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Los epidemiólogos advierten: «Esta Navidad, cada uno en su casa. El riesgo de una tercera ola es altísimo»

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Se acercan fechas donde son típicos los reencuentros y las celebraciones, pero este año, inevitablemente, la Covid-19 se interponen entre nosotros y nuestros deseos de festejar la Navidad como hacíamos de manera habitual. Los epidemiólogos piden no bajar la guardia en estos últimos días del 2020, recomiendan cancelar aquellos encuentros previstos entre no convivientes y actuar con responsabilidad individual. Y es que la evolución que está tomando la pandemia justo a las puertas de Navidad resulta «muy complicada», segundo califican.

Los indicadores de la Covid en las últimas jornadas cogen una dirección claramente ascendente. Afloran nuevos positivos diarios en Galicia por encima de los 400, cifras que no alcanzábamos desde finales de noviembre. Además, la incidencia a 14 días sube también por primera vez en mes y medio, hasta situarse alrededor de los 174 casos por cada mil habitantes. Los datos que vienen de los hospitales tampoco son alentadores. El número de pacientes en planta y en UCI está rompiendo en los últimos días su tendencia descendente para tomar repuntes considerables. Son datos, todos ellos, que reflejan los efectos de la apertura y relajamiento producidos en torno al Puente de la Constitución y el Black Friday.

En la otra cara de la moneda brotan noticias esperanzadoras vinculadas a las vacunas, de las que ya sabemos que la Xunta contempla una cobertura inicial de 40.000 personas en la primera quincena de enero. Con todo, dejarnos llevar ahora por estas buenas noticias puede resultar peligroso. «Las imágenes de gente vacunándose los llevan a la falsa percepción de que la pandemia ya está solucionada», advierte Francisco Caamaño Isorna, profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la USC y director del Departamento de Psiquiatría, Radiología, Salud Pública, Enfermería y Medicina de la USC. Lejos de ser así, «no veremos efectos significativos hasta muy entrado el año», añade Caamaño. «Nada puede cambiar ahora, nuestra actitud ante el virus tiene que ser exactamente la misma prácticamente hasta San Xoán».

RISCO «ALTÍSIMO» DE TERCERA OLA

Por tanto, el relajamiento fruto del cansancio, las esperanzas anticipadas sobre el fin de la pandemia y la «sensación de inmunidad» que aún persiste en muchas personas suponen un «cóctel tremendo» hacia Navidad. Tanto Caamaño como María José Pereira, jefa del Servicio de Medicina Preventiva del CHUAC, entienden que el riesgo de una tercera ola en enero es «altísimo» y que «se volverá una realidad» si la población no limita sus contactos solo a convivientes. De hecho, asegura Caamaño, «esta inversión de la tendencia que ya estamos viviendo puede entenderse precisamente como el comienzo de esa tercera ola, y es muy probable que haya un confinamiento estricto luego de las vacaciones».

Con todo, puntualiza que estas afirmaciones no deben asumirse como situaciones irremediables». «Pasa como con el tema ecológico», compara Caamaño, «si asumo que ya no hay solución para el planeta, tomo la postura de seguir contaminando; y no podemos renunciar a eso. Hay que apostar por comportarnos con prudencia, porque esto depende de cada uno de nosotros«. Con la vista puesta en los efectos que el Día de Acción de Gracia provocó en los Estados Unidos, con importantes incrementos en hospitalizaciones y fallecimientos por Covid, Caamaño advierte que «nosotros también veremos aumentos altos de pacientes en UCIs y muertes si no interiorizamos ya comportamientos seguros».

Además, la baja imnunidade con la que contamos las personas gallegas nos hace incluso más vulnerables a esa posible tercera ola de Covid. El Estudio Nacional de Seroprevalencia ENE-COVID, elaborado por el Ministerio de Sanidad, el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), reflejaba que sólo cuatro de cada cien gallegos desarrollaron defensas contra el SARS-CoV-2. «El hecho de que haya personas sin rastro imnunológico de paso de la enfermedad hace que haya un porcentaje mayor de susceptibles, por lo que el impacto del virus puede llevar a un mayor número de enfermos», señala Pereira. «Haber hecho las cosas bien los obligan a seguir siendo igual de prudentes; relajarnos ahora nos pondría a cielo abierto en mayor número».

EL MENSAJE CRUCIAL: «CADA UNO EN SU CASA»

Ante la peligrosa realidad que nos puede caer encima si no atajamos nuestros contactos durante estas fiestas, numerosos países de nuestro entorno como Francia, Alemania, Italia o Reino Unido ya dieron un paso atrás y endurecieron sus restricciones por los incrementos de contagios. También el presidente del Gobierno estatal, Pedro Sánchez, dejó la puerta abierta a las Comunidades Autónomas para que impongan mayores limitaciones si así lo consideran oportuno, medida a la que se recogieron más de la mitad de ellas. En Galicia, el comité de expertos de la Xunta acaba de aprobar este mismo martes el documento en el que se detalla el plan de Nadal, que también va un paso más allá de las restricciones impuestas por el gobierno y recomienda que las reuniones familiares se limiten sólo a convivientes.

