“La mediana de supervivencia del cáncer de pulmón en los pacientes que nunca fuman parece mayor que la de los que nunca han fumado”. Así lo concluye un estudio multicéntrico realizado en siete hospitales de Galicia, en el que también se encontró que “una mayor exposición al radón en interiores tiene un efecto negativo en la supervivencia” de estos enfermos.
Los investigadores analizaron los casos de 369 pacientes no fumadores, de los cuales el 79% eran mujeres. Esta baja presencia de varones tiene una explicación: “La mayoría de los hombres [pacientes de cáncer de pulmón] había fumado en algún momento de sus vidas”, clarifican los autores.
En el estudio se encontró que la mediana de supervivencia global de los pacientes fue de 18,3 meses, sin diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres (la mediana es el valor central de una serie de datos ordenados).
La tasa de supervivencia a uno, tres y cinco años del diagnóstico fue del 61%, 32% y 22%, respectivamente
“En comparación con los resultados informados anteriormente para los fumadores en la literatura [científica], la mediana de supervivencia de los que nunca fumaron parece ser mayor”, comparan los investigadores con otros estudios.
La tasa de supervivencia a uno, tres y cinco años del diagnóstico fue del 61%, 32% y 22%, respectivamente. Es decir, son pocos los pacientes que sobreviven a los cinco años del diagnóstico, pero son más que los fumadores que superan ese tiempo.
A un año del diagnóstico, la tasa es la misma entre hombres y mujeres, pero a medida que se prolonga la supervivencia, aparecen y se agrandan las diferencias entre sexos: a tres años del diagnóstico, la tasa de supervivencia es del 32% en mujeres y del 30% en hombres, y a cinco años, del 25% en mujeres y del 13% en hombres.
“La supervivencia a los cinco años de diagnóstico en los no fumadores observados en nuestro estudio parece ser mayor” que en otras investigaciones que analizaron los casos de fumadores, exponen. Por ejemplo, comparan sus resultados con los datos del Programa de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales (SEER) del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, donde la tasa de supervivencia de los fumadores a los cinco años de diagnóstico es del 20%, siendo esta tasa más baja para los casos en etapas avanzadas (5,2%).
Los investigadores encontraron tasas de supervivencia más altas en los no fumadores cuando el diagnóstico del cáncer fue más precoz al detectarse en estadios de la enfermedad más tempranos, en pacientes con edades más jóvenes, en los casos de adenocarcinoma (tipo de cáncer que afecta los tejidos glandulares) y cuando se detectaron mutaciones accionables (alteraciones genéticas que aunque aún no se tiene claro su valor pronóstico sí que existe un fármaco en estudio contra ellas, de forma que potencialmente tendrían una terapia específica).
Los científicos subrayan el papel que juegan las mutaciones en la prolongación de la vida de los enfermos: “Una posible explicación para esta supervivencia más prolongada entre los que nunca fuman es la alta tasa de mutaciones en comparación con la observada para los que han fumado alguna vez (42% de mutaciones en los que nunca han fumado en nuestra muestra versus el 12% -15% reportado para los que han fumado)”, detallan.
EXPOSICIÓN AL GAS RADÓN
Los autores encontraron una mejor supervivencia a los tres y cinco años de seguimiento en los pacientes que estuvieron expuestos a concentraciones más bajas de radón residencial, siendo este “el primer estudio en informar tal asociación”, destacan sus autores.
«Este es el único estudio que ha evaluado el impacto del radón residencial en la supervivencia del cáncer de pulmón»
“En términos de tamaño de la muestra, el nuestro es uno de los estudios más grandes sobre supervivencia de pacientes que nunca han fumado que se realiza en Europa, y es el único que ha evaluado el impacto del radón residencial en la supervivencia del cáncer de pulmón”, afirman los responsables de la investigación.
Estudios previos indicaron un mayor riesgo de padecer cáncer de pulmón donde hay altas concentraciones de radón residencial (por encima de 200 Bq/m3). Pues bien, en la investigación realizada en los hospitales gallegos se observó una peor supervivencia a tres y cinco años en pacientes expuestos a radón en interiores superiores a 300 Bq/m3.
“Los mecanismos específicos de desarrollo del cáncer de pulmón debido a la exposición residencial al radón entre los que nunca fumaron aún no se han aclarado por completo, y no sabemos qué podría influir en esta mayor supervivencia entre aquellos que presentan concentraciones más bajas de radón”, reconocen los investigadores.
El estudio, titulado ‘Lung cancer survival in never-smokers and exposure to residential radon: Results of the LCRINS study’, se acaba de publicar en la revista científica internacional Cancer Letters, a las puertas del Día Mundial Sin Tabaco (31 de mayo), y está firmado por 16 investigadores adscritos al Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), Universidad de Santiago de Compostela, Consorcio de Investigación Biomédica de Epidemiología y Salud Pública – CIBERESP (dependiente del Instituto de Salud Carlos III de Madrid), Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (CHUVI), Complejo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), Hospital Lucus Augusti de Lugo, Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC), Centro Oncológico de Galicia, Laboratorio de Radiactividad Ambiental – LARUC de la Universidad de Cantabria e Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS).