Las cofradías de la ría de Pontevedra hablan de pérdidas millonarias por no poder cultivar almeja y berberecho. El motivo es la acumulación de residuos en el río Lérez que tienen colmados los antiguos bancos areneros con restos biológicos y basura urbana. Las causas de esta situación para las cofradías está en la falta de dragados necesarios para mantener limpio el fondo del río durante el recorrido que transcurre por la ciudad de Pontevedra hasta la entrada en la ría homónima. Los cálculos de Portos de Galicia estiman que las primeras actuaciones comenzarían en 2023 en el caso de que no se produzcan cambios en las legislaciones medioambientales europeas.

ACUMULACIÓN DE AREA Y RESIDUOS

“La situación del río Lérez es penosa, con los bancos marisqueros sin producción desde hace mucho tiempo” dice Carmen Vázquez de la Cofradía de Lourizán. El origen de la falta de rendimiento económico está tanto en el depósito de residuos procedentes de diversas actividades humanas como de los arrastres de otras corrientes de agua procedentes de la ribera del Lérez. Estos arrastres, a veces, pueden contener lo que son los restos de incendios forestales, materia orgánica que luego se descompone en el fondo del río creando una capa de lodo cuya presencia impide el cultivo marisquero en la capa arenosa, lugar donde anida el marisco bivalvo como berberecho y almeja.

“No hablamos de la ría de Pontevedra, hablamos del río Lérez que ahora mismo está estable en el sentido de que está muy mal desde hace años” dicen desde la lonja de Campelo. “Lo damos por perdido mientras no se drague porque el cúmulo de residuos eliminó la mayoría de zonas productivas”. La falta de zonas productivas trajo una baja en el rendimiento económico. Una de las consencuencias es el cambio de actividad pesquera para muchos mariscadores. “Posiblemente hayan más de cien personas trabajando en marisqueo a flote, aunque algunos lo compaginan con otras artes” dice Carmen Vázquez.

La acumulación actual de residuos comenzó cuando se retiraron las areneras que retiraban el sedimento del río para extracción de arena o simplemente limpiar. Con el paso del tiempo “se crearon pozos a donde iban a parar los residuos” dicen desde Campelo. La paralización extractiva de arena hizo que este material se fuera acumulando “y ahora casi toca una orilla del río con la otra”. Además, los pozos o zonas donde caían los residuos no areosos acabaron desbordando y con la “muralla” de arena, todas las lamas orgánicas y no orgánicas cubrieron el fondo del Lérez.

El DRAGADO Y EL DESATASCO BUROCRÁTICOS

“Hace muchos años lo que se hacía era dragar arena para que no se acumulara”. Las areeiras hace años que dejaron de trabajar y “cuando pararon se estabilizó el río, los pozos se llenaron, quedaron los restos y cubrieron zonas del río, ahora solo se trabaja en la boca del río mas el 90% es improdutivo”. ¿Y si se dragase el río de nuevo?

Dragar el río Lérez lleva aparejado una serie de estudios sobre el movimiento de los bancos de arena, las barimetrías. Estas mediciones hechas cada cinco años dan una imagen de cómo está el lecho del río en ese período. Las quejas de las cofradías está en que ya llevan años esperando el comienzo de estas extracciones. “Llevan muchos años hablando de este tema, ahora el volumen de sustrato aumentó en 20 o 30 toneladas, esto implica un mayor coste y más tiempo” dice Carmen Vázquez.

“El diseño del dragado ya se proyectó hay cuatro o cinco años, incluso hablaron con Portos de Galicia como se debe hacer para beneficio de los mariscadores y sin dañar el río” señalan en Campelo. Las cofradías afectadas se reunieron con Portos de Galicia para conseguir el dragado. Carmen Vázquez recuerda que “querían ir por tramos, porque hay intereses en todas partes, se solucionaba el problema de unos y lo de otros no”.

Desde Portos de Galicia se señala que en 2016 ya se había presentado un proyecto de dragado con el depósito del material extraído en Tambo, “pero los navalleiros de la zona dijeron que no, que podrían ver perjudicada su actividad”. El sector marisquero defendió la postura de los navalleiros y pidió un nuevo diseño. Portos de Galicia firmó un contrato para evaluaciones ambientales que permitan llevar adelante treinta obras de dragado, entre ellas la del Lérez. Esta última recibirá 200.000 euros para finalización de trámites. El depósito de sobrantes se hará en el denominado área de Sálvora, no junto a la isla del mismo nombre. “En concreto hay 27 mil metros cúbicos de material, un 9% más de cantidad para dragar”.

Sobre la fecha en que se ha previsto comenzar con la retirada de sedimentos y limos, la presidenta de Portos de Galicia, Susana Lenguas, tal como había dicho en Comisión Parlamentaria en octubre de 2020: “si no surgen imprevistos en las fases restantes de tramitación, me los podría situar el comienzo de obra a comienzos de 2023”. Todo dependiendo de si hay o no modificaciones ambientales desde la Unión Europea.

El cúmulo de residuos en el río Lérez tiene parte de su origen en la falta de dragado de arenas que permitan fluir estos residuos. Esto impide el aprovechamiento marisquero del río en un tramo que antes era rentable y ahora solo tiene unas pocas zonas óptimas para el cultivo de marisco. Después de años negociando con Portos de Galicia, la última directora de la entidad, Susana Lenguas, declaró que en 2023 podrían comenzar las obras en el Lérez. De momento, los residuos siguen sobre el fondo arenoso del río.