Los espectaculares resultados de Vox en todo el Estado no llegaron a Galicia. El país gallego se convierte, junto con Euskadi, en uno de los pocos lugares libres del que su líder, Santiago Abascal, llamó «la reconquista de España». Porque aunque Vox lo intentó, no llevó su reconquista a Galicia. Sube, es cierto, y mucho, pero no le da para tener escaño. Un escaño que sí tendrá el BNG que vuelve al Congreso de los diputados después de cuatro años ausente.
Con todo, no hay que llevarse a engaño. Esos más de 115.000 votos de Vox tendrán su peso en oro en las autonómicas y pueden poner en serios apuros la cómoda mayoría absoluta actual de Núñez Feijóo. Bien es cierto que cada elección es diferente, per la ultraderecha tiene posibilidades de entrar en el Parlamento gallego. Un escenario que, además, se puede ver favorecido si no hay una pronta solución al conflicto catalán, que es lo que está dando ánimos a esta fuerza política.
BNG
El BNG vuelve a Madrid y vuelve por méritos propios ante el cansancio de parte del electorado de izquierdas por el esperpento vivido entre PSOE y Unidas Podemos. También reciben del voto nacionalista que antes estaba repartido entre CxG, En Marea y Anova y sube un 2,5% con respeto las elecciones de hace siete meses. Pero esos votos y ese escaño tampoco son un cheque en blanco. Lo consiguieron en una dura competencia con la ultraderecha, a la que ganaron, pero por tan sólo 5.000 votos. No se pueden despistar. Los nacionalistas tendrán que saber gestionarlo en Madrid y pueden tener un peso decisivo, siempre y cuando, no haya la gran coalición entre PP y PSOE que muchos vaticinan.
Una gran coalición que puede llevar a unas nuevas elecciones en año y medio porque, una cosa es que el PP preste su apoyo al PSOE, como ya hicieron los socialistas con Mariano Rajoy y, otro, que les dejen gobernar. Pero mejor no pensar en nuevas elecciones cuando venimos de terminar unas, las terceras este año. Porque de repetirse los resultados los efectos podrían ser catastróficos.
CIUDADANOS
Catástrofe que sufrió en sus propias carnes Ciudadanos. El partido naranja, llamado a ser una promesa de la política española, impulsado por grupos económicos y mediaticos, no quiso ser la visagra que estos poderes esperaban de él. Su líder, Albert Rivera se empeñó en ir por libre y esta tozudez hizo que haya cosechado uno de los mayores fracasos de la política española. Está por ver si a Ciudadanos le pasa lo que a UpyD, y desaparece del mapa comido por Vox, o es quien de recomponerse.
En Galicia el hundimiento de Ciudadanos, que deja más de 125.000 votos, sirvió, precisamente, para darle humo al PP y también a Vox. Los populares vuelven a recuperar la primera plaza en Galicia que habían perdido en los comicios del 10N. Ganan por poco, bien es cierto, poco más de medio punto por encima de los socialistas, casi nada, pero ganan. Y eso supone aire fresco para uno Feijóo que encara un año decisivo a cara descubierta su reelección.
FEIJÓO Y CABALLERO
Pero Feijóo no puede estar tampoco contento con los datos. Se hundió un rival cómodo con el que podía entenderse bien en la Xunta y surgió otro con el que, directamente, no se entiende. Porque Vox lo dijo alto y claro; llegó a Galicia para «barrer a Feijóo». Está por ver si esa limpieza es de casa para adentro o de casa para afuera. Como todos los partidos, Vox llega para tocar poder y, quizás acabe atraído por las buenas artes que, en eso, tienen los populares. Y sino, que se lo digan la Jácome en Ourense. Otra cosa serán los efectos que este tipo de matrimonios de conveniencia puedan tener en el PP que no serán buenos a corto plazo.
Y los comicios dejan a un PSOE perdiendo la condición de primera fuerza en Galicia, por la mínima, pero deja de serlo. Y eso, a un año de unas elecciones, y con los grandes poderes mediaticos apostando por Feijóo, es un pequeño golpe en la estrategia de Gonzalo Caballero para presentarse como la gran alternativa al PP. Su fortaleza dependerá ahora de la estrategia que Pedro Sánchez juegue en Madrid. Si apuesta por un pacto de izquierdas, como le piden las bases, o por una gran coalición. Si es lo primero, quizás pueda tener opciones en Galicia el próximo año. Si escoge lo segundo, lo que le piden los poderes económicos y mediaticos, el batacazo puede ser muy grande en Galicia.
UNIDAS PODEMOS
También pierde fuelle En Común Unidas Podemos, que deja en estos comicios 60.000 papeletas, el 2% de los votos, aunque resiste con sus dos escaños. La incapacidad de formar gobierno en Madrid entre Sánchez e Iglesias, pasaron factura, como también pasan factura a incapacidad del sectores que forman esta coalición de visibilizar una unidad que se da en Galicia, pero no en Madrid. Sólo la posibilidad de un gobierno con el PSOE y tener alguna cartera ministerial –que podría recaer en Yolanda Díaz– podría dar un ánimo importante a En Común Unidas Podemos de cara a las gallegas del próximo año.
