La alarma generada en torno al coronavirus está comenzando a tener sus efectos sobre el turismo y la afluencia de peregrinos a Compostela. El sector asegura que las reservas van «más ralentizadas» de lo normal y que se produjeron algunas cancelaciones en los últimos días. Hoteleiros, comerciantes y propietarios de albergues y pisos turísticos atienden expectantes a evolución de esta enfermedad, ya que el futuro a cara descubierta a la campaña de Semana Santa se vuelve, de pronto, una «incógnita».
Este miércoles es el primer día en que dejaron de operar los vuelos directos entre Italia y los aeropuertos españoles, una medida tomada por parte del Consejo de Ministros para prevenir la expansión del coronavirus. Si bien es una decisión que se establece con carácter temporal, con un límite de 14 días que se podrá prolongar, esta restricción afectará también a la candidad de viajeros que visiten el país, teniendo en cuenta que las comunicaciones entre Italia y el estado por vía aérea son numerosas.
Además, eventos, congresos y competiciones deportivas son aplazadas o reducida su entrada, las empresas toman sus propias medidas y fomentan el teletrabajo, los autónomos exigen un plan de contingencia para ellos, y desde lo Gobierno piden tranquilidad y prevención. Por lo de ahora son 27 los casos confirmados por coronavirus en Galicia y case 1.700 en todo el Estado. El virus deja también 35 muertes y 135 personas ya se curaron desde el comienzo de la epidemia.
BAJADA DE RESERVAS
El sector del turismo nota un mayor temor entre las personas viajeras en los últimos días, cuando los casos comenzaron a sumar en Galicia. «El coronavirus está afectando económicamente, hay menos gente de lo habitual», relata el gerente de la Asociación de Comerciantes Compostela Monumental, José Ángel Blanco. Una situación anómala que hace que la campaña de Semana Santa sea, en este punto, una «incógnita».
Si bien esta aún es temporada baja y los efectos son difíciles de cuantificar, lo cierto es que desde las agencias de viaje y desde el campo de la hostelaría comentan que ya están sufriendo numerosas cancelaciones. Uno de los responsables del hotel compostelano Santiago Apóstol asegura que se nota mucho la falta de entrada de reservas. «Es como si viviésemos un parón: tenemos cancelaciones por parte de grupos y otros están esperando a ver qué pasa, no saben qué van a hacer». Ante estas circunstancias, el hotel intenta trasladar las reservas hacia el final del año, siendo ya conscientes de que «marzo y abril se da por perdido». «Estamos todos esperando a ver qué va a pasar, el miedo es libre y la gente no sabe reaccionar».
En la agencia de viajes Galicia Travels también acaban de cancelar unas cuantos viajes para estudiantes. «Nos dicen que no quieren venir de vacaciones por miedo», aseguran. Además, los clientes italianos les hicieron «cambiar todas las reservas». «Las tenían para abril y las mudaron para octubre». Desde Travels Galicia, situado en pleno casco histórico de Compostela, notan que en estos días son pocos los peregrinos que entran. «Creo que hay un alarmismo excesivo por lo que vemos todos los días en la televisión, pero también creo que falta organización», sentencia uno de los encargados del negocio, que augura un futuro con «muchos problemas».
PISOS TURÍSTICOS Y ALBERGUES
La situación de expectación es a misma en el negocio de los pisos turísticos y de los albergues. La presidenta de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia, Dulcinea Aguín, comenta que las reservas «van más ralentizadas» que en otros años por estas mismas fechas. «Como esto evoluciona tan rápido y no deja de ser una noticia que está presente todos los días, el impacto se incrementa y para el turismo no es una buena noticia«, analiza. En alguna zona sí que están sufriendo cancelaciones de reservas, mas la cercanía de los acontecimientos impide aún cuantificar los efectos. «La gente está expectante, es normal que no quieran hacer planes a largo plazo. En los últimos años también aumentó mucho la reserva de última hora, entonces se juntan varias cosas, es complicado hacer un pronóstico claro«, dice Aguín.
