Nadie quiere apostar por lo qué sucederá de la supresión de las medidas especiales para frenar los contagios por coronavirus. Empresarios y economistas consideran que harán falta inversiones importantes en todos los sectores para la recuperación del ritmo productivo. Esta recuperación va ligada a la duración de las medidas de confinamiento y de restricción en actividades no esenciales. En Galicia la capacidad para resistir el impacto de las medidas es menor, con sectores productivos ya debilitados y con un tejido económico basado en Pymes y autónomos. La conclusión es que nada será igual y si se quiere despegar hay que poner todas las medidas necesarias para cuando acaben las restriccións.

¿HABRÁ CRISIS ECONÓMICA?

La crisis económica está ahí, paralizar países enteros con su respectivo tejido productivo, implica una recesión queramos o no. La gran pregunta es cuales tarde-noche las proporciones de esa crisis. Miguel Vázquez Taín, presidente del Consello Galego de Economistas tiene claro que el volumen de la crisis “dependerá del tiempo que se extienda la crisis sanitaria y las medidas que se tomen”. Y ahí está el punto señalado por muchas voces críticas con las medidas. Las primeras medidas llegaron tarde.

Vázquez Taín cree que hay que ver esta conclusión desde dos puntos de vista, el sanitario y el económico. “Lo de tomar medidas sanitarias para frenar a tiempo la extensión de la pandemia eso es algo sanitario, pero desde luego las medidas tomadas por el Gobierno con el último decreto ley ya están teniendo impacto en la economía”.

Jorge Cebreiros, presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, estima que Europa pecó de confianza ante el coronavirus y su expansión, lo mismo que países como EE UU. Luego las consecuencias fueron notorias. “Mientras que en Italia cerraban regiones enteras en el norte del país, aquí (España) íbamos de manifestación”. El presidente de la CEP cree que los decretos creados para esta situación no definen bien muchos conceptos como “actividades no esenciales”.

Sobre este punto, Cebreiros cree que colocar a todas las empresas “por igual” y la falta de una negociación consensuada con las Comunidades Autónomas (CCAA), puso en evidencia que “el decreto del domingo 29 de marzo tendría que estar el miércoles 25, todo esto demuestra una grande improvisación”. Sobre una negociación con las CCAA, Cebreiros señala que “¿cómo es posible que Asturias sea capaz de negociar que no cierren 30 industrias mientras que con Galicia y País Vasco no se negoció?”

La paralización tendrá consecuencias para todos los sectores, por eso ven muy necesario poner en marcha ayudas en profundidad que permitan una recuperación rápida. La finalidad es minimizar el impacto de la cuarentena económica.

MEDIDAS Y CONSECUENCIAS

“Desde a CEP llevamos hace tres semanas al Gobierno central una serie de medidas como la moratoria sobre los gastos fijos de empresas, hipotecas y cuotas” dice Jorge Cebreiros, que también señala “damos la bienvenida a las moratorias de seis meses” aunque insiste en que llegan tarde. El motivo de insistir en este punto es que la paralización de la actividad por muy corta que sea, pasa factura a las empresas de todas formas, por eso no comprende por que se tardó tanto, tres semanas, y tener un plan de acción como lo del último decreto ley.

Una de las medidas adoptadas fue a prohibir despidos mientras dure la cuarentena, un punto cuestionado desde el ámbito empresarial. Vázquez Taín declara que “los empresarios tienen algo de razón” cuando piden mantener la actividad “aunque sea bajo mínimos para que luego podan seguir”. La paralización de la actividad había debido definir en concreto el grado de bajada del ritmo de producción. “Cada empresa puede valorar cuál es el ritmo de frenazo que puede soportar” señala Jorge Cebreiros que, con algo de optimismo, también cree que esto puede dejar a las empresas preparadas para el futuro más inmediato.

