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Mascarillas en el mar y más plástico en las compras: la amenaza contaminante de la Covid-19

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Vuelve el plástico de la mano de la crisis de la Covid-19. La sensación de los colectivos ecologistas es la de que «estamos dando pasos hacia atrás» en la lucha contra la contaminación y en la defensa del medio ambiente. Bajo una falsa seguridad, los plásticos de un sólo uso volvieron a aparecer con más fuerza en nuestro día a día: cuando vamos a hacer la compra y optamos otra vez por bolsas de plástico, cuando compramos la fruta envasada porque creemos que hay menos posibilidades de contagio, cuando utilizamos guantes en vez de lavarnos las manos…

Los plásticos también regresaron en forma de máscaras, mamparas y de otro tipo de material sanitario y de protección que se convirtieron en productos fundamentales para detener el virus y que son extremadamente valorados, pero para cuya gestión no estamos preparados. La crisis es transitoria, mas los plásticos se quedan por años y años entre nosotros. Hace falta no bajar la guardia, advierten las asociaciones ecologistas.

GUANTES Y MÁSCARAS EN El MAR

Hay pocos datos alrededor del incremento de residuos de plástico en los hogares – ninguno en Galicia -, pero a nivel estatal se sabe que al cubo amarillo están llegando un 15% más de envases; que las toallitas húmedas aumentaron su venta casi un 50% y que los residuos sanitarios se incrementaron un 300% en Madrid y un 350% en Cataluña. Esta crisis «nos sobrepasó» y evidenció el problema: «Si ya antes no éramos capaces de gestionar nuestros residuos convenientemente, mucho menos ahora», habla Julio Barea, responsable de residuos de Greenpeace.

Muchos guantes y máscaras acaban arrojadas a la vía pública o al medio natural, y de ahí, el único camino que les queda es el de ser transportados por el viento o por torrentes de agua hasta los mares y los océanos, que «cada año acumulan nueve millones de plástico», recuerda la responsable del área de recursos naturales de Amigos da Terra, María Durán, que augura que esta cifra se verá muy aumentada con los residuos derivados de la Covid. De hecho, este tipo de materiales ya se están encontrando en los mares de muchos países. Frente a las acciones irrespectuosas con el medio ambiente, Roma, por ejemplo, viene de aprobar una ordenanza que establece multas de entre 25 y 500 euros para quien tire estos productos en la calle. Con algo de suerte, máscaras y guantes acaban en el contenedor verde genérico – el único correcto para estos residuos dado que no son reciclables -, pero el fin de este otro camino tampoco es sostenible ambientalmente: o rematan enterrados en vertederos o quemados en incineradoras.

DESCENSO DEL NIVEL DE RECICLAJE EN PLANTAS

Debido al parón general que provocó la Covid-19, se estima que la reducción media de residuos ronda un 10% o 15% a nivel estatal por el cese de la hostelería. Con todo, el consumo de plásticos está aumentando en los hogares. A través de nuestras compras generamos todo un cúmulo de residuos que, después de depositar en los contedores amarillos, van a parar a las plantas de reciclaje. Mas estas no están funcionando con normalidad en este contexto. En aquellas donde la separación selectiva no es mecánica, se paralizó el triaje para evitar el contagio entre trabajadores. «Esto provoca que una vez que los residuos plásticos del contedor amarillo llegan a la planta van directamente a vertederos o incineradoras. Otra de las evidencias que hablan del fracaso del modelo en el que estamos instalados», denuncia María Durán.

Partiendo de que el Estado español ya seleccionaba «muy poco» con anterioridad la esta crisis en comparación con otros muchos países de Europa, en estos dos meses «se produjo un aumento de toneladas de residuos que podrían haberse seleccionado y que acabaron yendo a donde no queríamos», explica Cristóbal López, portavoz de Ecologistas en Acción, que critica que «todo el mundo cierra los ojos» frente a esta realidad.

