El origen de la uva albariña y de su cultivo sigue siendo un misterio, pero hoy podría serlo menos. Contra lo que se pensaba hasta ahora, podría remontarse a la época romana.
La idea más extendida hasta hoy es que la albariña había sido importada desde Francia por unos monjes de la abadía de Cluny en el siglo XII, trayéndola al monasterio de Armenteira. Pero esta hipótesis nunca fue sostenida por ninguna evidencia científica y forma parte de una leyenda a la que contribuyó, entre otros, Álvaro Cunqueiro; otra teoría apunta que fueron suevos y visigodos, en el período de las migraciones germánicas del siglo V, los que trajeron las primeras cepas a Galicia desde el valle del Rin; también hay quien defiende que se trata de una variedad autóctona gallega de la que se desconoce el momento histórico en el que empezó a ser cultivada.
De lo que sí hay evidencia es de que fue en la Edad Media cuando se empezó a dedicar grandes superficies de terreno en Galicia a la viticultura, convirtiéndose el vino –en general– en el producto agrícola preferido de los terratenientes nobles. Pero siglos antes, en la Gallaecia, la uva albariña ya habría sido cultivada por los que moraban en algunos asentamientos. Por lo menos esta es la hipótesis que defienden científicos de la Misión Biológica de Galicia (Consejo Superior de Investigaciones Científicas – CSIC) y del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) en una nueva aportación científica que permitirá abrir un nuevo camino investigativo para conocer el origen del vino albariño.
Además de semillas de vid silvestre, encontraron en yacimientos muestras de la subespecie sativa semejantes a las actuales, lo que indicaría que el albariño ya se cultivaba en época romana
Los investigadores acaban de publicar en la revista científica Australian Journal of Grape and Wine Research los resultados de un trabajo en el que compararon las características de varias muestras de vitis vinifera de las subespecies sativa (vid cultivada) y sylvestris (vid silvestre).
Como recuerdan los autores del estudio, las uvas sylvestris se registraron antes del Neolítico, mientras que los primeros restos de semillas de sativa tienen unos 8.000 años y son hoy las uvas dominantes por su explotación comercial, mientras que la vid silvestre ahora es mucho más rara en el mundo y, hasta la fecha, “ningún espécimen vivo de esta subespecie ha sido reportado en Galicia”, destacan.
En España, apuntan, “la primera evidencia arqueológica del cultivo de la vid proviene de los niveles fenicios de la ciudad de Huelva y del sur y Levante durante el primer milenio antes de Cristo, una actividad que en época romana y medieval se extendió a todas las partes de la península”.
Con todo, prosiguen, “el proceso de domesticación sigue siendo en gran medida desconocido y quedan muchas dudas sobre dónde comenzó y la velocidad a la que ocurrió”.
TRES YACIMIENTOS
En el caso del noroeste peninsular, “la información sobre el inicio del cultivo de la vid es bastante escasa”, destacan. En esta zona, y hasta donde se sabe, las semillas de vitis vinifera más antiguas fueron encontradas en los yacimientos romanos de O Areal (Vigo) y Reza Vella (Ourense). Precisamente fue en estos dos enclaves, además del área medieval de Ponte do Burgo (Pontevedra), donde se recogieron muestras de semillas arqueológicas de uva para este estudio.
Esas semillas se compararon morfológicamente con otras de diferentes variedades cultivadas (sativa) en las mismas áreas y con vides silvestres de diferentes partes de España y País Vasco francés. Lo que encontraron fue “semillas de los sitios romanos que parecen pertenecer a ambas subespecies”, mientras que “las del sitio medieval eran similares a las de los cultivos actuales” de albariño.
los investigadores creen que en Galicia hubo un “proceso de domesticación local de variedades silvestres similar al que pudo ocurrir en el sur de Francia durante el primer milenio antes de Cristo”
Esas similitudes de algunas muestras de semillas de vid de yacimientos arqueológicos romanos con las variedades actuales que se cultivan en las mismas zonas es lo que les permite afirmar que “el albariño ya existía en Galicia en época romana”.
“Las relaciones próximas de ciertas variedades cultivadas actualmente con algunas de las muestras romanas indican que estas variedades pueden ser más antiguas que las otras examinadas. De hecho, las semillas de la variedad albariño mostraron características morfométricas similares a las semillas encontradas en los sitios romanos y medievales. Dado que el albariño se cultiva tradicionalmente en la misma área que estos sitios, esta variedad puede que se cultivara ya en época romana”, concluyen los investigadores.
Ya que se sabe que “durante la época romana, las vides silvestres estaban en proceso de domesticación”, los científicos creen que sus resultados pueden servir para sostener la hipótesis de que en Galicia se produjo un “proceso de domesticación local de variedades silvestres similar a lo que pudo haber ocurrido en el sur de Francia durante el primer milenio antes de Cristo”.
Con todo, matizan, “alternativamente, las variedades cultivadas pudieron haberse introducido en el noroeste ibérico desde otras áreas del Imperio Romano”, algo que se podrá esclarecer “con análisis genéticos”.