La apostasía es un acto que no tendría por qué suponer un gran esfuerzo para quien la solicita. Sin embargo, durante años fue un proceso lento en el que la persona interesada estaba pendiente de la concesión. Hay quien apuntaba el interés de las diócesis católicas en España de no perder miembros frente a una sociedad cada día más apartada de la fe o que abrazaba nuevas expresiones religiosas. Actualmente los trámites parecen estar agilizándose según Galicia Laica, aunque el número de personas que apostataron en los últimos años no se conoce, pues los datos no fueron hechos públicos por ahora.
APOSTATAR, SALIR DEL REBAÑO
Los pasos para reclamar la apostasía son simples, recoger un certificado de bautismo en su parroquia, una copia compulsada del DNI y pedir ser excluido de la lista de batizados en el registro de la diócesis donde se esté inscrito y pedir el formulario de apostasía. Y no obstante, hay muchas personas que desconocen los pasos para hacerlo. “Hace años las diócesis ponían más trabas, en los últimos años las últimas experiencias de personas que lo hicieron, cuentan que es fácil” dice la coordinadora de Galicia Laica, Karina Mouriño.
Una vez solicitada, la diócesis “debería contestar por escrito, con una certificación conforme declaran que ya no formas parte de la Iglesia católica”. Cuantas personas han apostatado en los últimos tiempos? No hay datos de cuanta gente apostata, “ la información de la Iglesia católica no es muy clara” dice Mouriño, que como ejemplo de esto último que dice señala como el Tribunal de Cuentas del Estado declaró que los presupuestos y gastos de la Iglesia no tienen suficiente rigor.
Existe la sensación de que cada vez se le pierde miedo a un proceso que parecía como muy farragoso, aunque en los últimos tiempo la gente se atreve con este procedimiento. Sobre este punto, las asociaciones como Galicia Laica, junto con Europa Laica, realizan conferencias sobre la apostasía que explican a la gente cómo hacerlo. “Es un esfuerzo simbólico, apostatar no tiene más consecuencia que la Iglesia verá mermar el número de miembros” dice Karina Mouriño.
Los motivos para apostatar pueden ir desde no compartir las ideas y creencias de la Iglesia como una muestra de indignación “por la manera que tiene de actuar, contraria con las ideas que predica, como la honestidad o el elogio de la pobreza”. Para quien apostata a veces supone “quitar un peso de encima, una representatividad, porque no quiero que me represente una organización con la que no estoy de acuerdo y donde me integraron sin preguntarme” describe Mouriño.
LAICISMO Y ESTADO
España es un estado aconfesional según la Constitución en su artículo 16, punto 3. El que no se menciona en el documento constitucional es que sea un estado laico. En el mismo artículo se apunta que se tendrán en cuenta las creencias de la sociedad española y habrá relaciones de cooperación con la Iglesia católica.
“Fue una manera de agradecerle a la Iglesia haber sido el brazo cultural del franquismo” dice Mouriño. La cuestión es que desde Galicia Laica la actual situación en España, por tanto en Galicia, es una deriva hacia la multiconfesionalidade. Esto supondría un tratamiento por igual a todas las confensións. Entre otros puntos, podría haber aulas de otras creencias en centros públicos, cosa que para Galicia Laica no había debido suceder, porque así siempre habrá presencia de la religión en la educación pública. En 1992, de cara a un entendimiento Estado-confesiones religiosas, se firmó un acuerdo conforme ponía a las iglesias evanxélicas, a los muslimes y judíos al mismo nivel que el catolicismo, incluso dejando exentos de I.B.I., los lugares de culto.
Por otra parte, si bien el Estado, en época franquista, tuvo en la Iglesia católica una aliada firme en trasmitir valores del régimen a todos los rincones de España, y actualmente “se ha posicionado con partidos de derechas que ven legitimados así algunos puntos de sus programas políticos”. De ahí, entienden tanto en Galicia como en Europa Laica, que los tratados con el Vaticano casi no se hayan modificado, aunque el PSOE habló en algún momento de revisarlos.
“Insistimos que la fe, la religiosidad y la pertenencia a una u otra fe es una cosa personal, no vamos contra ninguna confesión” remarca Karina Mouriño. Y aun así, existe en parte de la sociedad una visión sobre el laicismo como un movimiento cara el ateísmo cuando “no tienes por que ser ateo para ser laico”. A día de hoy, tanto el movimiento laico como el laicismo se están normalizando dentro de la sociedad, según Europa Laica, pero continúa habiendo confusión entre lo que es este movimiento y otros que promulgan una distancia mucho mayor con la religión.