Pseudomonas aeruginosa es una bacteria oportunista (se aprovecha de un sistema inmune debilitado) que representa una de las principales causas de neumonía nosocomial, la segunda infección de origen hospitalario, asociada a una alta mortalidad. Se trata de una superbacteria, es decir, cepas que han desarrollado tal capacidad de resistencia a los antibióticos, que estos les resultan inocuos.
La comunidad científica ya ha alertado de que la resistencia a los antibióticos será una de las mayores amenazas para la salud pública mundial en esta década y venideras. La causa: un fenómeno natural por el que las bacterias se van haciendo cada vez más resistentes a los fármacos, proceso que se ha acelerado por el uso abusivo de antibióticos en humanos y animales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya advirtió de que en el año 2050 habrá en el mundo más muertes relacionadas con infecciones causadas por superbacterias resistentes que por cáncer. De hecho, este organismo supranacional estima que a mediados de este siglo la resistencia a antibióticos será la principal causa de muerte en el planeta.
En el año 2050 habrá en el mundo más muertes relacionadas con infecciones causadas por superbacterias resistentes que por cáncer
En 2017, la OMS publicó un documento en el que enumeraba las superbacterias contra las cuales es más urgente desarrollar nuevos antibióticos. Entre ellas está la Pseudomonas aeruginosa, incluida en el grupo más crítico de bacterias multirresistentes que son especialmente peligrosas en hospitales, residencias de ancianos y entre pacientes que necesitan ser atendidos con dispositivos como ventiladores mecánicos y catéteres intravenosos, pudiendo causar infecciones graves y, a menudo, mortales, como infecciones del torrente sanguíneo y neumonía.
En la actualidad, no hay vacuna para prevenir la infección pulmonar causada por este patógeno altamente preocupante, y los fármacos se están mostrando ineficaces. Sin embargo, la solución podría hallarse en un laboratorio gallego.
Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC) y del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur (IISGS) –en colaboración con colegas de la Universidad de Oporto adscritos al Instituto de Investigación e Innovación en Salud, el IBMC–Instituto de Biología Molecular y Celular, el Instituto de Ciências Biomédicas Abel Salazar y el IPATIMUP – Instituto de Patología Molecular e Inmunología. de la Universidad de Oporto– han probado la inmunogenicidad (capacidad para reaccionar frente a un antígeno) y la eficacia protectora de una vacuna viva experimental contra la neumonía por P. aeruginosa. De momento, solo se ha aplicado en ratones, pero los resultados son prometedores para posibles ensayos en humanos en un futuro.
De momento, la vacuna solo se aplicó en ratones, pero los científicos consideran los resultados prometedores para posibles ensayos en humanos en un futuro
Con la aplicación de la vacuna diseñada se observó una “mejora significativa en la supervivencia de los ratones después de la infección pulmonar causada por las cepas PAO1 y PA14, productoras de la proteína ExoU. Casi un tercio de los ratones infectados con el clon epidémico de alto riesgo XDR –extremadamente resistente (extensively drug-resistant, en inglés) ST235 también se mostraron protegidos tras la administración de la vacuna (ST111, ST175 y ST235 son los tres principales clones de P. aeruginosa de alto riesgo internacional; de los tres, ST235 es el que tiene mayor distribución a nivel mundial).
En opinión de los autores de los ensayos clínicos, aunque “los resultados obtenidos en este estudio aún son limitados”, debido a la novedad de esta vacuna, creen que este prototipo tiene “potencial” para ser considerado un “prometedor candidato a vacuna” en humanos contra la neumonía por P. aeruginosa.
En efecto, el trabajo de estos científicos abre la posibilidad al diseño de una nueva generación de vacunas que podrían ofrecer soluciones alternativas a los antibióticos en la lucha contra las superbacterias.
