La pandemia de Covid-19 –considerada la peor crisis que el mundo ha enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial– está poniendo a prueba no solo los sistemas sanitarios de prácticamente todas las regiones y países del mundo, también sus economías y mercados laborales. Un informe publicado por el Grupo Banco Mundial alerta de “una elevada tasa de vulnerabilidad de los empleos en España a un shock como el del conoravirus, en comparación a la Unión Europea”. Y sitúa Galicia en “unos niveles de vulnerabilidad similares al promedio de España”, casi cinco puntos por encima de la media europea, pero con una de las peores proporciones de empleos adaptables al teletrabajo, dos puntos y medio por debajo del conxunto del Estado español y siete puntos inferiores al total europeo.
El informe para el Banco Mundial está firmado por Daniel Garrote Sánchez (Protección Social y Trabajo) y Nicolás Gómez Parra, Caglar Ozden y Bob Rijkers (Grupo de Investigaciones sobre el Desarrollo). Su objetivo: medir a escala regional en la UE –además de Suiza y Noruega– la exposición del mercado laboral a la pandemia de Covid-19. Para ello, identificaron los trabajos considerados esenciales y no esenciales por los gobiernos en la aplicación de las medidas de confinamiento y restricciones a la movilidad, y entre los segundos, aquellos que se han podido mantener activos porque se pueden realizar desde el hogar y los que no.
En el conjunto de la UE, los trabajos más expuestos a esta crisis representan el 30 % de todo el empleo; proporción que se eleva al 35 % en España, con uno de los mercados laborales más débiles ante la crisis del coronavirus.
Por otro lado, “más de la mitad de todos los empleos en la UE (58 %) se encuentran en sectores considerados esenciales”, aunque el porcentaje “varía significativamente” entre países y regiones, y “tiende a aumentar con los ingresos”. La proporción de trabajadores esenciales entre todos los empleados “es mayor en Francia, Luxemburgo, Países Bajos y los países escandinavos, y mucho menor en los países del sur de Europa, como Italia y España”, describen los autores del informe, que observan, además, “una variación sustancial dentro de los países”.
En España, por ejemplo, solo Extremadura supera el 60 % de trabajos considerados esenciales sobre el total, y Madrid, Cantabria, Castilla-La Mancha y Murcia se encuentran en la media europea, entre el 55 y el 60 %. El resto de las autonomías está por debajo del promedio europeo.
España, Bulgaria, República Checa e Italia son los Estados con mayor proporción de trabajos no esenciales, que representan el 47 % del total en estos países. En el lado opuesto se sitúan Luxemburgo, con tan solo el 29 %; Suecia y Noruega, con el 37 %; Francia, con el 38 %, y Bélgica, con el 39 %.
En la UE, el 35 % de todos los trabajos se pueden realizar en el hogar (en Estados Unidos el porcentaje sube al 37 %). La posibilidad de teletrabajar, además, “aumenta con el nivel ingresos” de los trabajadores. Así, “los países más ricos, normalmente los del norte de Europa, como Dinamarca, Países Bajos, Noruega, Suecia y Suiza, se caracterizan por una mayor prevalencia de trabajo que se puede realizar desde casa, mientras que los países más pobres del sur de Europa y los nuevos Estados miembros, en general, tienen relativamente menos empleos que se pueden hacer desde el hogar”, detallan los autores del informe.
En el apartado de trabajos que no se pueden realizar desde el hogar, lideran esta clasificación los países del Este, con Rumanía a la cabeza, con un 77 %, seguida por la República Eslovaca (74 %), Bulgaria (72 %), Hungría (71 %) y República Checa (70 %). Pero en este grupo también entra España, que alcanza el mismo porcentaje que el país checo, mientras que Italia, Croacia, Grecia y Portugal se sitúan solo un punto porcentual por debajo. Luxemburgo vuelve a ser el que manda en el lado opuesto, con un 51 % de puestos de trabajo sin posibilidad de teletrabajo, seguido por Suiza, Suecia y Países Bajos (60 %).
El informe también proporciona datos sobre el peso de los trabajos que requieren una interacción cara a cara en función de su frecuencia. Aquí, las diferencias entre los Estados son menores. El mayor porcentaje se da en España, Chipre y Grecia (47 %), y el menor, en República Checa (38 %) y Rumanía (39 %).
Al combinar los sectores considerados esenciales en las listas de los gobiernos con estos dos criterios –teletrabajo e interacciones cara a cara–, los expertos identifican qué trabajos están en mayor riesgo ante la pandemia de Covid-19 y las medidas adoptadas para frenarla, como el distanciamiento social, las restricciones de movilidad y los cierres obligatorios de empresas y negocios.
En conjunto, “la proporción de trabajos que no se pueden realizar desde casa en sectores no esenciales en cada región estadística en la Unión Europea es del 30 % de todo el empleo”, con una “ratio más alta en el sur y el este de Europa”.
