Un estudio liderado por investigadores del Departamento de Zoología, Genética y Antropología Física de la Universidad de Santiago de Compostela y del Centro de investigación CIBIO/InBIO de la Universidad de Oporto –y recién publicado en la revista científica Ecosystem Services– apunta la “gestión inteligente del fuego” (fire-smart) a escala de paisaje como solución al impacto de los incendios forestales, garantizando simultáneamente la conservación de la biodiversidad y de abastecimiento de servicios ecosistémicos para las próximas décadas en la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Gerês-Xurés.
Sus autores recuerdan que «el creciente impacto de los incendios forestales en los paisajes del sur de Europa están íntimamente relacionado con el cambio climático y el abandono de las actividades silvipastorales tradicionales». Además, señalan que «las políticas actuales de gestión de incendios se centran principalmente en la supresión inmediata, sin tener en cuenta el papel fundamental que el fuego como proceso ejerce en los ecosistemas», lo cual «paradójicamente favorece la acumulación de ‘combustible’ y una transición hacia paisajes mas inflamables y propensas a sufrir grandes incendios forestales (es decir, aquellos de más de 1.000 hectáreas)».
Ante esto, subrayan que la “gestión inteligente del fuego” (o fire-smart, en inglés) tiene como objetivo controlar el régimen de incendios a través de intervenciones en la configuración de la vegetación que favorezcan paisajes mas resistentes y resilientes al fuego, al tiempo que aseguren la conservación de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos.
«Sorprendentemente», dicen, «y a pesar de su relevancia en el actual contexto de éxodo rural y el cambio climático, apenas hay estudios que evalúen la eficiencia de estas estrategias fire-smart«.
REDUCCIÓN DE SUPERFICIE QUEMADA
Este estudio pretendió explorar estas cuestiones, simulando la evolución del paisaje mediante modelos matemáticos de acuerdo con diferentes estrategias de gestión del territorio para las próximas décadas (2020-2050) y analizando sus potenciales impactos en el régimen de incendios, en el secuestro y almacenamiento de carbono, y en la disponibilidad de hábitats para 116 especies de aves, anfibios y reptiles.
La investigación, afirman, «demuestra cómo políticas agrícolas que protejan y favorezcan las actividades agropastorais en esta zona (revirtiendo la actual tendencia de abandono rural) podrían reducir hasta un 50% (10.000 hectáreas) las áreas afectadas por los grandes incendios forestales previstas entre 2030 y 2050 de acuerdo con el régimen de incendios histórico».
Además de mitigar el impacto de los grandes incendios forestales, sostienen que «este giro en las políticas agrícolas aseguraría la disponibilidad de hábitats de especies protegidas y amenazadas a lo largo de las próximas tres décadas, y combinada con una conversión gradual de plantaciones forestales hacia masas forestales más resistentes al fuego (dominadas por bosque nativo caducifolio, como los robledales) contribuiría a un aumento en el secuestro de carbono (un aumento de cerca de 3,5 Tg C entre 2020 y 2050), es decir, en la regulación climática».
Según este estudio, resulta «evidente la necesidad de políticas de gestión preventivas, integrales e intersectoriales» para reducir el impacto de los incendios, explorando «soluciones sostenibles y socio-económicamente viables» en áreas fuertemente afectadas por el abandono rural y la alta recurrencia de incendios.
El trabajo ha sido desarrollado en el ámbito del proyecto de investigación FirESmart, coordinado por el investigador de la USC Adrián Regos, e integrado por diversos institutos y centros de investigación de Portugal y España (proMetheus, CREAF, Universidad de Santiago de Compostela, CITAB, CIMO y CSIC).