Su pensamiento está en estos días de confinamiento con las mujeres que habitan mañana, tarde y noche con sus agresores; con las que sólo tienen los burdeles para vivir o con las que continúan trabajando en precario. Rosa Cobo Bedía (Cantabria, 1956) es profesora de Socioloxía del Género en la Universidad de A Coruña (UDC) y preside la recién nacida Red Académica Internacional de Estudios sobre Prostitución y Pornografía. Es autora, además y entre muchos otros, de La prostitución en el corazón del capitalismo (Catarata, 2017).

A lo largo de la conversación da datos que claman por cambio radical del modelo: el estado de alarma aumentó la actividad de los pedófilos y pederastas a través de las redes sociales en un 25% en todo el estado desde que comenzó el confinamiento en los hogares. Las cifras, recogidas en un informe de la Policía Nacional, no dejan de bajar desde la última semana de marzo, cuando las descargas fueron de más de 21.200.

Hace falta, dice Rosa Cobo, volver a poner la vida en el centro del sistema. Cree que este es un momento oportuno para que los prostíbulos no vuelvan a abrir; un tiempo fundamental de visibilizar el horror de la violencia contra las mujeres en el interior de las casas y un espacio de posibilidades si jugamos bien las cartas. Frente a este panorama, «cómo no colocar el feminismo en el centro de este momento histórico?».

LA CLASE Y El GÉNERO

Aislarse en la casa, dejar de trabajar o hacerlo la distancia no está al alcance de todas las personas. Justamente se encuentran en primera fila muchas de las personas trabajadoras más precarias… ¿Esta pandemia tiene un sesgo de clase?

Indudablemente. Todas las situaciones de crisis afectan en mayor medida a quienes tienen posiciones de desigualdad y/o de vulnerabilidad social. Las crisis tienen efectos más devastadores en los sectores más precarios: las personas que no tienen trabajo o quienes lo tienen de forma discontinua, quienes viven de alquiler o tienen una hipoteca y están padeciendo ERTEs… La lista es muy larga. Se requieren políticas económicas que no tengan la mirada puesta únicamente en los beneficios y sí en las personas. La vida de las personas debe ser la preocupación prioritaria del Estado y de la sociedad. Espero que la gente comprenda a la luz de lo que estamos viviendo que el mercado no tiene las respuestas a la pandemia. Sólo el Estado está dando respuestas. Y en los próximos tiempos sería necesario que la sociedad se rearmase para adquirir cierta capacidad de maniobra y poder prescindir de las dimensiones más criminales del mercado neoliberal.

¿Sabe también de género esta pandemia?

Sí, las mujeres se ven especialmente afectadas por la pandemia. Al ser mayoritariamente trabajadoras precarias, mal pagadas, mayoría en el trabajo a tiempo parcial, en el sumergido y en los salarios de pobreza, será mucho más difícil para ellas salir de esta crisis. Por otra parte, las mujeres que están sometidas a la violencia patriarcal viven una situación de horror, habitando con sus agresores y sin poder salir. Los espacios cerrados propician la impunidad; y la impunidad es una fuente inagotable de violencia para las mujeres. Además, el trabajo gratuito que realizan en el hogar se incrementó al estar todos los miembros de la familia en la casa permanentemente.

«Esta pandemia es un espacio de posibilidades se sabemos jugar las cartas que nos tocaron»

Este 8M ponía en el centro el trabajo silenciado de las mujeres cuidadoras. Hace tiempo que se viene hablando de una crisis de los cuidados. ¿Esta pandemia la hizo más evidente? ¿Será la oportunidad para iniciar un cambio el sistema? ¿La aprovecharemos?

Me gustaría mucho decirte que quizá se hagan transformaciones, más aún, me gustaría decirte que necesitamos imperativamente una revolución que altere las estructuras patriarcais y las capitalistas, pero no estoy segura. Dependerá de la correlación de fuerzas. Y veo a la izquierda a la defensiva, no a la ofensiva, y al feminismo lo veo sin una voz potente y dividido. Con todo, las situaciones históricas no definidas, abiertas, siempre son un territorio de luchas y de vindicaciones feministas. Es un espacio de posibilidades si sabemos jugar las cartas que nos tocaron.

VIOLENCIAS DE GÉNERO

Son muchas las mujeres que ahora quedan doblemente desprotegidas. Decías en Twitter que estos días sólo pensabas en aquellas que tienen que convivir mañana, tarde y noche con sus maridos o compañeros agresores. ¿Cómo puede afectar esta situación a la lucha contra la violencia de género?