Una segunda opción en caso de que esta primera, la más segura, no pueda cumplirse, pasa por la celebración de encuentros entre «dos unidades familiares» como máximo. Esto implica la reunión de dos unidades de convivientes que, además, no deben mudar de unas celebraciones a otras. «No romper esa burbuja durante la Navidad reduce radicalmente el riesgo. Cuantos menos contactos de diferentes lugares, mejor«, señala Pereira en este sentido. Una última opción expesada por la Xunta de Galicia establece un límite de seis personas en reuniones familiares, sin contar niños menores de diez años. Esta opción está pensada, sobre todo, para aquellos casos de personas mayores que vivan solas.

Para Caamaño, el mensaje debe simplificarse más y superar la «obsesión de poner topes en el número de personas»: «Cada uno en su casa», sentencia a lo largo de toda la entrevista, «y excepcionalmente, si tienes un padre o una madre sola, que se una a la familia». «En las comidas solemos estar muy pegados porque las casas son limitadas, siempre tomamos algo de vino, se come con alegría… Y todo esto, lógicamente, se traduce en una relajación. No estaremos con el mismo estado de alerta y preocupación si ingerimos algo de alcohol, porque la actitud cambia. Además, ¿qué probabilidades hay de que nuestros invitados se marchen a las once y media? Una mesa como esta va a tener una gran probabilidad de contagio», prosigue.

«Por mucha tradición que sea, no es el momento para hacer visitas, y nadie debería sentirse agraviado por eso«, añade. «Celebremos la Navidad, pero adaptémonos a las circunstancias. ¿Por qué es tan aberrante pensar, por ejemplo, que ese grupo de estudiantes que vive en un piso decida pasar la Navidad juntos en vez de regresar a sus casas?».

CUESTIÓN DE RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL

En definitiva, la responsabilidad final de los contagios parece caer en nuestras propias decisiones y comportamientos, ya que a lo largo de los planes de Nadal se recogen medidas que permiten más movimientos de los que luego se recomiendan. A pesar, por ejemplo, de que la Xunta acepta la llegada de personas de fuera de Galicia para celebrar la Navidad con los suyos, los expertos llaman a pensarlo dos veces antes de tomar esa decisión. «Lo que vaya a pasar en Navidad va a depender mucho de cada uno de nosotros, es una cuestión de responsabilidad individual», reconoce Caamaño la este respeto.

«No sé se podemos confiar al 100% en ella, pero lo que sí sé es que si no hay responsabilidad individual no tendremos manera de controlar esta situación, puesto que no puede haber un policía detrás de cada uno de nosotros. Comprendo que existe una fatiga pandémica clara, y que errar es humano, pero debemos intentar tener las menos fugas posibles», relata ahora Pereira. «El virus no distingue de fechas en el calendario, es más, se ceba con las celebraciones familiares donde aprovecha para multiplicarse, y eso es lo que tiene que dirigir nuestras decisiones».

¿CÓMO ACTUAR SE INVITAMOS FAMILIARES?

Por eso, la recomedación más repetida es la de celebrar la Navidad al lado de nuestros convivientes, y en último caso, «trasladar esas reuniones con otras personas a un entorno estructural más seguro, por ejemplo, al aire libre, donde la capacidad de transmisión del virus es bastante excepcional», recomienda Pereira. «Sería una mejor alternativa hacer una reunión en un campo que celebrar una cena en una casa, por ejemplo». Ahora bien, si por cualquier razón nos vemos en la situación de tener que invitar a algún familiar a esa comida o cena de Navidad en el interior del hogar, hace falta, recuerdan los expertos, ser conscientes de los riesgos que asumimos y actuar en base a ellos. Las claves son muy claras: mejor cuanto menor número de personas, en el menor tiempo posible, en el mayor espacio posible que permita distancia interpersonal en la mesa, con buena ventilación natural, y mascarilla constante en el domicilio excepto en el momento de comer.

Las indicaciones de la Xunta de Galicia también recogen que sea una sola persona la que ponga la mesa y sirva la comida, que no se compartan alimentos y que se lleve una estricta higiene de manos por parte de todos los comensales. «Es importante que la persona encargada de servir y recoger haga estas actividades siempre con la mascarilla puesta, y sería ideal que la persona servida también la porte en ese momento. El concepto es que estemos sin máscara y juntos el menor tiempo posible y las menores personas posibles», recuerda Pereira. En la la cocina, durante la preparación de los alimentos, también sería una buena práctica tener puesta la máscara para evitar la contaminación de la comida, mas por el de ahora, «hay poca evidencia de que el virus se pueda transmitir a través de los alimentos».

Por otro lado, reducir los contactos en los días anteriores o proceder a la realización de un test antes de visitar nuestros familiares son otras medidas que podemos manejar, mas ninguna de ellas exime de seguir las medidas anticovid una vez dentro del domicilio. «Los test tienen una sensibilidad relativa y son una foto fija de un momento concreto; por lo tanto, no nos podemos permitir sentirnos inmunes y entrar en la casa a pecho descubierto», advierte Caamaño.

Siguiendo la voz de quien sabe, será mejor, para estas fiestas, me los quedare al abrigo de los nuestros. Aunque cueste, habrá que hacer ese último esfuerzo hasta que las vacunas nos permitan algo más de libertad. Vendrán otras fiestas, vendrán otros tiempos mejores.

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