LA INDUTRIA DEL PLÁSTICO, «APROVECHÁNDOSE» DE LA SITUACIÓN

Las primeras responsables del uso masivo del plástico son las lo producen. Todas esas empresas que participan de esta industria – grandes distribuidoras, envasadoras, fabricantes de envases, supermercados… -, además de «aprovechar este momento de crisis y de miedo para proponernos falsas soluciones», están intentando «rebajar los objetivos y paralizar» la transposición de la Directiva europea que restringe los plásticos de un sólo uso. Durán afirma que estas prácticas dilatorias y de bloqueo son estrategias habituales, pero quiere «pensar que la normativa va a salir adelante».

En este sentido, la Alianza Residuo Cero, conformada por Amigos da Terra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, Rezero, Retorna y Surfrider Foundation Europe, viene de denunciar estas «presiones» de la industria y de reclamar al Gobierno y a las autoridades europeas «que no cedan» y que tomen medidas para reducir el consumo de plástico de un sólo uso y para gestionar de forma eficaz los residuos generados. «Por suerte», dicen, la respuesta de la propia Comisión Europea fue «contundente» y advirtió que la crisis sanitaria «no puede servir de excusa» para no avanzar en la transición ecológica.

Fruta envasada en plásticos.

«RETOMAR El CAMINO POR EL QUE ESTÁBAMOS YENDO»

«Si para salir de esta pandemia volvemos a los hábitos de invertir en empresas contaminantes y favorecer políticas laxas con todo lo que contamina, seguiremos en lo de siempre: pan para hoy y hambre para mañana«, sentencia Cristóbal López. Mientras la industria ejerce presiones y el gobierno media y decide, también está en nuestra mano mudar el modelo sin que la crisis de la Covid nos haga retroceder. «Tenemos la sensación de que estamos dando pasos hacia atrás; espero que seamos conscientes de que hace falta retomar el camino por el que estábamos yendo». El responsable de residuos de Greenpeace apuesta, para reconducirnos, por dejar de mercar en grandes superficies «donde estamos más expuestos al virus». «Vete al comercio de tu barrio, a tu frutero, a tu pescadero… Todas estas cosas que parece que se nos olvidaron».

A la hora de comprar los productos, también podemos cambiar conductas. María Durán remarca que los productos envasados en plástico no son más seguros que en granel. «Los envases pasan por toda una cadena de producción donde hay muchas posibilidades de transmitir bacterias y virus». En cambio, si hacemos la compra con un recipiente de vidrio o una bolsa de tela debidamente lavada en el hogar evitamos toda esa cadena que provoca un «sobreconsumo» de plásticos y una «falsa seguridad» contra la Covid. Para la responsable de residuos de Amigos da Terra, la industria «nos están manipulando» en este contexto de miedo generalizado de la población. «Era muy habitual ir con nuestras propias bolsas al súper y de repente a gente vuelve a pensar que coger la bolsa del plástico es lo más seguro. Está habiendo una vuelta al pasado».

Para protegernos, Durán se remite a las recomendaciones de la OMS y del Centro de Prevención y Control de la Enfermedad sobre el uso de guantes. «Son totalmente prescindibles; lo más seguro es lavar las manos frecuentemente y desinfectar las superficies», comenta. En el caso de las máscaras, un elemento importante contra la transmisión de la Covid y que es de obligado uso cuando no se pueden mantener las distancias de seguridad, «siempre será mejor buscar opciones reutilizables y lavables», apuesta Durán.

Conscientes de que «este modelo no funciona» y frente a una administración que «incluso promueve» la continuidad de esta cultura del ‘usar y tirar’, Amigos da Terra defiende priorizar la reducción de residuos desde la producción, apostar por un reciclaje eficaz que contemple la separación selectiva en origen y provocar el fin de la incineración y vertederos. De no cambiar nuestros hábitos, «seguiremos inundando el medio ambiente de material que no somos capaces de asumir». Y desde Greenpeace rematan: «Nos estamos comiendo el planeta».

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