El confinamiento supuso un cambio drástico para muchos trabajadores y trabajadoras que pasaron de ejercer sus funciones en un espacio laboral convencional a hacer lo mismo desde sus casas. Esto trajo una readaptación que en muchos casos mezcló los deberes laborales con la conciliación, con cuidados a familiares dependientes o la misma convivencia más continua con la familia. La suma de estos factores ha sido muchas veces la imposibilidad de conciliar todos estos puntos y tener la necesidad de dividir por tiempos las diferentes tareas. Con el decaimento de las medidas de restricción y la vuelta a una “normalidad” semejante a la vida antes de la pandemia, muchas voces dan su apoyo al teletrabajo desde la casa, pero también hay voces que apuntan a esta tendencia como una vía de precarización y de perjuicio para la salud laboral.
UN BREVE ANÁLISIS
“Consideramos que el teletrabajo es una fórmula artificial de trabajar, con una serie de riesgos tanto psicosociales como musculoesqueléticos” dice Ernesto López de Salud Laboral de la CIG. López destaca que teletrabajar supone la asunción de tareas dentro de un entorno que no está preparado. “Si trabajamos delante del ordenador, que muchas veces es un portátil, no un PC preparado para la tarea específica que vamos a abordar”. El resultado serían problemas sobre todo de cervicales y de espalda debido a diferentes ángulos de posición.
Se ha hablado mucho sobre las consecuencias psicológicas del confinamiento en nuestras casas, entre ellas el estrés causado por la adaptación al hogar como lugar de trabajo. “El estrés estuvo más ligado a la propia pandemia que al hecho de teletrabajar” destaca Mar Martín de UGT-Salud Laboral. “El miedo a contagiarse o salir a la calle son factores que crean más ansiedad que estar trabajando desde casa”.
Otro punto considerado muy importante fue la conciliación laboral durante el período de teletrabajo. La psicóloga Mila Moa destaca sobre este punto que “la conciliación ha sido muy difícil y esto tiene que ver con los cuidados en general”. Niños pequeños, personas mayores y personas dependientes reclamaban cuidados que hicieron resurgir los casos de desigualdad, pues la mayoría de estas tareas fueron y son asumidas por las mujeres de dentro del hogar. “Debemos recordar que no todos los casos son igual ni tienen las mismas oportunidades”.
CONCILIACIÓN, PRECARIZACIÓN Y VALORACIÓN PSICOSOCIAL
Lo habitual sería que una familia monoparental pueda contar con abuelos y guarderías para ejercer la crianza de los niños. Si en vez de eso es una sola persona para cuidar a esos niños además de trabajar “es una situación grave, por eso hay que revalorizar el cuidado como algo personal con una red asistencial”, destaca Mila Moa. “Hay una visión falsa sobre la conciliación mientras se teletrabaja porque los cuidados que necesita el niño o niña no pueden ser atendidos de manera completa” analiza López.
Otro punto sobre el que se hizo hincapié fue la precarización laboral bajo la fórmula del trabajo a distancia. Las empresas ahorraron en gastos mientras los y las empleadas estaban en sus casas. Esa reducción se vio reflectica en términos de mantenimiento, gasto eléctrico, alquileres y otros elementos que conforman las áreas de inversión fungible de las empresas. “Trabajar desde casa es precariedad porque mismo puede llegar un momento en que trabajes más horas de las estipuladas” dice López. Puede experimentarse “la sensación de no tener desconexión” y desligarse unas horas de los deberes laborales.
Por otra parte, Mar Martín incide en que las empresas deberían haber realizado un estudio más amplio en cuanto a valoración psicosocial de los trabajadores. Esto solo se consigue mediante “un aumento en las inspecciones de trabajo e incrementando el número de inspectores para fiscalizar la seguridad en las empresas”. Estos estudios evaluarían la salida “de una zona de confort” que era el hogar como lugar de trabajo “para entrar de nuevo en el antiguo lugar donde desarrollabas tu actividad laboral”.
La dificultad está en que la mayoría de las empresas no invertirán en este tipo de valoraciones sobre valores psicosociales entre los planteles. “La mayoría de estas inspecciones las realiza la administración pública”. De esta manera podrían afrontarse fenómenos como la desafección del o de la empleada hacia suyo deber laboral cuya origen está en la readaptación a uno nuevo espacio. “Realmente se debería abogar por el teletrabajo allí donde se puede aplicar”.
La vuelta a las oficinas, a los puestos de trabajo convenionales, puede traer una mejora en el rendimiento de quien estuvo teletrabajando. También es cierto que se puede producir el fenómeno contrario, de ahí que se recomienden períodos de transición hasta el restablecimiento definitivo de las antiguas rutinas. Por otra parte, teletrabajar puede impedir la desconexión necesaria para el descanso de la trabajadora o del trabajador. Las consecuencias de los diferentes aspectos que trajo el teletrabajo aún están por descubrir.