La Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera la pesca como uno de los trabajos más peligrosos. La Unión Europea también señalaba esta actividad laboral como una profesión con las mayores probabilidades de accidente laboral. Las políticas de seguridad laboral abordo o el incentivo de programas destinados a la formación de las tripulaciones para afrontar situaciones de riesgo, consiguieron disminuir el índice de accidentes laborales “comunes”. No obstante, los accidentes con resultado de muerte, según fuentes sindicales, aumentaron en los últimos tiempos. Las causas son numerosas, sin embargo, voces sindicales también destacan la escasa o nula inversión en seguridad desde la UE para mejorar las condiciones de seguridad a bordo.
UN MAR DE NORMATIVAS
En total, Galicia cuenta con casi 21.000 personas trabajando en el sector pesquero, tanto por cuenta ajena como por cuenta propia. Es uno de los sectores económicos con mayor peso en la economía del país. A pesar de esto, su peso económico no explica la mortandad en accidentes laborales en el mar. Las inversiones en seguridad laboral, según las fuentes consultadas para este reportaje, son asequibles, a veces más que materiales de pesca. Entonces, ¿qué sucede en el sector?
“Lo más necesario es armonizar las diferentes legislaciones en materia pesquera, porque existen acuerdos internacionales, acuerdos dentro de la UE, legislaciones nacionales y luego las autonómicas” dice Juan Manuel Trujillo de CCOO. Existe pues, un laberinto de reglamentos, leyes, acuerdos y tratados que, según Trujillo, estarían impidiendo un desarrollo óptimo de las políticas de seguridad laboral en el mar. “Todos los tratados son ratificados mayoritariamente por los estados dejando un sector como es la pesca, que crea más empleo y tiene más empresas”.
Este cúmulo legislativo es una pirámide que luego va trascendiendo a la realidad de la gente, empresa y trabajadores. De ahí que se sienta la necesidad de insertarlas en el diálogo social. Esto solo se podría arreglar cuándo se pongan a un mismo nivel a “personas y elementos como la sostenibilidad ambiental por ejemplo” señala Trujillo.
La precarización laboral dentro de la pesca también es un factor que ponen en riesgo las tripulaciones. Dicha precarización, según Manuel Caamaño, de la CUT, está ligada a factores como el sobreesforzo laboral. “Dentro de una dinámica capitalista, después de un paro biológico de un mes por ejemplo, los armadores quieren recuperar lo que no ganaron, por eso aumentan los tiempos de trabajo”. De esta manera el cansancio debido a la falta de descansos hace aumentar el riesgo de accidente.
Por otra parte, la UE dispone del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca, uno de los fondos estructurales de la Unión para fomentar el desarrollo a partir del empleo. Según el portavoz de pesca de CCOO, estos fondos vano dirigidos la políticas pesqueras, mas obvian el tema de seguridad laboral. El motivo está en que “invertir en seguridad está considerado como mejora tecnológica”, esta razón se basa en el miedo de las autoridades europeas a la sobrepesca. Cualquier incentivo o mejora técnico sería sospechosa de favorecer la desaparición de los bancos pesqueros.
El ESTADO DEL SECTOR ACTUALMENTE
Hay un consenso entre la mayoría de fuerzas sindicales de que las condiciones mejoraron notablemente durante las últimas décadas. Aun así, les resulta cuando menos chocante que no exista un interés más elevado por parte de las autoridades en seguridad laboral. Así las inspecciones para el control de cuotas para flota gallega son rigurosas, todo el contrario para las inspecciones de seguridad en los barcos segundo las fuerzas sindicales.
“Existen medios mismo para controlar los barcos que vienen de la NAFO para que no sobrepasar la cuota, y no existe el deber para que haya trajes de salvamento abordo” señala Xabier Aboi de CIG-Mar. “Existen medidas como la instalación de botiquines, aparatos especiales, etc, pero un traje o un sistema individual de salvamento no está contemplado”. Muchos de estos trajes llevan sistemas de localización que facilitarían a los servicios de salvamento el rescate de la persona que cae al mar.
“Cierto que las cosas mejoraron con respecto a hace años” dice Manuel Caamaño, quien ve una cultura del trabajo en la pesca ligada a la simple busca de beneficio. “Existen inversiones en máquinas para elevar aparejos, pero no existen tantos en compra de trajes, cascos o en mejorar la higiene y atención sanitaria abordo”.
En cuanto al estado de la flota, Juan Manuel Trujillo dice que “el promedio de edad de las embarcaciones en la UE es de 30 años, en España anda sobre los 35 y Galicia tiene un promedio de edad de cuarenta años para sus barcos”. El mantenimiento de una flota así constituye una emisión de dinero por parte de armadores, que autofinancian las modificaciones en los barcos, cosa que puede perjudicar seriamente a la nave.
“Hubo casos en los que se modificaron las estructuras de los barcos, alterando lo que llaman cálculo de buque” dice Manuel Caamaño. “Hubo un caso en que un barco sufrió un golpe de mar que lo llevó apique porque el agua había entrado por una escotilla que no debería estar ahí”. Finalmente se supo que se había hecho a posteriori esa escotilla para facilitar maniobras, pero puso en peligro el barco y la tripulación.
Las fuentes consultadas coinciden en la “ indiferencia” de las autoridades gallegas en materia de seguridad laboral. Desde el sector piden mayores recursos, ejercicios de salvamento para tener la tripulación preparada, además de la necesidad de unificar legislaciones y mayores acciones represivas contra la precariedad.
Desde Galicia Confidencial nos pusimos en contacto con las consellerías de Mar y Economía y Empleo, por tener competencias en la materia. Hasta el momento no hubo respuesta.