El historiador Xosé Manoel Núñez Seixas ha señalado que «en el proceso de furia y rabia contra el pasado colonial y europeizante pagan justos por pecadores», en referencia al ataque de estatuas y símbolos que se ha extendido por varios países, entre ellos Estados Unidos y España, a raíz de las protestas antirracistas que se han desarrollado en todo el mundo tras la muerte de George Floyd.
Para el historiador, Premio Nacional de Ensayo 2019, los ataques contra estatuas son «un síntoma de un descontento social que busca golpear donde duele y en la dimensión simbólica de muchas sociedades» aunque ha señalado que «desde el punto de vista conmemorativo cada sociedad establece sus patrones y decide qué recuerda y qué olvida».
«Las protestas contra la discriminación racial en Estados Unidos, por los hechos que sucedieron por la brutalidad policial, ahora encuentran una arena o un escenario de confrontación simbólica en la negación de muchos de los padres fundadores de los países americanos, en el recuerdo de los cadáveres que fueron ocultos en el armario, y muchos héroes que considerábamos que de alguna manera habían hecho una contribución positiva a la sociedad también tenían una cara oculta que era la de colonialistas», ha dicho en declaraciones a Europa Press.
En cualquier caso, ha señalado que hay que distinguir la «dimensión conmemorativa» y la «historiográfica». En este sentido, ha indicado que desde la perspectiva de un historiador no se puede aplicar «de manera indiscriminada al pasado remoto los parámetros normativos, culturales y morales de la época actual porque no quedaría títere con cabeza». «Colón era esclavista como lo era el 99,5 por ciento de los europeos en aquel momento», ha apuntado.
En esta línea, aunque considera que es «un poco absurdo revisar con categorías del presente aquellos hechos» o «juzgarlos moralmente», ha indicado que otra cosa es que «ese tipo de protestas sirvan para poner sobre el tapete cuestiones que no se tienen en cuenta, como la existencia de esclavos en muchas de esas nuevas colonias; el uso del trabajo forzado; el sufrimiento que supuso la expansión de Europa por otros continentes; o la esclavización de pueblos enteros. «No es que fueran holocaustos en el sentido del siglo XX pero sí fueron consecuencia de la globalización», ha indicado.
En cuanto a fray Junípero Serra, ha señalado que en California las misiones fundacionales «son todo un símbolo», tal y como él mismo comprobó tras haber vivido un tiempo allí, y se sienten «orgullosos de tener ese pasado hispánico independiente de la colonización británica del este». «Es cierto que como religiosos están imbuidos a otra ética, que no dieron paso al tráfico de esclavos, pero es cierto que también fueron colonizadores del sigo XVIII, no del XVI, y ya se pone en cuestión la moralidad de la trata de esclavos», ha dicho.
A su juicio, la propuesta de ahora de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, de contextualizar la estatua de Colón y explicar por qué se conmemora a Colón y por qué se eligió esa estatua, y cuáles las características de la aventura de Colón es «una buena solución». «Si los monumentos no tienen interacción con el espacio social y si no son espacios de recuerdo que evoquen significados de manera renovada, se acaban muriendo», ha dicho.