Los trabajos, que se iniciaron en 2012, están dirigidos por Germán Bou, jefe de Microbiología del CHUAC, “el médico español que está ganando la batalla a las superbacterias”
Los investigadores han desarrollado un sistema tecnológico que permitiría crear vacunas bacterianas, con aplicación tanto en salud humana como animal. Se trata de una estrategia innovadora que se basa en la auxotrofía al D-glutamato, una diana universal entre las bacterias. Con su solución, los científicos logran la inactivación de los genes responsables de la síntesis del D-Glutamato, un componente esencial en el crecimiento y proliferación bacteriana que les permite replicarse y multiplicarse para infectar el organismo y burlar la acción de los antibióticos. De esta manera, el patógeno microbiano queda atenuado, es incapaz de replicarse y termina autodestruyéndose, permitiendo al sistema inmunitario reconocerlo y generar una respuesta inmune de protección.
Tras publicar en las revistas Nature Communications y Virulence la base científica del proyecto con el que buscan soluciones para diseñar vacunas para distintas superbacterias, ahora los científicos presentan en PLoS Pathogens los resultados de su investigación centrada en la aplicación de un prototipo de vacuna contra la bacteria Pseudomonas aeruginosa, en un trabajo titulado ‘A live auxotrophic vaccine confers mucosal immunity and protection against lethal pneumonia caused by virulent Pseudomonas aeruginosa’.
Estos trabajos, que se iniciaron en 2012, están siendo dirigidos por Germán Bou, jefe del Servicio de Microbiología del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, y coordinador del Grupo de Microbiología del Instituto Investigación Biomédica A Coruña (INIBIC), al que algunos han calificado como “el médico español que está ganando la batalla a las superbacterias”.
CRISIS MUNDIAL
En 1945, Alexander Fleming ya predijo la crisis causada por la resistencia a los antimicrobiano. Fue en su discurso al recibir el Premio Nobel por el descubrimiento de la penicilina: “Existe el peligro de que una persona ignorante pueda fácilmente aplicarse una dosis insuficiente de antibiótico, y, al exponer a los microbios a una cantidad no letal del medicamento, los haga resistentes”.
“Si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales”
Setenta y cinco años después de aquella profecía, el mundo se encuentra a las puertas de la que podría ser una de las mayores crisis sanitarias de la historia. La propia OMS así lo ha reconocido: “Si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales”, alerta.
La situación es de tal preocupación, que este organismo de la ONU activó una alarma global ante lo abuso que la población hace de los antibióticos y la ya demostrada pérdida de efectividad de estos medicamentos, que podría llevarnos en 2050 a un escenario en el que se estima en torno a unos 10 millones las muertes anuales por esta causa.
“La resistencia a los antibióticos está aumentando en todo el mundo a niveles peligrosos”, constata la OMS, que advierte de que “un creciente número de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia o la gonorrea son cada vez más difíciles –y a veces imposibles– de tratar, a medida que los antibióticos van perdiendo eficacia.
En aquellos sitios donde los antibióticos pueden ser adquiridos sin receta médica para uso humano o veterinario, se ha demostrado que la aparición y propagación de la farmacorresistencia empeora. En los países que carecen de directrices terapéuticas normalizadas, el personal sanitario y veterinario tiene tendencia a prescribirlos —y la población general a consumirlos— en exceso.
Otro problema derivado de la resistencia a los antibióticos es el incremento de los costes médicos, al prolongarse las estancias hospitalarias y aumentar la mortalidad.
Por todo esto, la OMS avisa de que «es necesario que se cambie urgentemente la forma de prescribir y utilizar los antibióticos».
“Aunque se desarrollen nuevos medicamentos, si no se modifican los comportamientos actuales, la resistencia a los antibióticos seguirá representando una grave amenaza. Los cambios de comportamiento también deben incluir medidas destinadas a reducir la propagación de las infecciones, a través de la vacunación, el lavado de las manos, la seguridad de las relaciones sexuales y una buena higiene alimentaria», alertan desde este organismo internacional.