Los vigilantes de seguridad fueron considerados como personal de bajo riesgo en los primeros momentos del estado de alarma. Las denuncias sindicales y las posteriores sentencias hicieron obligatoria la entrega de EPIs para los trabajadores y trabajadoras de la seguridad. Dichos EPIs tenían y siguen teniendo en varios casos, deficiencias y condiciones que no convencen del todo a sus usuarios. Entre los diferentes defectos están en no saber si el material es resistente a los lavados que se indican, si las máscaras son las idóneas para el lugar concreto donde se trabaja y sobre todo, si los stocks actuales serían suficientes para una nueva epidemia de coronavirus, por lo menos durante las primeras semanas.

EPIS TARDE Y MAL

La COVID fue algo inesperado. Nadie estaba preparado y el colectivo de la seguridad privada tampoco. El material para evitar contagios ante exposiciones prolongadas y todos los elementos necesarios para la higiene en el puesto de trabajo, era escaso o no había. “Presentamos denuncias ante la falta de material, de EPIs, y ahora lo van entregando poco a poco” señala José Antonio Antas, de CIG-Servicios.

Santiago Villaverde del mismo sindicato y vigilante en la CRTVG, contesta que “En Eulen los primeros días eran un caos, durante la primera semana no se había entregado nada, finalmente acabaron entregando máscaras FPP2 y resto del equipo”. Eulen es la empresa de multiservizos en que trabaja la hermana de Alberto Núñez Feijóo.

“El EPI completo, el “ buzo”, no se puede usar puesto que con él es imposible hacer una reducción” dice Sergio López de CCOO. “El que sí se había debido emplear son escudos o máscaras para evitar contacto y la transmisión aérea”.

Las pruebas PCR también fueron una de las demadas de este colectivo laboral. “Hubo casos en que las PCR tuvieron que ser reclamadas, la un compañero mío sí que se la hicieron y a mí no” dice Susana Blanco de UGT. “El PCR solo te lo hacen se tienes síntomas y se se detectaban casos cercanos, no nos dijeron de hacer las pruebas”. Las fuerzas sindicales consultadas desconocen el número de contagios que había podido haber en el sector.

La entrega de EPIs también puede ser un síntoma de la situación que atraviesa una empresa. “Hay empresas que no entregan EPI porque ofertaron muy bajo para un concurso, y luego recortan de salarios y seguridad” dice Susana Blanco.

MATERIAL Y PROTOCOLOS

“Nos entregaron dos máscaras que resisten 100 lavados a 60º C, pero sin garantía de que sea así” dice José Antonio Antas. “Entregaban la máscara con la homologación y el certificado, hubo casos de hospitales en la provincia de A Coruña que entregaron ellos las máscaras a los vigilantes” dice Santiago Villaverde. “Es cierto que el SERGAS entregó máscaras a los vigilantes aunque las empresas habían debido proporcionar ellas ese material” dice Sergio López.

La otra cuestión que preocupa al colectivo es que protocolos de seguridad laboral se aplican durante la jornada laboral, sobre todo en situaciones de alarma como es la actual pandemia de coronavirus. En principio, los protocolos que se deben aplicar a los vigilantes son los de su empresa.

Existe la Ley 5/2014, de 4 de abril, de Seguridad Privada, a nivel estatal. Bajo esta norma las comunidades autónomas tienen que adaptar sus normativas, como es el caso de la ley gallega de espectáculos. En el caso de los vigilantes que trabajaban en instalaciones del SERGAS, “el hospital tiene un protocolo de actuación, la empresa de seguridad otro y los dos deben coordinarse obligatoriamente” dice Sergio López.

El hospital es quien marca la evaluación de riesgos dentro de sus instalaciones, la empresa de seguridad tiene que adaptar su protocolo al del hospital. Se pretende así evitar una colisión de intereses. “Un vigilante tiene que ceñirse a las normas que le da la empresa, no debe seguir órdenes directas del personal del SERGAS, porque estaríamos hablando de un delito” señala López.

“No hay protocolos de actuación serios. El protocolo debe ser de la empresa para sus trabajadores, lo mismo que el material” dice José Antonio Antas. Susana Blanco cree que muchas veces detrás de la desatención o falta de protocolos de seguridad están “las empresas, porque el vigilante cuesta más del que oferta una empresa” entonces, la vigencia de los diferentes protocolos no tiene la fuerza que había debido y muchas veces “la Administración da cancha para que esto suceda”.

Un caso citado por Sergio López sobre este último punto, sucedía en el Clínico de Santiago. Uno de los ascensores era solo para afectados por la COVID-19. Los celadores serían los encargados de abrir con llave dicho ascensor. Mas cuando faltaban los celadores, quien abría era el vigilante de seguridad. Llegado el momento, y ante la falta de material, los vigilantes se negaron a actuar en dicha zona del ascensor. Solo actuó cuando su empresa dejó claro que solo trabajaba bajo órdenes de la compañía, no del SERGAS.

El material de seguridad para vixilantes privados llegó tarde. Hubo empresas que apuraron y pudieron cubrir sus necesidades en poco tiempo. En organismos públicos, dependiendo de cada uno, los EPI tardaron en ocasiones un tiempo más largo que, por ejemplo, en empresas privadas cómo Inditex. El número de contagios es desconocido entre el sector. La precariedad laboral denunciada por los representantes de los trabajadores está, segundo ellos, detrás de muchas de las deficiencias en seguridad frente al coronavirus.