El teletrabajo fue una de las “virtudes” que se vendieron con la creación de Internet. Tu casa será tu oficina o tu despacho, ganar tu salario sin salir de casa. Pasaron los años y esta idea no se había consolidado, porque millones de personas seguían yendo a los lugares de trabajo y sus casas quedaban, en ocasiones, lejos de las empresas. Con la llegada de la COVID-19 y el confinamiento de las familias, quien pudo organizó su agenda laboral desde casa gracias a la red y a su ordenador. Lo que no contaban muchos era el “ presentismo” más allá de las ocho horas y de la imposibilidad de tener una conciliación familiar en condiciones. A esto se sumó que parte del empresariado no quería asumir gastos relativos al material, consumo energético y limitación de horarios.
El DECRETO EXPRESS
En 2019 el Real Decreto- ley 6/2019, de 1 de marzo, modificaba el Estatuto de los Trabajadores (ET) refundido, para favorecer la conciliación familiar y el trabajo a distancia (teletrabajo). Con el estado de alarma, dos nuevos reales decretos ley, Real Decreto- ley 8/2020, de 17 de marzo, y Real Decreto- ley 15/2020, de 21 de abril, buscaban reforzar y garantizar los derechos laborales de quienes había optado por la modalidad de trabajo a distancia.
Dichos derechos estaban recogidos dentro del ET, donde se cita que el trabajo a distancia será aquel que se haga de manera preponderante en el domicilio o lugar que escoja la persona trabajadora, de manera alternativa al trabajo presencial. Esta solución será acordada por escrito entre trabajador o trabajadora y empresa y con los mismos derechos que los y las trabajadoras presenciales (artículo 13. ET).
“Más allá de una ley marco para todo el Estado, nosotros valoramos que se observen las especificidades de cada trabajo para concretar escenarios dentro de esa norma” dice Maica Bouza de CCOO. Bouza resalta esto porque el estado de alarma fue algo “excepcional”, y el temor es que la “excepcionalidad” siga siento la norma por mucho tiempo en caso de que las empresas y otros agentes contratantes vean ventajas con el trabajo a distancia.
Francisco González, de la CIG, evalúa la situación heredada desde el estado de alarma a partir “del decreto express, se ve reflejada la voluntad del empresariado para el trabajo la distancia, horas extras encubiertas, a casi que el trabajador ponga recursos por su cuenta” y lo que ve más grave “el uso de los ERTE y el teletrabajo para crear medias jornadas que luego son ocho horas con el dinero recibido del Estado mediante ERTE”.
“El teletrabajo es una herramienta operativa totalmente que ya lleva tiempo con nosotros” señala Jaime López secretario general de la Confederación de Empresarios de Lugo (CEL). Preguntado sobre el control de horas trabajadas desde casa, López analiza “esto tiene que ser una cuestión muy individualizada para el caso concreto de cada empresa, pero creo que el trabajador quiere hacer productiva la empresa y no veo que sea tema de supervisión”.
CONDICIONES LABORALES
La conectividad a Internet en muchos lugares de Galicia es lenta cuando no presenta faltas y caídas de red. “Es necesario hacer un mayor avance en cuanto a Internet, Galicia está en una buena situación, pero es mejorable, esto puede ser un defecto en el momento de colocar aplicaciones así que la administración tiene que hacer un esfuerzo relevante en ese sentido” apunta Jaime López. El caso es que desde CCOO, Maica Bouza apunta también que “en áreas de la costa la conectividad es aceptable, pero si vamos al interior debemos tener en cuenta la dispersión y los vacíos que existen en cuanto conectividad”.
Además de esto último, hay que contar con que en ocasiones el empleado o empleada ponen su propio ordenador, su propia conexión y que los gastos de consumo eléctrico y telefonía, muchas veces corren de su cuenta. “Los gastos a mayores tienen que ir a cargo de la empresa, trabajar desde tu casa le ahorra dinero al empresario” destaca Bouza. “Pienso que la empresa está para volcarse y que sea más productiva poniendo los medios necesarios” señala Jaime López.
Los representantes sindicales comparan la situación actual cómo cuando se negociaban los primeros convenios colectivos. Todo estaba en el aire, pues eran muchos los puntos a tratar y había que ir uno por uno. Francisco González valora las negociaciones actuales como un juego dentro del Consejo Económico y Social (CES) entre patronal y grandes sindicatos. “La patronal no quería una negociación más amplia, así que CIG y ELA presentamos propuestas, pero ahora solo se negocia dentro del “diálogo social””. “La mesa de diálogo social ya existe, está funcionando y también sirve para que no se hagan normativas que a veces no están con la realidad del mundo de la empresa” destaca López.
Sobre los horarios y más aún, las horas extra sin contabilizar, Jaime López de la CEL, estima que este es un punto individualizado entre trabajador y empresa. “El trabajador quiere hacer productiva la empresa, así pues no veo ahí un tema de control de horas, el teletrabajo es una innovación que está ahí y debemos usarla para la mejora social y económica de trabajadores y empresas”. “El sistema actual de teletrabajo no facilita la conciliación, entendemos que la jornada debe figurar por escrito en un acuerdo entre empresa y trabajador” destaca Bouza. ¿Y cómo se puede llevar adelante el control de las horas trabajadas? “Existen APP, Intranet y otros elementos que permitirían llevar el control asistencial”.
“Creemos que si no hay una regulación, habrá doble carga de trabajo dentro de los hogares, pues a la actividad remunerada se le une la conciliación y también los cuidados de personas dependientes” analiza Francisco González. Para el control de las horas extras “debe haber un registro de jornada que facilite el seguimento de la jornada y evite el fraude”. González señala el fraude sobre todo en el sector de los autónomos y falsos autónomos en áreas como transporte y telemárketing.
Los agentes sociales coinciden en que el teletrabajo viene para quedarse, que se puede compatibilizar con dos o tres días de trabajo presencial durante la semana. Pero el momento que vivimos es el de los primeros pasos cuando se entra en un terreno desconocido. Por tanto, muchas cosas dependerán de las negociaciones que se lleven adelante, negociaciones que algunas fuerzas sindicales no consideran que tengan cubierta la representación de los trabajadores en su totalidad. De momento, el diálogo social está abierto y todos y todas esperan los resultados como mínimo en meses.