Los 140.000 millones de la UE que recibirá España del fondo de reconstrucción tendrán que hacer frente a una situación con empresas en ERTE, paralización del sector turístico, que en Galicia tiene más peso cada año, y una caída del PIB que algunos califican de “brutal”. Galicia reclamará su parte de esos fondos, pero todas las fuentes apuntan a la necesidad de esperar acontecimientos antes de cuestionar cuánto dinero llegará y cómo se fiscalizará. Reunión de líderes de la UE para negociar el fondo de reconstrucción.

GALICIA EN EL ACUERDO

“El acuerdo no contempla ninguna cláusula sobre reequilibrio interno de la UE, ni entre estados ni de desarrollo regional” apunta el economista Xabier Pérez Davila. La interpretación es que Galicia dependerá o de la distribución unilateral por parte del Gobierno central o de negociaciones Gobierno-autonomías. Aun más, Pérez Davila aclara que las actuales políticas económicas de la UE tienden “a la concentración de población y de peso económico en determinados territorios, aumenta la población en Madrid y aumenta también la capacidad económica de Madrid, por ejemplo”, esto en detrimento de otros territorios como el gallego.

España y Galicia deberían aprovechar este dinero de la UE para inversiones en “economía verde” como apunta Pérez Davila, “en políticas sociales e industriales que atiendan a criterios territoriales, como por ejemplo la eficiencia energética de los hogares en Galicia”. No obstante, José Antonio Gómez, secretario general de UGT-Galicia, no entiende que dentro de esa economía verde “en Galicia cierren las térmicas y en Alemania estén abriendo otras”.

“Hace ya tiempo que avisamos a la Xunta que era posible la creación de un fondo europeo” dice Ramón Sarmiento, secretario general de CCOO-Galicia. “Insistimos en crear proyectos con nuestras PYMES, para captar fodos en nuestra comunidad” y que, cuando llegue esa inversión “analizar que se está realizando de manera positiva”.

¿A QUÉ PRECIO?

La mitad del dinero que viene de la UE son préstamos a devolver por los estados. España, de los 140.000 millones que recibirá, 73.000 son a fondo perdido y 77.000 deben devolverse. “Esto quiere decir que el Estado español, que tenía una deuda pública del 95 o 100% del PIB, ahora puede llegar al 110 o 112% del PIB”, explica Pérez Davila.

¿Cómo afecta esto a los y a las trabajadoras en Galicia? Ricardo Castro, secretario general de la CUT, cree que los recortes serán más duros que en 2008 porque “aprovecharán el discurso del virus; que es una cuestión ajena al sistema económico”. Castro ve que “nos enfrentamos a la COVID con servicios sanitarios precarizados y mercados laborales precarizados, eso no es consecuencia de la enfermedad”. Aun más, para el sindicalista de la CUT “antes de todo esto, estábamos a las puertas de una nueva crisis como la de 2008, la COVID es una manera de taparla”.

Paulo Carril, secretario general de la CIG, teme que el entendimiento en el seno de la UE “lleve una serie de condiciones como recortes de derechos y reducción en gasto social”. Carril le suma a esto la no derogación de la reforma laboral, y todo ello podrá traer el debilitamento de los servicios públicos y su privatización, “y ya vimos en qué estado estaba la sanidad pública y el cuidado de las personas mayores cuando apareció la COVID”. Por otra parte, añade que el acuerdo llega en un contexto de transición industrial para Galicia. “Una transición que ni es justa ni es gallega”.

José Antonio Gómez entiende que si este acuerdo puede acelerar cambios en el modelo económico europeo, “ese cambio de modelo tiene que ser igual para todos”. Sobre se los fondos pueden ayudar a la solución de sectores como lo del aluminio, Gómez no considera que esto acontezca. “En el caso de Alcoa, el Gobierno tiene que declararlo sector estratégico, si Alcoa quiere irse, el Estado puede intervenir temporalmente hasta que haya comprador”.

Ramón Sarmiento entiende que este acuerdo, sin precedentes dentro de la UE, es positivo. “Mancomunar la deuda es una respuesta idónea, pero los fondos pueden parecernos insuficientes ante los desafíos que tenemos delante”. De momento, “no se habló de recortes, creo que sería indecente hablar de eso en estas circunstancias». No obstante, Sarmiento no olvida que el contexto antes de la COVID era de reducción del crecimiento económico y del PIB. Por eso “estos fondos reforzarán capacidades sanitarias, dependencia y que el modelo productivo integre digitalización y modernización sin perjudicar a nadie”.

DIVISIÓN DENTRO DE LA UE

La división de criterios entre los países llamados “austeros” frente a los que reclamaban medidas económicas sin cargas a posteriori, dejó en evidencia una hendidura dentro de la Unión. “Los países de la zona euro cedieron la soberanía monetaria, pero sin medidas correctoras como una hacienda común” explica Pérez Davila. Esto permitió que los países más ricos entraran en los mercados de los países periféricos del Sur y del Este de la UE, sin ningún tipo de regulación compensatoria.

El Parlamento Europeo había aprobado en un primer momento que el fondo de reconstrucción fuera de 2 billones de euros, el Gobierno español había reclamado 1,5 billones y al final quedó en 750.000 millones, una reducción influida por la postura del grupo de estados reticentes la este fondo de ayudas, y que lideraban los Países Bajos.

La división entre países de la UE para Ricardo Castro responde la que hay países del norte que dentro de poco tendrán elecciones y “la presión de la ultraderecha hace que contenten a esta corriente que les puede quitar votos”. La CIG entiende que la “UE es una construcción económica y monetaria al servicio del capital y niega la realidad de los pueblos”.

José Antonio Gómez ve en esa división europea una necesidad de que “el proyecto europeo tiene que afrontar un proceso de negociación serio, porque este acuerdo revela las dificultades de tener dos visiones de entender la UE”. Gómez entiende que esa insolidaridad corresponde a la intención de los países menos solidarios de tener una Unión Europea a la carta, “introducir medidas de carácter ideológico hace que no se vea el proyecto de la UE como una solución”. La división en dos bloques, para Ramón Sarmiento “responde a una dinámica interna de la UE, quien parasita las instituciones europeas es quien tiene una visión de una Unión limitada”.