En albergues el impacto del coronavirus también se comienza a sentir, pero de manera tímida. Desde el Albergue Azabache, situado en el centro de Compostela, notan una pequeña bajada de reservas, «pero no en exceso». Consideran que todo dependerá de las medidas de contención y de cómo vaya evolucionando la información. De nuevo, las incógnicas inundan el discurso: «No sé que pasará». También en el Albergue Linares están vigilantes. «Tuvimos una cancelación de un grupo de jóvenes para abril por miedo al coronavirus», aseguran. Sus clientes peregrinos italianos también se muestran preocupados porque no saben si les dejarán entrar de vuelta en el país. Por otra parte, en el Albergue Fin del Camino hablan más positivos: «Supongo que se incrementará el peregrino nacional en contra del peregrino extranjero, pero estamos en temporada baja y de momento no sufrimos cancelaciones».
Así pues, el sector del turismo se mantiene a la espera de cómo evolucione el virus en las próximas semanas. «Vamos a ver si conseguimos que esto se normalice y no cunda el pánico, porque se no sí que puede ser un palo gordo para todos en cuanto a venta y afuencia de visitantes en estos meses», espera José Ángel Blanco, de la Asociación de Comerciantes. Ante todo, dice, está la seguridad de las personas, pero se muestra crítico con las medidas tomadas desde el Gobierno: «Algo falló, es un sinsentido que si esto ya se conocía desde hace meses no se tomaran las medidas desde el primer momento. Dejamos de relacionarnos ahora cuando ya llevamos relacionándonos más de un mes y pico desde que apareció el coronavirus?».
Con todo, Blanco es optimista y confía en que el virus muera con la llegada del buen tiempo. «Esperemos poder salvar el año, porque se seguimos así las perspectivas no será nada buenas».
SIN PROTOCOLO ESPECÍFICO EN LOS ALBERGUES
Los protocolos que se están tomando ante la alerta sanitaria, tanto en estos locales como en la red de albergues, son las recomendaciones generales trasladadas por el Ministerio de Sanidad, pero por lo de ahora, Turismo de Galicia no desarrolló un protocolo de acción específico.
Esta situación, unido al potencial riesgo de propagación del virus por las rutas de peregrinación, suscitó alguna crítica y preocupación de asociaciones y entidades relacionadas con este ámbito, como la Fraternidad Internacional del Camino de Santiago. «Camino y coronavirus. No hay que alarmar, eso claro está, pero debemos informar. Lo cierto es que, de momento, la administración pública no nos dio instrucciones concretas para albergues o tema de caminos», criticaban a través de un comunicado en sus redes.
XUNTA DE GALICIA
El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, reconoció también este miércoles en Lugo la preocupación de los empresarios «por la temporada de Semana Santa» debido a la situación que atraviesa la autonomía.
Rodríguez puso de manifiesto sobre el avance de esta enfermedad que «día a día cambia». «Nosotros tenemos una línea de diálogo con el sector empresarial (del turismo) y está preocupado, sobre todo de forma inmediata por la temporada de Semana Santa. A partir de Semana Santa esperamos, también por las predicciones, que esto se reduzca y podamos trabajar y poner en valor todo lo que es la temporada de verano», subrayó.
Rodríguez evidenció que «obviamente la situación es para estar preocupados, no caer en el alarmismo, pero sí para estar preocupados». «También para planificar, y aquí el Gobierno del Estado lo que tiene que hacer es planificar e impulsar medidas de contingencia desde la perspectiva fiscal de apoyo al sector porque es un sector tremendamente importante, todos los sectores, pero el turístico se basa en la movilidad de las personas», señaló.
Además, el conselleiro insistió en que esta situación «impregna a toda la sociedad y el turismo puede verse muy afectado». «Si el Gobierno del Estado acaba de decir que se restringen los viajes hay un efecto directo en la actividad turística, en un país tan turístico como es España, con más de 80 millones de turistas extranjeros, y en una comunidad como Galicia donde el turismo tiene un papel muy importante. Estamos hablando de que supone en torno al 10 por ciento del PIB y 115.000 empleos», remarcó.
