¿Habrá una segunda ola de contagios de Covid-19? Y si es así, ¿cuándo se producirá y cómo será? Los rebrotes que se han registrado en China, Corea del Sur, Alemania o España parecen un aviso de que esa segunda ola tan temida puede golpearnos en cualquier momento. Según un estudio, es “inevitable y llegará pronto”, sin una vacuna contra la enfermedad.
El autor del estudio, en preprint, es Francisco de Castro, del Instituto Agroalimentario y de Biociencias de Belfast (Irlanda del Norte). De Castro tomó como casos de estudio España y Alemania para aplicar un modelaje matemático de epidemias: el modelo epidemiológico SEIR estándar modificado con tasas de transmisión y mortalidad dependientes del tiempo. Los modelos SEIR clasifican a la población en cuatro clases: susceptibles de contagiarse, expuestos al virus, infectados y recuperados.
Se trata de un modelo que la comunidad científica considera que se adapta bien al comportamiento de la epidemia de Covid-19, dado que, en esta enfermedad, además de los susceptibles de ser infectados, los ya infectados y los recuperados, conviene también tener en cuenta a los expuestos, esto es, individuos que portan la enfermedad pero que, al hallarse en su periodo de incubación, no muestran síntomas y aún no pueden infectar a otros.
«Una segunda ola es probablemente inevitable, sin importar cuán gradual o cuidadosamente se levante el confinamiento”, y “con el potencial de ser más grande que la primera”
El investigador justifica que “el hecho de que la tasa de transmisión, en particular, no sea constante, sino que dependa del tiempo, permite que el modelo responda al confinamiento de parte de la población, que es la estrategia más utilizada para controlar o reducir la epidemia”.
Con el modelo ajustado, De Castro simuló la epidemia en España y Alemania después del confinamiento para mostrar la posibilidad de una segunda ola y su amplitud y ritmo potenciales en diferentes escenarios. Además, utilizó el modelo para explorar la opción de confinamiento adaptativo para controlar la segunda ola y las posteriores (el confinamiento adaptativo implica vigilar los ingresos de los enfermos más graves para modular las intervenciones: si los enfermos superan cierto umbral, se debe activar restricciones más exigentes como el confinamiento hasta que el virus vuelva a remitir y se puedan relajar otra vez las medidas).
“El modelo muestra que (en ausencia de una vacuna) una segunda ola es inevitable y llegará pronto, y que una estrategia de confinamiento adaptativo puede ser efectiva para controlarla. El modelo también evidencia que unos pocos días de retraso en el inicio del encierro pueden haber causado un exceso de miles de muertes en España”, afirma De Castro.
¿SE PUDO EVITAR MUERTES?
Sobre esto último, explica que realizó las simulaciones sobre dos escenarios, uno con un umbral para el confinamiento de 3.500 infectados y otro con un umbral de 1.000 contagiados. El primero es aproximadamente el número de infectados que había en España dos días antes de que el Gobierno declarase oficialmente el confinamiento el día 14 de marzo, con la activación del estado de alarma; mientras que el umbral más bajo con el que trabajó, de 1.000 contagiados, se alcanzó aproximadamente cuatro días antes, el 8 de marzo.
El modelo aplicado calcula que si el confinamiento se hubiese aplicado cuatro días antes se podría haber evitado dos tercios de las muertes en España, unas 20.000
“Las diferencias entre los dos escenarios son sorprendentes”, dice De Castro, quien destaca que “las muertes predichas por el modelo alcanzan aproximadamente 30.000 con el umbral más alto (muy cerca del número oficial real), pero solo 9.000 con el más bajo, un tercio del número de muertes [registradas oficialmente]”.
“Por lo tanto, la demora del inicio del confinamiento en solo cuatro días puede haber causado un aumento de dos tercios en las muertes, o 20.000 muertes más”, concluye el investigador, quien cree que “un encierro antes habría reducido este número aún más”.
