«Durante la pandemia se me ocurrió la idea y empecé a currar en el estudio. Lo hice desde mi página web, para no tener que contar con YouTube ni con pasarelas de pago… Quería una plataforma única». Así explica Tomás Ageitos la creación de A Ponte dos Concertos, una especie de «sala de conciertos online» para tiempos de la COVID-19.

Con este proyecto, Ageitos ofrece al artista, en un mismo paquete, la grabación en un estudio profesional, reproducción en streaming, pasarela de pago y hasta un chat para interactuar con el público.

En un momento en el que proliferaron los directos por streaming de manera gratuita, este ribeirense se lanzó con un proyecto de pago que reivindica la calidad tanto en lo relativo al sonido como en la imagen. Su objetivo: el público más exigente.

Todo surge desde A Ponte, el estudio profesional de grabación que lidera en Santiago desde hace 10 años, en una casa del siglo XIX restaurada con una acústica «muy abierta». Allí, todos los equipos son analógicos y prima la calidad, según explica su promotor, que entre otras dedicaciones también es técnico de sonido de artistas como Xabier Díaz.

«TOQUE DIFERENCIADOR»

Cuenta que cuando se le ocurrió «la idea de los vídeos», durante el confinamiento, empezó con sistemas digitales, pero al tercer o cuarto se pasó a lo analógico y ahora es el único sistema que utiliza, para dar «un toque diferenciador» a los conciertos que escape del HD y los pixels imperantes por redes sociales.

«Lo que ofrezco es una sala de conciertos online, todo en un paquete junto. El artista tiene un montón de servicios juntos, el sonido en un estudio profesional con audio analógico, video analógico con cámaras Betacam que proporcionan un tono más cálido, reproducción en streaming, pasarela propia de pago y un chat interactivo donde el grupo puede interactuar con el público», expone.

El primer concierto online fue el de Paco Nogueiras el 16 de mayo. Y ya van 10: desde Fernando Barroso hasta Chamaquito Pistolas, pasando por Susana Seivane (por duplicado), Margarida Mariño, Udra, Candorka Trío, Bravo & Morales Dúo y Miguel Lamas Quartet.

Todos ellos son grupos «no muy grandes», por lo que las medidas de seguridad frente al Coronavirus en una sala de 95 metros cuadrados son de «fácil» aplicación, mediante la higienización de micrófonos, cascos e in-ears y «sentido común».

Hasta ahora, está funcionando bien, con una media de venta de entre 100 y 120 entradas. «Es un formato nuevo y va a tardar en instaurarse, será progresivo», augura Ageitos.

Resalta que, con el «todo incluido» de A Ponte dos Concertos, él es quien ha hecho más directos en todo el mundo. El precio de las entradas lo define el artista, que se lleva su recaudación íntegra y también se encarga de la promoción.

«Existe una plataforma que engloba la pasarela de pago, el chat y la actuación en directo, pero el grupo lo tiene que hacer en su casa o donde pueda. Aquí está incorporado el estudio de grabación: pagas un alquiler como en una sala de conciertos», señala Tomás Ageitos.

AFORO LIMITADO

En contra de las posibilidades de internet, los directos de A Ponte se dan con un aforo limitado, lo que «le da más valor a la entrada». Fernando Barroso, por ejemplo, sacó 100 y se vendieron «muy rápido». Además, indica Ageitos, «más de la mitad» fueron adquiridas por usuarios de otros países, de Europa y de Asia.

Como luego no se puede volver a ver, la experiencia «tiene lo efímero de un concierto» y con eso también «le das un valor añadido a la entrada».

«La idea sale de estar en casa encerrado, pero ahora, pensándolo, y ojalá se solucione esto pronto, tiene muchas aplicaciones», llama la atención este técnico de sonido.

Así, se refiere a varias posibilidades como enseñarle tu producto a programadores de toda Europa, hacer conciertos para un solo continente o un solo país en los que hables el idioma local, dar masterclass, directos en una boda en la que no cabe la banda…

Dentro de 15 días, sin ir más lejos, su estudio acogerá un concierto de un trío que servirá de examen de fin de carrera de conservatorio. El tribunal lo va a ver desde su casa.

Todo queda grabado y el artista puede escoger un tema para usar para promoción, pero «no más allá de una canción», puesto que, de lo contrario, la entrada del directo perdería su valor.

NUEVA PROGRAMACIÓN EN SEPTIEMBRE

A mediados de septiembre retomará la programación y por el momento Ageitos tiene ya cinco propuestas, con algún nombre más conocido y otro «no tanto».

«Lo bueno es que la sala empieza a hacer su propio público. Un 6-7% de las entradas las compran clientes habituales de la sala, que vienen programe lo que programe. Si consigo subir ese target a un 15-20% ya va a tener más valor venir aquí», llama la atención.

El perfil del asistente a estos conciertos para tiempos de pandemia es el de una persona entre los 30 y los 70 años, no aficionada a las tecnologías. Es «gente que echa de menos la actividad cultural», subraya Tomás Ageitos. «No muy entendidos en redes ni formatos digitales que echan de menos el contenido cultural», incide.

Asume que la experiencia no es la misma. «No es lo mismo, ni un sustituto, es una variante», precisa, al tiempo que opina que el proyecto «funciona cuando los clientes fijos van subiendo». Así, espera que cada concierto de esta sala online vaya «enganchando» a más de ese público que añora la música en directo.