Estos trabajos, más vulnerables a la crisis del coronavirus SARS-CoV-2, representan “entre un tercio y la mitad de todos los empleos en grandes partes del sur de Europa (Grecia, Italia, Portugal y España) y Europa del Este (República Checa, Hungría, Rumania y República Eslovaca)”, mientras que “la proporción de empleos vulnerables es significativamente menor en Escandinavia, Francia, Alemania y el Reino Unido”.
Al calcular el porcentaje de trabajos que no se pueden adaptar al teletrabajo y no son esenciales, Bulgaria alcanza el peor dato, con un 37 %, seguida por España, Italia, República Checa y República Eslovaca (35 %). Estos países casi doblan el porcentaje de Luxemburgo (18 %), que lidera de nuevo la clasificación de los mercados laborales menos vulnerables al unir estas dos variables, seguido por Suecia y Noruega (24 %).
Combinando los trabajos que precisan una interacción cara a cara y no esenciales, España y Chipre son los que tienen la mayor proporción, con un 23 %, y Luxemburgo (14 %) y Noruega (16 %), los que menos.
Galicia se encuentra entre las regiones europeas con mayor proporción de trabajos no esenciales que no se pueden adaptar al teletrabajo y también está entre las que tienen más empleos no esenciales con mayor intensidad de las interacciones cara a cara.
PRECARIEDAD LABORAL
Los expertos advierten de que es en “las regiones rezagadas” donde se concentra el empleo más vulnerable, ocupado principalmente por “jóvenes con bajo nivel educativo y migrantes”, con trabajos que “tienden a estar mal pagados” y que son “menos seguros”, con “una mayor prevalencia de contratos temporales”.
“Claramente, las regiones más pobres tienen más trabajos en riesgo”, esto es, “empleos más precarios y menos protegidos”, y con “salarios más bajos”, destacan los autores, que documentan una “asociación positiva entre la proporción de empleos en riesgo y la proporción de trabajadores temporales, que pueden ser despedidos más fácilmente que los que tienen contratos permanentes”.
“La crisis de la Covid-19 probablemente exacerbará las disparidades socioeconómicas preexistentes” entre regiones y entre países, “en ausencia de medidas urgentes a gran escala”, avisan los especialistas, cuyos hallazgos, interpretaciones y conclusiones, aclaran, “no representan necesariamente las opiniones del Grupo Banco Mundial”.
“El mayor problema está en países del sur de Europa: España, Portugal, Italia, Croacia, Grecia”, detalla Daniel Garrote Sánchez –consultor para la Estrategia del Banco Mundial para la Protección Social y el Trabajo–, con quien hablamos sobre los resultados de este informe.
¿En qué metodología se basa su trabajo?
Nuestra metodología está enfocada en el posible shock de oferta en la economía y no mira tanto la demanda. Por el lado de la oferta, ha habido restricciones de movilidad para prevenir el contagio de Covid-19. En ese caso, distinguimos dos tipos de trabajos que no se han visto afectados directamente por estas restricciones: en primer lugar, las ocupaciones consideradas por los gobiernos como esenciales (por ejemplo, personal sanitario, el sector alimentario, transportes de mercancías, o servicios de electricidad, agua, basuras, etc.); y en segundo lugar, los empleos que se pueden desempeñar desde casa (y por tanto no se ven afectados por las restricciones de movilidad). Por tanto, los trabajos que más se han visto afectados en estos meses son aquellos que ni son considerados “esenciales” ni pueden realizarse con normalidad desde casa.
A esto hay que añadir una tercera característica de los trabajos, que es la intensidad del “face-to-face” es decir, la frecuencia de interacciones con clientes, suministradores, etc. Por ejemplo, el sector manufacturero, que en ciertos sectores específicos no era considerado esencial ni se podía hacer desde casa, aun así tiene interacciones más bajas entre personas y por tanto es un trabajo de menor exposición que, por ejemplo, el del comercio minorista.
Quiero insistir en que este es un análisis de oferta y no se incluyen las perspectivas de demanda. En el corto plazo, en general son las restricciones de oferta las que pueden afectar más la capacidad de realizar las tareas laborales. Sin embargo, a medida que se levantan las restricciones de movilidad, la caída de la demanda puede ser la que determine la evolución del empleo a medio plazo. Sin embargo, estudios sobre impacto de pandemias virales sobre el comportamiento de los consumidores muestran cómo sectores como el turístico se ven afectados durante tiempo, por lo que la vulnerabilidad en España que observamos derivada de las restricciones de oferta también puede prolongarse por una caída más continuada de la demanda de sectores como el turístico, restauración o recreación.
«Madrid, una de las regiones con mayor tasa de contagio por habitante, es la que menos empleos vulnerables tiene, mientras que en Canarias y Baleares, por ejemplo, pasa lo contrario»
¿Cómo miden la interacción entre crisis sanitaria y vulnerabilidad laboral?