Sobre este último punto, Cebreiros señala que “durante una conferencia, el profesor Antón Costas apuntaba que las empresas no descontaban los riesgos ambientales que les pueden afectar”. La traducción es que amplias capas del sector empresarial no prevén cuestiones como los desastres naturales y el incidente sobre su capacidad productiva y de resistencia. Por tanto “un imprevisto de una magnitud como esta pandemia debería llevarnos a tomar conciencia de futuros riesgos más allá de los que ya conocemos”.

Por otra parte, y concretando más, las consecuencias que se podrán sentir en Galicia, como en el resto del Estado, están aún por determinar. Con todo, Vázquez Taín señala que el tejido empresarial y económico gallegos “son sobre todo pymes y autónomos además de ser un tejido muy fagocitado, por eso la capacidad de resistencia es menor”. Por eso la importancia de dar balones de oxígeno a todo el tejido.

De momento el número de trabajadores bajo ERTEs son 140.000 en Galicia solo en dos semanas, segundo a CEP. “Estaríamos perdiendo más de un 20% de población activa sin tener en cuenta autónomos y el sector público” dice Jorge Cebreiros. Otras consencuencias es que el PIB del estado podría perder 4,5 puntos por dos meses de parada y 11 puntos por seis meses. Junto a esto están las pérdidas de mercados exteriores.

EUROPA Y EL OXÍGENO

El presidente del Gobierno anunciaba en los primeros días de la cuarentena que el Estado pretendía la movilización de 200.000 millones de euros para hacer frente a la crisis económica en paralelo a la sanitaria. El anuncio fue bien acogido pero con escepticismo. “Hay que empezar a planificar la salida de la crisis ya” dice Vázquez Taín, que insiste en la aportación de recursos, “a lo mejor hacen falta más de 200.000 millones, porque ahora mismo todo está muy indefinido”.

Pedro Sánchez llamaba a crear un “Plan Marshall” que permitiera la reconstrucción del espacio de la Unión Europea (UE). Buscaba un alivio, junto con otros países del sur como Portugal, Italia y mismo Francia, para las arcas del Estado. Pidió la creación de eurobonos, también llamados “ coronabonos”, mas en la última reunión de jefes de gobierno de la UE, la respuesta desde el Norte de Europa fue no. Alemania, Países Bajos y otros, se negaron en redondo. ¿Insolidaridad? Quedan unos días para saber que pasará con estas propuestas hasta que se reúnan otra vez los jefes de gobierno.

“Europa tiene que buscar mecanismos para poder hacer frente a este déficit” dice Vázquez Taín, que muestra un cierto optimismo cuando dice que “los líderes europeos no llegaron a un acuerdo, pero creo que deben poner todo sobre la mesa para afrontar el momento después”. Para eso, el economista estima que se podría reorientar parte del presupuesto europeo, pero es necesario apresurarse porque sino la recuperación será muy lenta.

Los países del Norte tienen miedo. ¿Por qué? “La respuesta es la misma a todas las crisis de los países del Mediterráneo, pero ahora que España es valiente, piden 15 días para decidir” señala Jorge Cebreiros. “Esto da la razón a quién quiere romper el proyecto europeo”, en referencia a las divisiones internas en la UE. “En quince días, los que piden para decidir, muchos empresarios y empresarias perderán mucho o deberán cerrar”.

“Los países del Norte siempre nos miran con recelo” remarca Vázquez Taín. Señala esto último porque “cuando podemos tener algo de oxígeno, los países mediterráneos no seguimos las mismas reglas para corregir nuestros desequilibrios”. Taín comprende la actitud de países como Alemania, “pero creo que se equivocan, porque o salimos todos juntos o ellos estarán también afectados”. Están equivocados se piensan que los países del sur es problema nuestro y no les afecta a ellos.

En Europa una falta de solidaridad interna está por poner contra las cuerdas la idea misma de la UE. Por eso los sectores implicados en la economía, sobre todo desde el sur de Europa, piden una respuesta inmediata para afrontar tanto el presente como el futuro económico gallego, español y europeo. También está la necesidad de tomar nota de aquellas debilidades y fortalezas para que, en futuras situaciones semejantes, los gobiernos y la población no estén desprotegidos. De momento, sectores de la economía piden más celeridad y actuar con contundencia.