«Incertidumbre». Esta es la palabra que mejor define el estado general del sector de la hostelería, que se mantiene pendiente de conocer cuál será esa ansiada, al mismo tiempo que temida, fecha de reapertura de bares, restaurantes y hoteles. Pocos se animan a aventurar los plazos aunque mantienen una «pequeña esperanza» de que el sector «no pierda el resto del año» y ya a mediados de junio pueda comenzar de nuevo, con cautela, la actividad de los locales. Ahora bien, pensar en cuándo se recuperarán los niveles pre-crisis ya es «jugar a ser adivino».

De qué manera tendrá lugar esa vuelta es otra de las incógnitas aún sin resolver. Pendientes de lo que digan las autoridades sanitarias, los hosteleros ya comenzaron a barajar cuáles son las medidas que más pueden adecuarse a cada uno de los negocios de cara a garantizar la seguridad sanitaria de la clientela: se habla de mamparas, de distanciamiento social, de sistemas de desinfección con ozono, de lámparas de rayos ultravioleta… Pero, más allá, los bares y restaurantes están preocupados por si todo esto «compensará». «Estamos deseando abrir, pero en cuanto lo hagamos, la sensación es de que vamos a tener que cerrar. Las cosas están muy feas y no podremos soportar los costos», indica el presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra, César Sánchez-Ballesteros.

LA VUELTA A BARES Y RESTAURANTES

El regreso a los bares, restaurantes y hoteles será muy diferente a cuando los dejamos, ya hace casi dos meses. Esta ‘nueva normalidad’ que nos espera como sociedad después de superar el punto álgido de la pandemia de Covid-19 hace falta diseñarla y cimentarla. Uno de los retos más importantes del sector pasa por poner en marcha medidas que eviten el contagio y que aseguren la «tranquilidad y la confianza» del cliente. Hostelería de España está ya trabajando en protocolos para crear certificaciones sanitarias a nivel estatal.

En este sentido, desde la Asociación de Hostelería de Compostela apuestan, en esta «vuelta escalonada a la normalidad», por sistemas de desinfección con ozono para mantener la «higiene ambiental» de los establecimientos. «Se trataría de cañones que continuamente emitiesen ozono para contrarrestar la posible presencia del virus», indica su presidente, Ramón García. También habla de este sistema Sánchez-Ballesteros, que además subraya la importancia de la reducción de los aforos y de la implantación de otros métodos como las lámparas de rayos ultravioleta. Sobre la colocación de mamparas, Sánchez-Ballesteros considera que «no es el camino»: «Lo vemos un gasto innecesario, no creemos que sea un elemento higiénico y además, dificulta mucho servir las mesas». «Tenemos que asumir otros gastos más prácticos, estamos trabajando con las autoridades sanitarias, que son las que tienen que guiar», añade.

A pesar de todas estas medidas que se barajan, desde la Federación de Hosteleiros de Pontevedra dudan que se pueda garantizar al 100% que no se vayan a producir contagios en los establecimientos: «El cliente se quita las máscaras y los guantes de comer o para beber, esto abre un abanico de complejidades muy serio», indican. Se suma a esto que «nadie hizo tests masivos» y «no» se puede asegurar que los trabajadores no estén infectados.

En esos bares y restaurantes con terrazas al aire libre la situación es más sencilla de solventar. Bastará con aumentar la distancia entre mesas y formar adecuadamente a los camareros, habla Sánchez-Ballesteros. Cosa bien distinta acontece en el interior de los locales. «¿Cómo hacemos para acceder al cuarto de baño, por ejemplo? Habría que establecer un control para que las personas no se crucen y limpiar esos espacios constantemente». La aplicación de las medidas también estará muy condicionada por la «grandísima variedad de establecimientos hosteleiros» y diversas dimensiones.

LOS HOTELES: APERTURA «MÁS FÁCIL»

Otro mundo diferente es lo de los hoteles. Aunque de primeras parezca que garantizar la seguridad en estos espacios pueda convertirse en una odisea aún mayor que en bares y restaurantes, lo cierto es que su apertura, quizás, resulte «más sencilla». Según Sánchez-Ballesteros, «en estos establecimientos pueden llevarse a cabo los mismos mecanismos que hoy tienen las empresas que ya están abiertas: mantener distancias, mucho uso de geles, guantes, máscaras…, cierta restricción de aforos, desinfecciones estrictas de zonas comunes… De este modo podemos mantener el control; técnicamente es más fácil».

ECONÓMICAMENTE, «Al BORDO DEL ABISMO»

Si bien el deseo de todo el sector es volver abrir y poder, poco a poco, adaptarse la esta nueva realidad marcada por la Covid-19, la mayor preocupación está en que los números no den y que no haya manera de revertirlos. «La sensación es de que vamos a abrir para cerrar», cuentan desde la Asociación Hostelera de Pontevedra, que definen como «un drama» y «un caos» el estado económico del sector. «Nos encontramos al borde del abismo». La impresión es a misma en Ourense. Por parte de su Federación de Hostaleros, Ovidio Fernández denuncia que «después de los miles de millones que se barajan como pérdidas, la situación no hizo más que empeorar». «Los mensajes que nos mandan apelan a la tranquilidad, pero eso no responde a las preguntas que como sector hacemos», sentencia.

Se esperan ocupaciones por debajo del 10% y hace falta también tener en cuenta que alrededor del 95% del sector está conformado por pequeñas empresas. Frente a esta dura situación, el sector exige «ayudas directas». «Las empresas se acogen a ERTEs pensando que la vuelta va a ser plena, pero no será así. Se necesitarán la mitad de trabajadores de los que antes, porque el negocio no dará para los gastos que genere. No serán rentables. No descarto que muchos opten por echar el cierre definitivo, me parece un escenario perfectamente posible», señala Ramón García, de la Asociación de Hostelería de Compostela.

«Los cambios están llegando mal, tarde o no se ejecutan», denuncia ahora Sánchez-Ballesteros, que especifica que a nivel bancario, los Fondos ICO aun no se hicieron efectivos. Tampoco convencen las medidas impulsadas por el Gobierno estatal respeto a los alquileres. «El sector demanda que durante el período de cierre haya una normativa que reduzca al 50% el alquiler de los establecimientos. La norma que salió este jueves sólo sirve para dar un titular, pero realmente, no nos alivia. Sale beneficiado el 1% del sector». Según Sánchez-Ballesteros urge también modificar la ley de ERTEs «para poder salir adelante».

«Las cosas están muy feas». En esto concuerdan todos. Mas en medio del caos hace falta «buscar la manera de que la gente vuelva a los locales» y que lo haga «en condiciones de absoluta seguridad, con tranquilidad y confianza, y sin preocupación por el contagio», indica Ramón García. «Esa es la esencia». Y en ella trabajan. Para adaptarse a las necesidades de los nuevos tiempos.