En este sentido, defiende que “el argumento de que algunas medidas «no se pueden adoptar demasiado pronto» es injustificable si el objetivo es controlar la epidemia y salvar vidas”. Por eso espera que estudios de modelado y análisis como este y otros sirvan para tomar medidas tempranas en la próxima ola y en futuras pandemias.
Porque las simulaciones posconfinamiento realizadas por este científico “muestran claramente que una segunda ola es probablemente inevitable, sin importar cuán gradual o cuidadosamente se levante el confinamiento”, y “con el potencial de ser más grande que la primera”, siendo mayor en el caso español. La razón, explica, “es la gran cantidad de infectados (en su mayoría no detectados) todavía presentes entre la población cuando se inicia el levantamiento de las medidas de confinamiento”.
ESPAÑA PEOR QUE ALEMANIA
Comparando España y Alemania, considera que “la diferencia entre los dos países en el número de infectados cuando se levantó el confinamiento es también la razón de las diferencias en el momento del pico de la segunda ola, que el modelo predice que sucederá mucho antes en España”. “En el mejor de los casos, esta diferencia es de aproximadamente 2,5 meses”, detalla.
Según sus cálculos, España, «en el mejor de los casos, tendría el pico de la segunda ola a finales de julio», mientras que en el escenario más optimista en Alemania se produciría «a principios de octubre».
El estudo predice que el último caso en España manteniendo el confinamiento se registraría a finales de noviembre y en Alemania, a finales de agosto
En base a sus resultados, cree que “para retrasar una segunda ola tanto como sea posible en España, sería necesario prolongar las medidas de confinamiento hasta que el grupo de infectados se haya reducido considerablemente por debajo de su nivel actual”. Sin embargo, reconoce que “probablemente sería inviable prolongarlo hasta la desaparición completa de la enfermedad”.
El modelo predice que el último caso en España manteniendo el confinamiento se registraría a finales de noviembre y en Alemania, a finales de agosto.
Destaca también que “un buen sistema de seguimiento y localización puede ayudar a reducir la amplitud de la segunda onda, pero requeriría una eficacia muy alta”.
CONFINAMIENTO ADAPTADO A LA NUEVA REALIDAD
“Dado que una segunda ola es probablemente inevitable y que no es posible mantener las medidas de confinamiento hasta que la enfermedad desaparezca por completo, se requerirán otras estrategias”, sugiriendo seguir la política de adaptación diseñada por científicos del Imperial College de Londres, colaborador de la Organización Mundial de la Salud en la modelización de enfermedades infecciosas.
Estos investigadores estimaron que la batalla contra el SARS-CoV-2 puede durar entre 12 y 18 meses, mientras no se tenga una vacuna. Los autores analizaron con modelos epidemiológicos las dos principales estrategias contra el coronavirus: la de mitigación, para ralentizar la epidemia, pero no detenerla –aplicada en países como Reino Unido–, y la de supresión de la transmisión, como se ha intentado por ejemplo en España y en Italia, con el confinamiento de toda la población.
“Es factible controlar la epidemia alternando los períodos de confinamiento con otros de no confinamiento”
Estos científicos han recomendado mantener la estrategia de supresión, al menos de manera intermitente, mientras el virus circule entre la población o hasta que haya una vacuna disponible.
“Una estrategia mínima de supresión incluye el distanciamiento social de toda la población (minimizando los contactos cercanos fuera del hogar), combinado con el aislamiento de casos en sus casas y el cierre de escuelas y universidades”, señala el informe. “Para evitar un repunte en la transmisión, estas medidas deben mantenerse hasta que haya suficientes existencias de vacunas disponibles para inmunizar a la población”, subraya.
Respecto a esta estrategia, las simulaciones de Francisco de Castro con el modelo ajustado a España muestran que “es factible controlar la epidemia alternando los períodos de confinamiento con otros de no confinamiento”.