La violencia de género es un problema de fondo que se intentó que sea considerado un problema de estado. Es verdaderamente muy difícil acabar con la violencia contra las mujeres si no se ponen en funcionamiento otros mecanismos políticos. Por ejemplo, juega un papel fundamental en su erradicación la educación. Nuestros niños y niñas deben recibir en la escuela mensajes permanentes de igualdad. Hasta que la coeducación no se aplique en los centros escolares, será difícil que la violencia contra las mujeres se reduzca. También se necesitan más recursos bien gestionados y otra legislación complementaria a la ya existente: las mujeres que quieren salir de la violencia deben encontrarse con recursos públicos y con apoyo de la sociedad y del Estado.

«Y como no pensar en las mujeres en situación de prostitución: este sería un momento oportuno para no volver a abrir los burdeles»

¿En qué situación deja esta pandemia, por ejemplo, a las mujeres prostitutas sólo tienen sus burdeles para vivir? ¿Se está pensando en ellas?

Y cómo no pensar en las mujeres en situación de prostitución: vulnerables, desprotegidas, solas y sin asideros a los que agarrarse. Necesitan un lugar en el que quedarse a dormir y alimentos. Se sabe que todo el dinero que obtienen va a parar a los bolsillos de los dueños de los burdeles y pisos. Por eso, este sería un momento oportuno para no volver a abrir los burdeles y para cerrar definitivamente los pisos. Hoy por hoy se deberían hacer unas potentes políticas públicas que acompañaran al cierre de los lugares de prostitución. La sociedad no puede ni debe dejar a estas mujeres en la intemperie.

El CONSUMO DE LA PORNOGRAFÍA, EN AUMENTO

«En estos días de confinamiento las descargas de pornografía infantil aumentaron un 25%»

Hay varias noticias relacionadas con el aumento del consumo de pornografía durante el confinamiento. Algunas plataformas incluso liberaron contenido para este tiempo. ¿Quñe significado tiene todo esto? ¿Qué reflexiones podemos extraer?

El alto consumo de pornografía es una realidad alarmante para la sociedad, sobre todo porque el porno encierra un discurso de exaltación de la violencia contra las mujeres inimaginable hace unas pocas décadas. La pornografía es quizá uno de los mayores golpes que recibió la libertad sexual. Es un dispositivo que difunde la misoginia. En la pornografía las mujeres son lo insignificante, lo irrelevante, sólo son cuerpos que carecen de subjetividad, de deseos, de intereses, de necesidades. Uno de los problemas fundamentales de la pornografía es que creció en el corazón del capitalismo. De hecho, los intentos de los dueños de las productoras y distribuidoras de pornografía es que se entienda el porno como parte de la industria del ocio y del entretenimiento e incluso como una actividad cultural. El impacto que tiene la pornografía sobre nuestra adolescencia se verá con más claridad en los próximos años, pero, sin duda, los estudios que se realizaron muestran que la pornografía influye en las relaciones sexuales entre jóvenes y chicas, hombres y mujeres. En estos días de confinamiento las descargas de pornografía infantil aumentaron un 25%. Ahora que estoy investigando a fondo sobre pornografía me parece un fenómeno aterrador.

PARA El FUTURO

¿Qué deberíamos aprender de esta pandemia?

Deberíamos aprender que los seres humanos somos vulnerables y que debemos reconstruir la sociedad poniendo nuestra vida en el centro del sistema y desplazando la economía a un lugar secundario. La vida es el valor fundamental y los demás deben subordinarse a este.

«Este momento es fundamental para visibilizar el horror que es la violencia contra las mujeres en el interior de las casas»

¿Que supondrá esta pandemia en el feminismo?

No se puede saber con claridad, pero sí está reapareciendo esa idea de que este no es el momento adecuado para las vindicaciones feministas. Y creo que es un enorme error desaprovechar este momento histórico para que se oigan nuestras voces. Este momento es fundamental para identificar y visibilizar el horror que es la violencia contra las mujeres en el interior de las casas. Y también es fundamental entender que nuestras vindicaciones políticas no pueden detenerse por la misma razón que no se detienen otras reivindicaciones. ¿Es posible que se encuentre aceptable que la cuestión ecologista es políticamente crucial hoy por hoy y no lo es la feminista? El feminismo habla de mujeres que carecen de derechos humanos en muchas partes del mundo, de mujeres que son objeto de formas distintas de violencia; de mujeres a las que se les niega la autonomía. ¿Cómo no colocar el feminismo en el centro de este momento histórico? ¿Cómo renunciar a hacer política feminista?

¿Hay algo más que te gustaría comentar?

Me preocupan mucho las tensiones que existen en el feminismo. Ya sé que forman parte de nuestra historia, sobre todo a partir del siglo XX, pero me parece que hoy por hoy debemos tender puentes entre nosotras porque quizá nos intenten colocar de nuevo a la ofensiva e intenten borrarnos como sujeto político.