Un mensaje clave es este: la vulnerabilidad económica ante la Covid-19 y el riesgo sanitario no siempre van de la mano. En España, los jóvenes tienen más vulnerabilidad de exposición laboral a la Covid-19, mientras que los riesgos para la salud se centran mas en los adultos de mayor edad. Igualmente, una de las regiones con mayor tasa de contagio por habitante, como Madrid, es la que menos empleos vulnerables tiene, mientras que en Canarias y Baleares, por ejemplo, pasa lo contrario. Esto pone de relieve la necesidad de tener en cuenta estos distintos impactos para tomar medidas de restricciones de movilidad diferentes atendiendo al peso relativo del riesgo de salud y riesgo laboral.
En el conjunto de la UE, ¿se pueden establecer claras diferencias entre regiones o países?
Hay una división bastante clara entre dos Europas: el norte/oeste, con una estructura productiva mas proclive al teletrabajo, y el sur y este, donde lo es menos. Ciertos países de Europa del Este (República Checa, Hungría, Eslovaquia) tienen una vulnerabilidad algo menor porque parte importante de su estructura esta basada en el sector manufacturero que, si bien en general no se puede teletrabajar ni es esencial en gran parte de los subsectores, tiene un nivel más bajo de interacción entre personas en el trabajo, por lo que el riesgo de contagio es algo menor. Por tanto, el mayor problema está en los países del sur de Europa –España, Portugal, Italia, Croacia, Grecia–, donde el sector turístico es más potente.
¿Cuál es la situación de España en el marco de la UE y qué retos tiene?
La situación se resume en una vulnerabilidad significativamente mas alta que el promedio europeo, lo cual se debe a la estructura productiva del país, con un alto peso del sector turismo y restauración. Dada esa estructura, el reto de España es cómo retomar la actividad económica que se basa en trabajos de más exposición sin poner en riesgo los avances en el control de la pandemia.
¿Qué comunidades autónomas son más resilientes y cuáles más vulnerables?
Uno de los mapas de nuestro informe resume mejor la resiliencia de las comunidades: cuanto más azul, mas resiliente, y cuanto más rojo, menos. Y ahí Madrid destaca claramente respecto al resto. Eso es porque tiene una mayor concentración de trabajos que se pueden realizar desde casa que el resto. Eso ocurre en general en ocupaciones que requieren habilidades mas complejas y niveles educativos mas elevados. También existe un mayor peso de empleos gubernamentales que están más protegidos. En el lado opuesto se encuentran Canarias, Baleares o la Comunidad Valenciana, donde hay mas trabajos vulnerables, sobre todo por el mayor peso del sector turístico en la economía.
«Un 28 % de los trabajadores en Galicia tiene empleos que se pueden adaptar fácilmente al teletrabajo; por debajo de la media de España (30,5 %), que a su vez es significativamente inferior a la media en la UE (35 %)»
En el caso de Galicia, ¿cuál es el nivel de vulnerabilidad de su mercado laboral y su posición comparada con el resto de las autonomías en España y en el conjunto de la UE?
Su situación la podemos resumir con algunos datos. Por ejemplo, Un 28 % de los trabajadores en Galicia tiene empleos que se pueden adaptar fácilmente al teletrabajo; este dato está por debajo de la media de España (30,5 %), que a su vez es significativamente inferior al promedio en la UE (35 %).
Por otro lado, un 54 % de los gallegos están empleados en sectores considerados esenciales, similar a la media española, aunque igualmente inferior al promedio en la UE, que es de un 58 %.
Por último, en conjunto, un 35% de los empleados en Galicia tiene trabajos que ni se pueden realizar desde casa ni están protegidos en los decretos gubernamentales como actividad esencial durante el confinamiento. Ese dato está en línea con la media española, pero es muy superior al promedio en la UE (30,5 %).
¿Qué clase de empleos y características o perfiles de los trabajadores son más vulnerables?
Al igual que en otras comunidades autónomas de España, de entre los sectores que emplean a más trabajadores, uno de los más vulnerables es el de la hostelería y restauración. En menor medida, también el comercio minorista. Otros sectores como el personal sanitario o, en menor medida, los conductores de servicios de autobús no sufren restricciones de empleo, pero a cambio tienen una alta exposición y riesgo de contagio.
En general hay una correlación muy alta entre el nivel educativo y la vulnerabilidad de trabajadores. Aquellos con niveles educativos más bajos tienden a trabajar en sectores más expuestos a las restricciones de oferta.
Por tipo de contrato, también se observa que los que tienen contratos más precarios (temporal vs. permanente) están en sectores más expuestos. Igualmente, los jóvenes tienen empleos más en riesgo que los más mayores.
«Un mensaje muy importante es que hay un alto riesgo de que la Covid-19 genere una mayor desigualdad laboral de la que ya existía»
¿Y cuál es la conclusión?
El punto principal es que hay una elevada tasa de vulnerabilidad de los empleos en España a un shock como el del conoravirus, en comparación a la UE. Para el caso de Galicia, aunque hay menos ocupaciones que se adaptan al teletrabajo, en conjunto tiene unos niveles de vulnerabilidad similares al promedio de España.
Un mensaje muy importante es que hay un alto riesgo de que la Covid-19 genere una mayor desigualdad laboral de la que ya existía.