Los desbroces obligatorios para evitar la expansión de incendios no hacen distinción entre los diferentes de monte o ecosistema. Así, zonas de alto valor ecológico como económico sufren la acción de maquinaria pesada que elimina un manto vegetal y una fauna única en segundo lugar. Además, la eliminación de determinadas especies vegetales no permite el desarrollo de actividades económicas como la apicultura, incluso la ganadería en extensión. Más aún, según movimientos ambientalistas y ecologistas, los desbroces están favoreciendo la rápida expansión de especies foráneas invasoras. Esto se debe a que su eliminación se realiza en época de floración, por tanto, las semillas de estas plantas invasoras acaban expandiéndose y ocupando más espacio.
EL MATORRAL
Serafín González de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) y Julio Valeiras de Ecologistas en Acción, resaltan que el matorral no es un espacio “vacío”. “La mala reputación del matorral, donde hay tojo o brezo y otras plantas, viene de ser visto como un espacio sin valor, y nosotros insistimos que sí lo tiene” dice González. Ese valor es adjudicado al matorral de interior como de costa. ambas recogen bajo su manto tanto una variedad de fauna importante como una amplia variedad de insectos.
“Hay una fauna avícola importante como las dos variedades de aguilucho cenizo, el águila real que tiene en esos terrenos una zona de caza, el águila culebrera, y luego están los reptiles y los insectos polinizadores” enumera González. Entre los polinizadores están las avellas, la base para el sector apícola, un sector con gran presencia dentro de la agricultura. En tal caso, la visión popular negativa sobre estas áreas hizo que durante mucho tiempo se hayan visto como tierras improductivas, solo para ganado extensivo, y esta visión negativa “no está siendo corregida por la administración”.
La directiva 4030 de la UE reconoce que estos lugares son de especial protección como ya recogió Galicia Confidencial. La cuestión es que desde la Consellería de Medio Ambiente aluden la que “no se protege el “matorral” -ya que este es un término poco específico y que incluiría silvas, tojos, retamas, uces, etc- sino una serie de hábitats con diferentes características y niveles de protección”. Cierto que las áreas de tojo, silva y otras arbustivas, no están protegidas.
Hay diversos hábitats, como el brezal seco o el brezal húmedo, que deben conservarse de acuerdo con el señalado en el Decreto 37/2014, de 27 de marzo por lo que “se declaran zonas especiales de conservación los lugares de importancia comunitaria de Galicia y se aprueba el Plan director de la Red Natura 2000 de Galicia”, dice Medio Ambiente. Aun así, no reconocer determinadas plantas arbustivas como parte de los ecosistemas protegidos, es algo discutible según fuentes ambientalistas consultadas.
DESBROCES E INVASORAS
La falta de protección para las áreas de tojo, zarza y otras plantas arbustivas propias del ecosistema gallego, hace que la intervención humana en muchos casos sea cuando menos, contraproducente. “El matorral o mato, es un ecosistema que con el paso del tiempo puede transformarse en bosque” dice Serafín González. Con todo, la presión urbanística, maderera o el simple maltrato con acciones cuestionables (creación de firmes en caminos con restos de obra, uso como escombreras incontroladas) está poniendo en peligro estas zonas.
Un caso reciente fue la polémica desatada por unos desbroces en Cabo Estai, en el ayuntamiento de Vigo, donde se usaron máquinas pesadas. Después de consultar este punto, tanto el Ayuntamiento de Vigo, como el Servicio de Costa y Medio Ambiente, declararon que eran zonas particulares. Posiblemente los propietarios estaban aplicando la ley que obliga a limpiar fincas en período de riesgo por incendios.
El que sí destacaron desde Ecologistas en Acción fue el uso de maquinaria pesada para las labores de tala. Otro punto que señalaron fue la escasa presencia de flora autóctona en esa parte de la ría de Vigo. “Son áreas urbanizadas sobre todo con viviendas unifamiliares, con sus jardines y desde ahí es muy probable que se hayan extendido las plantas invasoras de esta zona”. Entre esas especies están la hierba de la Pampa o la uña de gato, muy invasivas las dos. Otra especie invasora es la margarita africana y como no, el eucalipto.
“Desde luego que si son fincas particulares lo hacen con toda la buena intención, por ley hay que rozar, pero en esta época del año es cuando florencen estas invasoras y el desbroce lo que hace es expandir su semilla” dicen desde Ecologistas en Acción. No obstante, la misma organización señala que hay algunos puntos donde aún pervive el mato autóctono, aunque carente de protección.
Los intereses que pueden estar detrás de la destrucción de áreas cubiertas de arbustivas muy comunes en Galicia, van desde los urbanísticos, industriales (como la implantación de eólicos), madereros o simplemente el destrozo intencionado sin buscar rendimiento ninguno.
La mayoría de voces consultadas consideran que todas estas áreas habían debido estar protegidas, porque en algunos puntos concretos pueden existir especies endémicas solo de un lugar y que hasta ahora, no se tenía noticia de ellas. Por eso la insistencia de colectivos ambientalistas y sociales, en pedir la inclusión dentro del Plan Director de la Red Natura de todos estos espacios.