«La sensación es de desprotección, miedo y abandono», comienza su relato una enfermera de Urgencias del Hospital Universitario de Vigo. En esta crisis debido a la expansión del coronavirus, el personal sanitario es uno de los colectivos más expuestos ya que están en primera línea en la lucha contra la enfermedad. Los positivos entre médicos, trabajadores de enfermería y otro personal hospitalario no deja de crecer y según los últimos datos, Galicia llega a los 125 infectados -lo que supone el 9% del total- y el conjunto del estado alcanza los 5.400, un 14% sobre el total.
Esta enfermera del hospital de Vigo, junto con otros seis compañeros, llevan una semana en cuarentena en sus casas a la espera de que se les realicen las pruebas de coronavirus tras tratar con una paciente muy grave -no sospechosa, en aquel momento, de Covid19- a la que tuvieron que entubar tan sólo con una máscara quirúrgica como medida de protección. «No había otra cosa», cuenta esta profesional.
SIN MEDIDAS DE PROTECCIÓN
Desde ese momento, estas siete personas de urgencias permanecen confinadas nos sus hogares. «Te sientes inútil estando una semana en casa esperando que te hagan la prueba, con la incertidumbre de si estarás infectada o no, conviviendo con mis hijas… Es complicado», explica. Según dice, estuvo aprovechando esta semana para mercar su máscara y organizar los equipos de protección con sus compañeros para cuando se vuelvan a incorporar. Hasta lo de ahora tiraron de las doacións de material de la gente.
«Es inadmisible que un protocolo de seguridad se adapte en función de las reservas de material», critica la enfermera, que llegó a tener un protocolo de uso de máscaras a la mañana y otro diferente a la tarde. «Me da igual que Medicina Preventiva me diga que puedo pasarle un trapito a una máscara quirúrgica y que la reutilice, cuando yo sé que son de un solo uso. Eso me va a poner en riesgo a mí y a mis pacientes. Éticamente no se puede llevar a cabo». Por este mismo motivo, se organizan entre el personal y buscan arternativas por todas las vías posibles. Promueven quejas todos los días a través del sindicato y de un programa de comunicaciones del Ministerio de Sanidad, mas el sentimiento sigue siendo de «inseguridad, incertidumbre y abandono».
PERSONAL SANITARIO INFECTADO
Las circunstancias en las que los profesionales sanitarios están trabajando estos días son totalmente distintas. «Puedes pasar siete horas sin beber, sin ir al baño…». Al agotamiento por la carga de trabajo se suma también la carga mental. «Tienes que estar pendiente de no tocarte la cara sin querer, de que ninguna de nosotras cometamos un error a la hora de quitar un EPI, tienes la preocupación de si te habrás lavado lo suficiente, de si llevarás algo en el pelo, de qué va a pasar en casa… La gente está muy crispada», reconoce.
Y para asegurar la protección de toda la sociedad, exige, por encima de todo, «que la Xunta se ponga las pilas» y haga test de detección de coronavirus a todo el personal sanitario. «Una parte muy importante ya está infectado sin síntomas y estamos esparciendo el virus a toda la comunidad», adverte.
En este contexto de crisis se notan de manera más acentuada los recortes que la sanidad pública lleva sufriendo a lo largo de los últimos años. «Faltan camas, falta personal, falta dotación de reserva para emergencias, faltan recursos… Esta situación lleva a suspender operaciones que ya estaban previstas para estos días». La enfermera del CHUVI critica que, a la vez, haya hospitales infrautilizados, como el Hospital General Cíes, que se encuentra «totalmente cerrado».
Desde un comienzo, «se infravaloró la situación», valora la enfermera.