «la diversificación de productos de la colmena para compensar la pérdida de miel, entre los que destacan el polen, propóleo, reinas».
Otra de las acciones que pueden establecer los apicultores es la «movilidad», es decir, «pequeños desplazamientos entre los colmenares de la misma persona buscando hacer coincidir la explosión de las abejas con esas floraciones que van a variar en el tiempo», han indicado.
Otra de las grandes líneas de acción frente al cambio climático es la intensificación. El empleo de este término equivale a «la alimentación artificial de las colmenas, la reposición de colonias y la sustitución sistemática de reinas», han expuesto. Con todo esto, «tendremos siempre las colmenas más óptimas para la producción», ha explicado Xurxo Domínguez.
En último lugar, el apicultor David Sousa se ha detenido a criticar el hecho de que «en toda Galicia se ha suspendido la investigación sobre la velutina». Al tratarse de una plaga que pone en jaque la economía en muchos sectores, «parece ridículo que exista cero investigación en este aspecto», ha abundado. Por su parte, «la Xunta está financiando medidas poco efectivas y no consensuadas por la comunidad científica como, por ejemplo, el trampeo masivo», ha concluido.